Monday, December 22, 2008

LA IMPORTANCIA DEL AYUNO






La práctica del ayuno ha sido abusada y malentendida a través de la historia. Muchos han convertido tal práctica en un ritualismo. Otros la han convertido en una marca para medir la espiritualidad. Los extremos nunca han sido buenos.

Aunque el ayuno bíblico es y ha sido practicado por muchas razones, solo una razón debe ser la más importante: Para demostrar qué tanto y hasta donde amamos a Jesucristo. El abstenernos de comida para dedicarnos a la búsqueda de Dios es una muestra de lo que realmente valoramos y de lo que es más importante para nosotros.

John Piper ha escrito un libro sobre el ayuno titulado: “Hambre de Dios”, el cual es un tratado fundamentado en las Escrituras sobre este tema bastante espinoso. Piper nos muestra que el ayuno neo testamentario no solo es diferente del ayuno en el Antiguo Testamento, sino que los motivos para practicarlo también son diferentes. Apela a las Escrituras para hacernos ver que el ayuno es, cuando todo ha sido dicho y hecho, una muestra de nuestro anhelo y nuestra hambre por Dios. Que es un deseo por estar con nuestro Salvador y una nota de nostalgia que sentimos al estar viviendo en este mundo y sin poder verlo personalmente.

John Piper dice que: “Lo que muchas veces nos quita el hambre por Dios no es el banquete con el que se deleitan los impíos, sino las “probaditas” que damos a la comida del mundo. Es por eso que el mayor adversario del amor a Dios no se encuentra en los enemigos de Dios, sino en sus dones”.

Los dones de Dios que nos quitan el hambre por Él, según Piper, son cosas que no son malas en sí mismas tales como la lectura de buenos libros, las vacaciones, los negocios, la computadora, etc. Todas estas cosas que son buenas en sí mismas pueden convertirse en sustitutos de Dios si no tenemos cuidado. Y para evitar que esos dones de Dios nos quiten el hambre por Él, o se conviertan en sustitutos de Dios, Piper nos dice que el ayuno es el antídoto especial que sirve como “intensificador” de nuestra hambre espiritual.

Piper escribe: “El ayuno es también un intensificador del deseo espiritual. Pareciera que los que más disfrutan de la comida menos hambre tuvieran. Pero en lo espiritual no es así, los creyentes que más disfrutan de Dios, son los que más hambre sienten por El y el ayuno nos ayuda a intensificar esa hambre por Dios”.

Jesús mismo enseñó sobre la necesidad e importancia del ayuno (Mateo 9:14-17).

Jesucristo no corrigió a la persona que le preguntó del porqué sus discípulos no ayunaban, sino que dio una razón convincente del porqué ellos no lo practicaban en esos momentos (v.15). Si había una oportunidad para aclarar algún malentendido respecto a la práctica del ayuno era en esta ocasión. Jesucristo bien pudiera haberle dado las siguientes respuestas:

· Porque es mucho más importante abstenerse del pecado que de los alimentos
· Porque el ayuno se ha convertido en una práctica legalista que debe ser abolida
· Porque el ayuno se ha convertido en una práctica ascética que no tiene cual ningún beneficio espiritual.

La respuesta de Cristo debió haber sorprendido a algunas personas. Los discípulos no ayunaban porque en ese tiempo se encontraban de fiesta. Después de mil años de soñar, de desear, de confiar y de esperar, finalmente el Mesías prometido había llegado. Era un tiempo de fiesta y no de tristeza.

Pero vendrían días cuando el esposo les sería quitado y entonces tendrían que AYUNAR. Y aunque los discípulos ayunarían, ya no lo harían por las mismas razones por las que lo hacían los fariseos y los discípulos de Juan. Los fariseos lo practicaban para menospreciar a los que no lo hacían. Es por eso que los viejos odres del sistema judío no podían contener el vino nuevo del reino de Dios que Cristo vino a establecer, como tampoco se podía hacer un remiendo con tela nueva en un vestido viejo.

El Mesías prometido ya vino y murió en una cruz por nuestros pecados. El Cordero ha sido inmolado y ha derramado su sangre para limpiarnos de nuestra maldad. El Espíritu Santo ha venido para morar en el creyente, por lo tanto, la antigua forma de pensar en el ayuno, ha dejado de ser aceptable. El nuevo ayuno descansa en la obra consumada del esposo. El nuevo ayuno o el ayuno cristiano debe ser una muestra del hambre que sentimos por la plenitud de Dios en nuestra propia vida (Ef.3:19).

Daviel D’Paz

No comments: