Sunday, May 15, 2011

¡Materiales teológicos en español totalmente gratis!

Richard L. Pratt es el presidente y fundador del ministerio THIRD MILL (Tercer Milenio) y uno de los objetivos de este ministerio es poner disponibles todos los materiales teológicos que más puedan de manera completamente gratuita en la red para que pastores y líderes que se encuentran involucrados en el ministerio de la iglesia y que no pueden asistir a un seminario teológico por una razón u otra, puedan estudiar temas teológicos a profundidad y capacitarse a través de estos materiales. Los materiales consisten en videos, audios y guías de estudio que pueden ser accedidas por medio del internet en cualquier parte del mundo.



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Sunday, May 8, 2011

Un breve análisis del Paedo-Bautismo (2ª Parte)

La primera parte de este artículo consistió principalmente sobre el análisis del argumento hermenéutico respecto al bautismo de infantes. El argumento hermenéutico enfatiza la necesidad de examinar TODAS las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento cuando abordamos el tema del bautismo.

En esta segunda parte estaré examinando el segundo argumento usado para respaldar el bautismo de infantes el cual he titulado:

2. El argumento bíblico-teológico: ¿Cómo debemos interpretar la historia redentora?

A simple vista, pareciera ser que la postura Reformada no apela en primer lugar a las Escrituras para sustentar la práctica del bautismo de infantes. Pero esta conclusión solo puede ser sostenida si desconocemos o si no estamos familiarizados con los argumentos presentados sobre la historia de la redención la cual tuvo sus inicios no el Nuevo Testamento, sino en el Antiguo. Por lo tanto, para poder comprender las bases bíblicas y teológicas que sustentan al bautismo de infantes, debemos examinar la historia redentora no partiendo del Nuevo Testamento, sino comenzando donde las Escrituras comienzan: con la caída del hombre en pecado y la promesa de redención en Génesis 3:15.

Sin lugar a dudas, uno de los aspectos más sorprendentes de la teología Reformada es su consistencia al abordar TODAS las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Por esa razón, la teología Reformada no apela a dos o tres versículos en el Nuevo Testamento para formular y defender tanto la doctrina como la práctica del bautismo. Tal sistema teológico ve una conexión orgánica entre el Antiguo y el Nuevo Testamento (tal como ya lo he demostrado en la primera parte) y una relación indivisible entre el pueblo de Dios del AT y el pueblo de Dios del NT. Tan solo estas características nos deberían impulsar a sentir un profundo respeto por dicha teología, independientemente de si estamos de acuerdo o no con las conclusiones a las que llegan los teólogos Reformados.

El Pacto con Adán en el jardín del Edén

La teología Reformada enseña que Dios hizo un pacto con Adán después de haberlo creado. Oseas 6:7 nos habla de ese pacto de la siguiente manera: “Pero ellos, como Adán, han transgredido el pacto; allí me han traicionado” (LBLA). Ese pacto conocido como “el pacto de obras” fue hecho también con la humanidad en general representada en Adán. Este Pacto de obras lo vemos establecido en Génesis 2:15-17. Aunque algunos teólogos reformados difieren sobre lo apropiado del título “el pacto de obras” y algunos prefieren llamarlo como “el periodo de prueba” y otros como “el pacto de vida”, sin embargo todos están de acuerdo en que Dios deja al descubierto con estas palabras la relación CONDICIONAL entre Él y la humanidad entera representada en Adán antes de la caída, prometiéndoles VIDA a cambio de su obediencia, pero MUERTE si ellos llegaban a desobedecerle.

No se puede negar el hecho de que Dios hizo un pacto con Adán cuando lo creó y lo puso en el huerto del Edén para que lo cuidara y lo labrara. Por medio de ese pacto el Señor puso de manifiesto su cuidado por la creación, dándole a Adán la responsabilidad de ser el líder de su familia y de la sociedad en la que vivía. Adán no solamente se representaba a sí mismo, sino que era el representante de su propia familia y de toda la raza humana. Como cabeza de la raza humana, Adán es nuestro representante en todo. Si él le obedecía a Dios nosotros le obedecíamos también, pero si él le desobedecía, también nosotros le desobedecíamos. Cuando él falló en cumplir con el mandamiento de Dios y quebrantó el pacto entre él y Dios, no solo él experimentó las consecuencias de esa desobediencia, sino también su familia y toda la raza humana.

John M. Frame nos da algunos importantes detalles del significado que tiene el pacto de obras:

“¿Por qué es importante este ‘pacto de obras’ para nosotros en la actualidad? Primero, porque podemos vernos a nosotros mismos como transgresores del Pacto con Adán (Isa. 24:5). En Adán, nosotros fallamos la prueba también y no tenemos cual ninguna esperanza de salvarnos por medio de nuestras obras. Pero en donde fallamos con Adán, Cristo gloriosamente obtuvo la victoria. El obedeció a Dios de manera perfecta y puso su vida como un sacrificio para compensar por nuestra desobediencia. Lo único que somos en nosotros mismos es transgresores del pacto, pero en Cristo somos cumplidores. Al pensar acerca del pacto de obras, podemos aprender que Dios demanda cierta perfección que no podemos obtener; que Jesús obtuvo esa perfección y que en él nuestra salvación es completa. Jesús hizo en nuestro lugar todo lo que el Padre le mandó. Así que, nada puede separarnos de él o del Padre” (John M. Frame, “Salvation Belongs to the Lord”, p. 119, P&R 2006).

Por lo tanto, Adán era por así decirlo, el representante federal de todos los que se encontraban bajo su autoridad en ese pacto con Dios. Y debido a que Adán se convirtió en un transgresor del pacto, Dios pronunció ciertas maldiciones sobre el orden creado (Génesis 3:14-19). Al violar el pacto con Dios, Adán quedó bajo las maldiciones de ese pacto. Adán no solo era el responsable de cuidar de su esposa, sino también era el representante oficial de TODA la humanidad. Si Adán obedecía a Dios, todos los seres humanos seríamos considerados obedientes, pero si Adán desobedecía, todos seríamos considerados desobedientes y transgresores. Cada día que Adán y Eva veían el árbol de la ciencia del bien y del mal, recordaban claramente las palabras de Dios sobre los resultados de la obediencia y la desobediencia. Pero Adán y Eva desobedecieron. La desobediencia de Adán como el representante federal, trajo como resultado la caída en pecado de TODA la humanidad y dejó al descubierto que el ser humano (aún en su estado prístino) no pudo cumplir con los mandamientos de Dios bajo ese pacto.

Sin embargo, aunque Adán lo único que merecía eran las maldiciones del pacto por su desobediencia, Dios mostró Su gracia al establecer un nuevo pacto con él y prometer un redentor (Génesis 3:15). Ese pacto de gracia fue puesto en operación inmediatamente después de la caída, el cual proveía redención a las criaturas pecadoras. No solo eso, sino que en ese pacto se encontraba incluida la promesa de que Jesucristo, quien es la simiente de la mujer, sería quien finalmente le aplastaría la cabeza a la serpiente y redimiría a los pecadores, a sus familias y a sus respectivas sociedades.

John M. Frame comenta que “Dios hizo dos pactos con Adán: el pacto de obras antes de la caída y el pacto de gracia después de ésta. Dios pronunció maldiciones sobre la serpiente, la mujer, el hombre y la tierra. Pero entre esas maldiciones pronunciadas, también había promesas de bendición. Dios no les quitó la vida inmediatamente a esa desobediente pareja, tal como era de esperarse, sino que les dio muchos años de vida….La gracia de Dios continuaba. Durante el resto de sus vidas y las de sus descendientes, ellos serían alimentados por medio de su trabajo en la tierra. Aún cuando el trabajo de Adán sería más laborioso debido a los cardos y espinos, de todas maneras sería exitoso. Cosecharía frutas, granos y aceite para su propio sustento y el de su familia. Y también tendrían hijos. Dios no solo les permitió vivir a Adán y Eva, sino que también los capacitó para tener hijos dándoles vida a sus hijos y a los hijos de sus hijos….Uno de esos hijos sería muy especial, quien le aplastaría la cabeza a la serpiente (Gen. 3:15). Él no solo viviría, sino que derrotaría a la muerte en su mismo origen. Esta es la promesa de Jesús, el Redentor y Mediador”. (John M. Frame, op.cit, p. 122).

El Pacto de Gracia: un solo Pacto, pero distintas administraciones

La fe Reformada enseña que después de la caída en pecado, Dios tuvo a bien el hacer un segundo pacto con Adán al que se le conoce como “el pacto de gracia”. Este “pacto de gracia” fue iniciado inmediatamente después de la caída y se extiende hasta las últimas páginas del Nuevo Testamento. La teología Reformada ha entendido correctamente que el principio gobernante tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, es la gracia de Dios en Cristo. La Confesión de Fe de Westminster dice que “no existen por lo tanto dos pactos de gracia, quienes difieren en sustancia, sino solo uno bajo distintas administraciones” (WCF 7.6 énfasis añadido).

Aunque en el Antiguo Testamento encontramos varios pactos realizados con distintas personas, la fe Reformada afirma que no son pactos distintos, sino un mismo pacto de gracia el cual vemos a través de todas las Escrituras y a través de la historia redentora. Lo único distinto en este pacto de gracia, son las diferentes administraciones. Estas diferentes administraciones pueden ser vistas en el pacto con Adán, con Noé, con Abraham, con Moisés, con David y con Jesucristo en el Nuevo Pacto.

Robert R. Booth explica este concepto de la siguiente manera:

“Cada una de esas administraciones fueron edificadas sobre y expandieron la revelación de la misma promesa de redención. En Efesios 2:12 se nos dice que los gentiles eran “ajenos a los pactos de la promesa”. Notemos que Pablo se refiere a solamente una promesa y a una pluralidad de pactos, los cuales administraban esa promesa. El pacto de la promesa es igual que la Constitución de los Estados Unidos, en el sentido que también debe ser administrada. Existe un pacto (o Constitución), pero existen varias administraciones a través del tiempo. Las administraciones del Pacto son similares a las distintas administraciones presidenciales, en donde cada una administra a la misma Constitución. La Constitución trasciende a las distintas administraciones presidenciales. Aunque cierta clase de enmiendas pueden ser legalmente realizadas a la Constitución bajo una administración en particular, la Constitución permanece en su legítimo lugar. No vemos una nueva Constitución cada vez que cambia la administración” (Robert R. Booth, op. cit. p.34, énfasis añadido).

El tema de si existe un solo pacto con distintas administraciones (tal como es sostenido por la teología Reformada), o si existen diferentes pactos independientes el uno del otro (tal como es sostenido por la teología Dispensacional), tiene que ver profundamente con la doctrina y práctica del bautismo. Una vez más, Robert Booth explica en qué consiste esto:

“La pregunta de si existe o no un solo pacto de gracia que se extiende a través de todo el Antiguo y el Nuevo Testamento, es central en el debate sobre el bautismo. Calvino observó que si el bautismo de infantes llegaba a ser anulado, entonces la continuidad del Antiguo Pacto con el Nuevo Pacto tendría que ser también anulada. John Gill el famoso Bautista inglés, se atrevió incluso a negar que el pacto con Abraham ¡fuera un pacto de gracia! Gill dijo: ‘Ahora, que este pacto [el pacto con Abraham] no fue un pacto de gracia en su pureza, distinto al pacto de obras, sino mas bien un pacto de obras, quedará patentemente demostrado; y si es así, entonces el principal fundamento para el bautismo de infantes es destruido’. Gill afirmaba que el pacto de gracia mencionado en Gálatas 3 se refiere al pacto de Dios con Abraham en Génesis 12, pero no a su “pacto de obras” de Génesis 17. La clara enseñanza sobre la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, ha llevado a algunos Dispensacionalistas y Bautistas a “inventar” un segundo pacto con Abraham, uno que confirme su sistema de pensamiento. Pero la Biblia está unida en su presentación respecto al plan redentor de Dios. El Señor ha sido fiel en cumplir con su plan de una manera inquebrantable, mostrando su preocupación redentora por los individuos, las familias y la sociedad. Ya que cada una de estas áreas de la vida humana fueron desastrosamente afectadas por la caída, Dios se propuso redimir a cada una de esas áreas de una manera gloriosa. Cada administración de los pactos desempeñó un papel esencial en llevar a su cumplimiento el plan magnificente de Dios de redimir a los pecadores” (Robert Booth, op. Cit. p. 34,35 énfasis añadido).

Dios no solo hizo una promesa de redimir a sus criaturas caídas, sino que además instituyó ciertas ceremonias las cuales simbolizaban esa redención que tendría lugar con el cumplimiento de la promesa la cual es Cristo. Dios no solo hizo un pacto con Adán, sino también con Noé, con Abraham, con Moisés y con David. Dios también proveyó ciertas “señales” las cuales les recordarían de Su promesa sobre un redentor quien finalmente sería revelado como el Mediador de ese Pacto. Cuando la promesa tuvo finalmente su cumplimiento en la Persona de Cristo, las “señales” previamente establecidas no fueron descartadas, sino que tomaron un nuevo uso y significado. Esas señales fueron la celebración de la Pascua y el rito de la circuncisión en el AT y el bautismo y la Cena del Señor en el NT.

Estaremos examinando esas “señales”, su respectivo significado y su estrecha relación en ambos Testamentos en la tercera parte de este artículo.

Daviel D’Paz

Thursday, May 5, 2011

Un breve análisis del Paedo-Bautismo (1ª Parte)

Introducción

Uno de los “slogans” que fue acuñado y popularizado por los Reformadores en el siglo XVI fue “ecclesia reformata, semper reformanda” (Iglesia Reformada, siempre reformándose). En el corazón de este “slogan” se encuentra la idea de que la obra de la Reforma no terminaba con ellos, ni mucho menos que dicha labor ya se encontraba concluida. Los Reformadores estaban en lo correcto al pensar que la obra de la reforma era algo que debía seguir, aún cuando ellos ya no estuvieran en esta tierra y no pudieran continuar con tan noble tarea.

Otro de los importantes “slogans” que ellos popularizaron fue: “sola scriptura, tota scriptura” (Solo las Escrituras y todas las Escrituras). Los Reformadores fueron creyentes que deseaban volver a las Escrituras como la única fuente de autoridad en cuestiones de fe y moral, contrario a las enseñanzas de Roma. Pero nunca desearon instituirse ellos mismos como una segunda fuente de autoridad a la par de las Escrituras, pues reconocían que eran seres humanos falibles, sujetos a errores y equivocaciones. Es debido a estos dos slogans que tuvieron su origen en la época de la Reforma, que todo creyente debe estar consciente que la iglesia militante seguirá reformándose. Esto no significa que la iglesia va a aceptar nuevas doctrinas y revelaciones que no fueron aceptadas por ellos, sino más bien, que la iglesia va a continuar reformándose al enfrentarse son nuevos retos y desafíos, pero tomando como base las doctrinas esenciales de la fe cristiana que ellos sostuvieron y defendieron de manera tan efectiva.

En esta serie de artículos me propongo examinar de manera breve pero concisa, uno de los temas más difíciles y controversiales del mundo cristiano evangélico: el bautismo de infantes. No es mi intención representar la postura sobre el bautismo de infantes de manera superficial y/o equivocada (tal como muchos lo han hecho y lo siguen haciendo) al recurrir a argumentos descuidados o irresponsables creando “muñecos de paja” o haciendo “caricaturas” de lo que otros creen, pues reconozco que tales acciones son prohibidas por las Escrituras ya que violan el noveno mandamiento que dice: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20:16). Mi propósito es examinar los argumentos a favor del bautismo de infantes de la manera más acertadamente posible y permitir que los que defienden dicha postura presenten sus argumentos para poder evaluarlos a la luz de TODAS las Escrituras. Por otro lado, escribo este artículo no como un experto en el tema, sino como alguien que ha comenzado a examinar los argumentos usados para respaldar el bautismo de infantes por aquellos que lo defienden. Creo que esa es la única manera correcta de comprender y evaluar lo que otros creen. Debido a que ha crecido bajo una tradición distinta (el credo-bautismo), se requiere un doble esfuerzo de mi parte para no mal representar los argumentos de aquellos que abogan por el paedo-bautismo.

Reconozco que este tema no solo es difícil, sino que también despierta algunos sentimientos encontrados debido a los abusos cometidos en el pasado. Aventurarse a explorar este tema es, sin lugar a dudas, atreverse a incursionar en un terreno altamente minado. Paul K. Jewett expresa esta misma opinión de la siguiente manera:

“La complejidad de la discusión no es necesariamente culpa de los teólogos o el resultado de su supuesta propensidad a los argumentos complicados. La pregunta de si la iglesia debe bautizar infantes o no, es intrínsecamente compleja, pues es imposible contestarla adecuadamente sin tener que discutir también nuestro punto de vista sobre los sacramentos en general. Y nuestro punto de vista sobre los sacramentos, su naturaleza y eficacia, involucra la manera en la que vemos todo el tema de la salvación, entendida como el acto de gracia por parte de Dios en el perdón y la reconciliación, mediado al pecador en y a través de la comunidad de los redimidos, la iglesia cristiana” (Paul J. Jewett, “Infant Baptism and the Covenant of Grace”, p. 2, Eerdmans 1978).

Debido a que el tema sobre el bautismo de infantes es muy variado (desde el catolicismo romano hasta la iglesia ortodoxa griega, sin pasar por alto el anglicanismo y el luteranismo, etc.), muchos creyentes bienintencionados tienden a poner todas estas posturas en un mismo saco, como si cada una de ellas fueran exactamente lo mismo. Pero la verdad es que no son lo mismo, aunque a simple vista parezcan serlo. Las razones bíblicas y teológicas de cada una de estas posturas difieren marcadamente entre sí. Mi enfoque principal en este análisis será en el bautismo de infantes tal como es expresado y defendido por las principales Confesiones de Fe de las iglesias Presbiterianas y Reformadas exclusivamente.

I. Argumentos a favor del bautismo de infantes

La pregunta número 74 del catecismo de Heidelberg dice:

Pregunta: ¿Deben ser bautizados también los infantes?

Respuesta: Si. Pues tanto ellos como los adultos pertenecen a la comunidad del Pacto (Gen. 17:7), y también a ellos se les promete el perdón de los pecados por medio de la sangre de Cristo (Mateo 19:14) y el Espíritu Santo quien produce la fe (Sal.22:10; Is. 44:1-3; Luc. 1:15; Hechos 2:39; 16:31).

Por lo tanto, ellos deben ser incorporados a la iglesia cristiana por medio del bautismo, que es la señal del Pacto y que los distingue de los hijos de los incrédulos (Hechos 10:47; 1Cor. 7:14). Esto era hecho bajo el Antiguo Testamento por medio de la circuncisión (Gen. 17:9-14), en cuyo lugar el bautismo fue instituido en el Nuevo testamento (Col. 2:11-13).

La Confesión de Fe de Westminster también afirma esto en el capítulo XXVIII, párrafo IV dice:

“No solo aquellos quienes de hecho profesan fe en y obediencia a Cristo, sino también los infantes de uno o ambos padres creyentes deben ser bautizados” (Alexander Whyte, “An Exposition on the shorter Catechism”, p. 311, Christian Focus Publications 2004).

Estas breves afirmaciones se encuentran llenas de contenido bíblico y teológico. Si no estamos familiarizados con dicho contenido, vamos a sentirnos impulsados a rechazar inmediatamente tales afirmaciones debido a que no estamos comprendiendo bien el trasfondo y las bases bíblicas para dichas afirmaciones. La mayoría de las confesiones de Fe en el mundo Reformado, permiten a los hijos (infantes) de padres creyentes el ser bautizados también. La razón para tal participación del bautismo, es debido a que los niños, al igual que sus padres creyentes, ambos se encuentran incluidos dentro del Pacto de Gracia. El catecismo de Heidelberg expone claramente la razón por la que los hijos de padres creyentes pueden ser bautizados: porque así como la circuncisión era hecha a los hijos de los Israelitas en el AT, así también el bautismo el cual ha reemplazado a la circuncisión en el NT, puede ser aplicado a los hijos de padres creyentes. Este acercamiento es, desde luego, algo inherente en la teología Reformada que ve en el Antiguo y en el Nuevo Testamento una estrecha relación y una continuidad tal, que divorciar el Nuevo Testamento del Antiguo no solo es algo que nunca debe hacerse, sino que cuando lo hacemos, tal acción nos conduce a errores bastante serios. Por eso, el primer argumento a favor del bautismo de infantes tiene que ver en cómo interpretamos las Escrituras.

1. El argumento hermenéutico: ¿Cómo debemos interpretar las Escrituras?

El argumento hermenéutico nos muestra la necesidad e importancia de interpretar adecuadamente TODAS las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Todo creyente que pide que se le muestre un solo versículo en el Nuevo Testamento en donde hable de manera explícita sobre el bautismo aplicado a los infantes, es porque tal vez no se encuentra familiarizado con la UNIDAD y la CONTINUIDAD que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. La unidad y continuidad que existe entre los dos Testamentos, es a veces ignorada o pasada por alto debido a una equivocada tendencia a ver al Antiguo Testamento como un libro independiente y completamente SEPARADO del Antiguo en el mejor de los casos, o como algo OBSOLETO que ha sido REEMPLAZADO casi en todo sentido por el Nuevo Testamento, en el peor de los casos.

Pero al estudiar detenidamente el Nuevo Testamento, nos damos cuenta que la mayoría de los escritores neo-testamentarios apelaron al Antiguo Testamento para fundamentar sus argumentos tanto históricos como teológicos y demostrar que este hablaba claramente sobre todas las cosas que estaban sucediendo: desde la llegada del Mesías prometido en varias porciones de las Escrituras, así como su muerte, sepultura y resurrección, hasta su ascensión al cielo y el sentarse en el trono a la diestra de Dios. De hecho, el Antiguo Testamento eran las únicas Escrituras que ellos tenían en el primer siglo. Cuando el apóstol Pablo le escribió al joven Timoteo que “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Tim. 3:16), se estaba refiriendo principalmente al Antiguo Testamento ya que el Nuevo Testamento todavía no se había terminado de escribir y las únicas Escrituras que Timoteo conocía era el Antiguo Testamento. Por lo tanto, si deseamos entender la postura paedo-bautista con justicia, lo primero que debemos hacer, es esforzarnos por tener un entendimiento básico de la comprensión reformada sobre TODAS las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento.

La relación orgánica entre el AT y el NT

No cabe duda que existe una relación orgánica entre el AT y el NT. Esto se hace evidente por el hecho de que tanto Cristo como sus apóstoles citaban una y otra vez el Antiguo Testamento en sus discursos y apelaban al Antiguo Testamento como la Palabra de Dios la cual pesaba sobre sus conciencias. No se puede negar el hecho de que existe una estrecha relación e interdependencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Por lo tanto, el hacer una estricta división de los dos testamentos no cuenta con ningún apoyo Escritural. El querer separar el Nuevo Testamento del Antiguo, es como querer cortarle la raíz a un árbol y esperar que este sobreviva. Ambos Testamentos se necesitan mutuamente para poder ser entendidos e interpretados correctamente. Por esa razón, toda doctrina bíblica encontrada en el Nuevo Testamento, debe ser estudiada y considerada a la luz del Antiguo Testamento.

Esta comprensión de la relación orgánica que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, fue lo que preservó a la iglesia primitiva de sucumbir ante una de las más peligrosas herejías que la amenazaron en los dos primeros siglos: las herejías de Marción. Marción rechazaba completamente el Antiguo Testamento y negaba toda posible relación con el Nuevo Testamento. Debido a la influencia de un maestro gnóstico llamado Cerdo, Marción había llegado a la conclusión que existían dos Dioses: el Dios creador del Antiguo Testamento quien era “un Dios legalista que se había involucrado en cursos de acción contradictorios y quien era débil, ignorante, déspota y cruel” y el Dios supremo, el cual, según Marción, “era un Dios de amor quien había permanecido completamente oculto hasta que finalmente fue revelado en la persona de Jesucristo” (Robert I. Bradshaw, “Marcion: Portrait of a Heretic”, www.earlychurch.org.uk/article_marcion.html).

Uno de los principales argumentos de Marción para rechazar el Antiguo Testamento, era que este no podía ser reconciliado con el Nuevo Testamento. Por ejemplo, Marción veía que el código de conducta bajo el Antiguo Testamento era el de “ojo por ojo y diente por diente”, mientras que Cristo hizo a un lado este precepto. Josué le ordenó al sol que se detuviera para poder continuar con la masacre de sus enemigos, mientras que Pablo exhortaba: “no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. En el Antiguo Testamento se permitía el divorcio y la poligamia, pero en el Nuevo ninguno de los dos es permitido. Moisés había reforzado el Sábado y la Ley, mientras que Cristo había liberado a los creyentes de ambos.

Marción encontraba contradicciones aún en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, Dios había ordenado que no se hiciera cual ningún trabajo en el día de reposo, sin embargo, les ordenó a los israelitas a cargar el arca alrededor de Jericó 7 veces en el día sábado. Dios había prohibido hacer imágenes de fundición, pero también le ordenó a Moisés a que hiciera una serpiente de bronce. La deidad revelada en el Antiguo Testamento no podía ser omnisciente, de otra manera no le hubiera preguntado a Adán “¿En donde estás tú?” (Génesis 3:9).

Este equivocado concepto sostenido por Marción lo llevó finalmente a mutilar las Escrituras, creando así su propio Canon de la Biblia. Marción rechazó completamente el Antiguo Testamento e incluyó únicamente en su Canon al evangelio de Lucas y diez epístolas del apóstol Pablo. Pero aún después de haber eliminado esas Escrituras, Marción se dedicó a la tarea de quitar todas las referencias que había en el evangelio de Lucas sobre el trasfondo judío de Cristo. También eliminó varios pasajes de las epístolas paulinas que hacían referencia a ejemplos y porciones del Antiguo Testamento. Cuando Marción terminó de editar y recortar las Escrituras, lo único que le había quedado era un pobre resumen incomprensible de lo que él consideraba era el evangelio puro. Interesantemente, el mutilado Canon de Marción fue lo que aceleró el proceso en la formación del Canon bíblico que ya había comenzado en la primera mitad del segundo siglo. Fue en su oposición al hereje Marción que la iglesia por primera vez hizo conciencia de su herencia sobre los escritos apostólicos y sobre la importancia del Antiguo Testamento para la fe cristiana.

Lamentablemente, el deseo por divorciar el Nuevo Testamento del Antiguo no terminó con la muerte de Marción. A lo largo de la historia de la iglesia se han podido ver estas mismas tendencias mostradas de diferentes formas. Geoffrey W. Bromiley comenta sobre esta misma tendencia mostrada en la actualidad de querer divorciar al Antiguo Testamento del Nuevo y de hacer a un lado toda clase de continuidad entre ambos Testamentos:

“Tanto nuestro Señor Jesucristo como los autores del Nuevo Testamento enseñaron la unidad de las Escrituras y la iglesia ha mantenido ese mismo testimonio a través de los siglos. Sin embargo, la presión siempre ha sido ejercida en este aspecto desde los días de Marción y los gnósticos. El testimonio del Antiguo Testamento puede ser minimizado de distintas maneras. Un cierto tipo de criticismo bíblico ignora o relativiza las enseñanzas y prácticas del Antiguo Testamento como una forma de desarrollo religioso ya pasado de moda. Por supuesto que en este caso, el Nuevo Testamento puede padecer el mismo problema cuando arrogantemente –e irónicamente- es comparado con los logros y la conducta del pensamiento moderno. Sin embargo, aquellos que resisten estos criticismos extremos pueden fácilmente caer víctimas de los Dispensacionalistas o de ciertas personas que abogan por una revelación progresiva, quienes ven en el Antiguo Testamento y a menudo en el Nuevo Testamento, palabras de Dios que no tienen una relevancia directa para la iglesia, o para el periodo final de revelación y consecuentemente, tampoco lo tienen para los creyentes de hoy. En esta conexión, es interesante ver que los Anabaptistas quienes fueron los precursores en el siglo XVI de los Bautistas modernos, tuvieron una marcada tendencia a menospreciar el Antiguo Testamento y a destruir la unidad apropiada de las Escrituras, excepto sobre la base de una espiritualización total. Aún algunos quienes no tienen cual ningún deseo de transitar por la senda del racionalismo, del Dispensacionalismo o de la revelación progresiva, pueden algunas veces poner tal énfasis en las diferencias entre la ley y el evangelio que pueden perder de vista la gran unidad de la Palabra y propósitos divinos”. (Geoffrey W. Bromiley, “Children of Promise”, p. 13, Eerdmans 1979).

¿Cómo debemos interpretar entonces el Nuevo Testamento?

Si tomamos el Nuevo Testamento como algo completamente separado del Antiguo, tal como muchos creyentes lo hacen, lo más probable es que caeremos en serios errores tal como Marción y muchos otros lo han hecho a lo largo de la historia. Por lo tanto, el Nuevo Testamento debe ser siempre interpretado tomando en cuenta la base sobre la cual éste descansa: el Antiguo Testamento. No debemos acercarnos al Nuevo Testamento como si fuera un libro completamente independiente del Antiguo, pues al hacerlo, podemos llegar a conclusiones completamente equivocadas. Robert R. Booth nos comenta en qué consiste esto:

“Debemos rechazar cualquier sugerencia de comenzar nuestro estudio de cualquier doctrina con el Nuevo Testamento por sí solo. Esto es verdad por dos importantes razones. Primero, El Nuevo Testamento puede ser interpretado apropiadamente solo en el contexto del Antiguo Testamento. Tanto el texto mismo del Antiguo Testamento como la cultura que lo produjo, proveen el fundamento para comprender cómo aquellos quienes recibieron por primera vez el Nuevo Testamento habrían entendido sus enseñanzas. Dios ha preservado un registro escrito e inspirado tanto de la historia de la redención como de las experiencias históricas de su pueblo. Estos no son puntos menores que pueden ser ignorados o dejados de lado si es que vamos a llegar a un entendimiento correcto de cualquier doctrina. Ningún relato (o versículo) de las Escrituras se encuentra aislado de todos los demás –todos ellos se encuentran relacionados y tienen un impacto el uno sobre el otro-. Por lo tanto, no debemos apresurarnos al Nuevo Testamento con una concordancia en mano y presumir que tenemos todas las herramientas y la información necesaria para llegar a una acertada conclusión acerca de cualquier doctrina.

Una segunda razón por la que no debemos comenzar con el Nuevo Testamento, es que las doctrinas del Nuevo Testamento tienen sus raíces en el Antiguo Testamento. Cuando leemos en Gálatas 3:29 que nosotros somos “hijos de Abraham” y “herederos según la promesa”, somos llevados inmediatamente al libro de Génesis para poder comprender lo que se afirma. Cuando leemos en Filipenses 3:3 que nosotros somos “la verdadera circuncisión” debemos ir al Antiguo Testamento para poder descubrir lo que era la circuncisión y la función que desempeñaba. Cuando leemos en Romanos 15:8 que Cristo vino para “confirmar las promesas hechas a los padres”, o cuando leemos en Efesios 2:12 que los gentiles “estaban alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa” es solo en el Antiguo Testamento que podemos descubrir el fundamento para estas enseñanzas….El Nuevo Testamento nos conduce inmediatamente al Antiguo Testamento cuando intentamos entender las doctrinas de la creación, del pecado, de la redención, del sacrificio de Cristo; la expiación, el sacerdocio, la disciplina en la iglesia, la cena del Señor, el matrimonio, el divorcio, las familias, los pactos, el juicio, el cielo y muchos temas más”. (Robert R. Booth, “Children of the Promise”, ps. 20, 21; P&R 1995).

Resumiendo este primer argumento, podemos decir entonces que todas las doctrinas bíblicas tales como: el pecado original, la fe, la gracia, la justificación, la redención, la santificación, el bautismo, etc., no deben ser estudiadas únicamente en el Nuevo Testamento, sino tomando en cuenta también lo que el Antiguo Testamento nos enseña sobre dicha doctrina y las bases que establece para tales doctrinas. Esto debe ser algo en lo que todos deberíamos estar de acuerdo sin importar cual sea nuestra respectiva postura sobre el bautismo.

Daviel D'Paz

Sunday, May 1, 2011

La simbología del bautismo

Nota Introductoria:



Agradezco a nuestro hermano Felipe, propietario del Blog “IGLESIANDO” quien me ha otorgado el permiso para publicar este interesante artículo sobre la simbología del bautismo. Mis estudios recientes sobre este tema me han llevado también a las conclusiones que él ha llegado. Espero sea de bendición.


Daviel D’Paz





Los símbolos patrios. Están los oficiales (la bandera, el escudo, y el himno), y los no oficiales (el ave nacional, el árbol nacional, la flor nacional, el deporte nacional, el baile nacional). Es lo primero que nos enseñan en la escuela apenas comienza nuestra educación. Esta ave tan hermosa que ven en la foto es el Tocororo, ave nacional de Cuba, uno de los símbolos patrios no oficiales. El Tocororo debe su nombre a su propio canto, que se escucha “to-co-ro-ro”. Fue escogido como el ave nacional de Cuba por varios motivos: lleva en su plumaje los colores de la bandera cubana (blanco, azul, y rojo), es un ave que muere en cautiverio, y eso es símbolo de la libertad por la que siempre han luchado los cubanos. Es un ave endémica de Cuba, no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. Está en veda perpetua por peligro de extinción.
 
El Escudo nacional cubano es uno de los símbolos oficiales patrios. Su estructura es todo un lenguaje simbólico. La llave representa que Cuba es la llave del Nuevo Mundo, porque fue la conexión entre Europa y las Américas. A su vez la llave esta entre dos masas de tierra que representan las dos Américas, y Cuba entre ellas. El sol naciente en el horizonte representa el nacimiento del nuevo estado libre e independiente. Las dos ramas a los lados (encina y laurel) representan la fortaleza y la victoria respectivamente. Las franjas azules y blancas se asocian con la bandera, y representan la división departamental que había en la isla en la época colonial. Aparece también un paisaje cubano donde se destaca la palma real que es el árbol nacional (otro símbolo), y el paisaje representa lo llano y montañoso del país. En la parte superior del escudo aparece un gorro frigio con una estrella blanca de 5 puntas. El gorro frigio se uso en la antigüedad para ser llevado por hombres que había obtenido la libertad, y la estrella blanca solitaria representa el estado libre e independiente.

Todo un mensaje. Es que los símbolos son para eso, para comunicar un mensaje, para representar un contenido superior. Un signo es algo físico que puede ser percibido por los sentidos, y que es usado para representar lo que los sentidos no puedan captar. Un signo es una cosa que mueve el entendimiento hacia lo representado. Un signo lo es porque tiene un significado, y el significado es lo que nos lleva a entender lo que se ha querido representar. Los símbolos son signos porque representan algo superior a ellos mismos.

El uniforme, la placa, las armas de reglamento que porta un policía representan la autoridad que el país le ha conferido a ese oficial. Sus atuendos son símbolos de la autoridad conferida.

La iglesia tiene dos sacramentos: el bautismo y la cena. Los sacramentos son señales y sellos porque contienen un simbolismo.

Son señales porque tienen un significado y representan algo superior que la mente humana puede captar y entender a través de la representación. En este caso, los sacramentos son signos externos, físicos, materiales, ceremoniales que contienen un mensaje espiritual. Llegamos a comprender el mensaje espiritual a través del simbolismo de los sacramentos. La señal representa, pero la señal misma no es la cosa representada. Los sacramentos señalan, muestran, anuncian la Gracia de Dios, pero los sacramentos NO son el instrumento por el cual viene la Gracia. El sacramento confirma, señala, anuncia la Gracia, pero no es la Gracia.

Ejemplos de señales:

La vara de Moisés fue una señal. La circuncisión dada a Abraham fue señal del Pacto de la Gracia. Los milagros de Jesús fueron señales de que El era quien decía ser, el Hijo de Dios. La destrucción de Jerusalén junto con el templo en el año 70 d.C por los ejércitos romanos fue una señal de que Jesús había iniciado ya su reinado en el cielo y su ministerio mediador.

Los sacramentos son sellos también. Un sello autoriza y autentica algo. Los sellos benefician a los que lo reciben.

Ejemplo de sello:

- Los niños desde Abraham eran sellados con la señal del Pacto, eso quería decir que esos bebes eran parte del pueblo o comunidad del Pacto. Que esos bebes eran vistos por Dios como santos, en diferente forma a los hijos de los impíos. Que esos bebes iban a recibir todos los beneficios, y las bendiciones del Pacto. Ellos eran parte del Pacto. Dios no los excluyo del Pacto y mando a poner en ellos la señal del mismo.

He venido comentando todo esto, porque mi propósito es escribir del simbolismo del bautismo por el mal entendimiento que hay del mismo. Si el simbolismo se mal interpreta entonces podemos comprender erróneamente lo que este significa, y estaremos dando una explicación errónea de la doctrina que este representa.

En el bautismo en agua interviene un solo elemento: el agua.

¿QUE SIMBOLIZA EL AGUA? el agua simboliza al Espíritu Santo. No existe en la Biblia ninguna confusión acerca de eso. El agua del bautismo representa a la tercera persona de la Trinidad. El agua del bautismo esta representando el lavamiento espiritual de los pecados por parte del Espíritu en la obra de la regeneración. El agua del bautismo esta representando el cumplimiento de lo que anunciaba la circuncisión: la verdadera circuncisión del corazón prometida por Dios (leer Deuteronomio 30:6). Dios cumplió esa promesa, y ahora el bautismo en agua esta representando al Espíritu Santo en el lavamiento de la regeneración, que es el cumplimiento de esa promesa hecha por Dios.

ERRORES DE INTERPRETACION

Existen varios errores de interpretación del simbolismo del bautismo, que han dado como resultante de una mala comprensión de la doctrina bautismal.

1.- DECIR QUE LA INMERSION ES LA FORMA BIBLICA DE BAUTIZAR. La inmersión no es el método correcto de aplicar el bautismo y no se puede buscar un precedente en los apóstoles y en los primeros cristianos por dos cosas: porque no existe ninguna justificación bíblica para ello, y porque una comprensión completa de la doctrina de lo que el bautismo representa no me parece que fue pasada por alto por los apóstoles. Que la persona se meta en el agua no es representativo de lo que ocurre espiritualmente. La persona nunca se mete dentro del Espíritu por si misma, sino que doctrinalmente el Espíritu se derrama sobre la persona. En el acto del bautismo se establece una igualdad representativa AGUA = ESPIRITU, por lo tanto, decir que la persona se mete dentro del Espíritu (representado por el agua) es ir contra la doctrina, y contaminar el signo del bautismo con la doctrina arminiana de la salvación, lo cual es un error. La doctrina arminiana de la salvación enseña incorrectamente que es la persona la que decide “meterse” dentro del Espíritu, y eso es lo que se esta representando en la inmersión.

Si el Espíritu se derrama, el agua debe derramarse también, porque AGUA = ESPIRITU. La Biblia no habla de que la persona va al Espíritu, sino que el Espíritu es derramado sobre la persona. Desde los profetas, esto fue anunciado, y cumplido en Pentecostés. Cito los textos, y le pido a los lectores que observen bien el verbo ‘DERRAMAR’ y sus conjugaciones.

Joel 2:28-29; Isaías 32:13-15; Ezequiel 39:29; Hechos 2:14-21; Hechos 2:33; Romanos 5:5 (La Biblia de las Américas)

2.- SEPULTADOS CON CRISTO, DENTRO DEL AGUA, RESUCITADOS CON CRISTO, FUERA DEL AGUA….¡ERROR!!! He visto a un pastor oficiar el bautismo por inmersión varias veces, y en el acto de sumergir a la persona en al agua y sacarla el dice en alta voz: “sepultado con Cristo (sumerge a la persona) resucitado a una nueva vida (saca a la persona del agua)”. Eso es un error de interpretación bíblica, y esta enseñando lo que el bautismo no representa. En 1er. lugar, se esta interpretando la sepultura de Cristo a la manera occidental, como nosotros acostumbramos a enterrar a los muertos, esto es, puestos horizontalmente en la tierra. Jesús no fue sepultado en tierra, ni era la costumbre de los hebreos. Jesús fue metido en un hueco en la piedra. Decir que el bautismo representa la sepultura de Cristo y la resurrección es confundir el simbolismo del bautismo. El agua no representa la tierra, el agua siempre representa al Espíritu Santo. SI DECIMOS QUE EL BAUTISMO POR INMERSION ES SEPULTADOS COMO CRISTO Y RESUCITADOS, ESTAMOS DICIENDO QUE JESUCRISTO FUE SEPULTADO EN EL ESPIRITU SANTO, PORQUE EL AGUA REPRESENTA AL ESPIRITU, NO A LA TIERRA Y MUCHO MENOS, A LA TUMBA DONDE CRISTO FUE SEPULTADO.

2do. lugar, el bautismo en agua NO representa la sepultura y resurrección de Cristo sino el lavamiento de los pecados, la regeneración espiritual obrada en la persona por el Espíritu Santo. Todo el problema viene a la hora de interpretar algunos textos bíblicos que se les ha entendido como diciendo eso, pero no es eso lo que dicen, veamos los textos:

“Pues hemos muerto y fuimos sepultados con Cristo mediante el bautismo; y tal como Cristo fue levantado de los muertos por el poder glorioso del Padre, ahora nosotros también podemos vivir una vida nueva. Dado que fuimos unidos a él en su muerte, también seremos resucitados como él. Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo para que el pecado perdiera su poder en nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado.” Romanos 6: 4-6 (Nueva Traducción Viviente)

“…en El también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión de Cristo; habiendo sido sepultados con El en el bautismo, en el cual también habéis resucitado con El por la fe en la acción del poder de Dios, que le resucitó de entre los muertos.” Colosenses 2: 11-12 (LBLA)

¿A que bautismo se refieren estos textos? AL BAUTISMO ESPIRITUAL, A LA REGENERACION, LLAMADA POR PABLO, “LA CIRCUNCISION DE CRISTO”. EN NINGUNA MANERA ESTOS TEXTOS ESTAN HABLANDO DEL BAUTISMO EN AGUA, SI ASI FUERA, ESTARIAMOS CREYENDO EN LA REGENERACION BAUTISMAL, Y DANDOLE PODER REGENERADOR AL AGUA. NOSOTROS HEMOS MUERTO EN EL BAUTISMO DEL ESPIRITU, PORQUE FUE AHI DONDE DIOS QUITA (corta nuestro prepucio del corazón – lava nuestros pecados) NUESTRO PECADO Y LO “METE” (bapto) EN LA SEPULTURA DE CRISTO.

Decir que el bautismo en agua esta representando la sepultura de Cristo y la resurrección es cambiar el significado del bautismo. Lo que dicen esos textos es que a través del bautismo del Espíritu, hemos sido circuncidados espiritualmente y eso es igual a que nuestro pecado MURIO CON CRISTO Y FUE SEPULTADO CON EL. ESOS TEXTOS ESTAN EXPLICANDO DOCTRINALMENTE LO QUE SUCEDE EN EL BAUTISMO DEL ESPIRITU, EN LA REGENERACION, PERO EL BAUTISMO EN AGUA REPRESENTA EL BAUTISMO DEL ESPIRITU, NUNCA LA MUERTE Y RESURRECCION DE CRISTO. No es el bautismo el sacramento que fue ordenado para recordar la muerte de Cristo, es la Cena. No se pueden confundir los simbolismos.

ALGUNAS OBJECIONES PARA NO BAUTIZAR POR AFUSION O ASPERSION.

Algunas objeciones se presentan para no bautizar por afusión o aspersión, siendo los métodos más correctos de administrar el bautismo en agua. Veamos algunas….

a.- “ESO ES UN METODO CATOLICO ROMANO”. Decir eso es hacer a la ICR (iglesia católica romana) dueña de esos métodos bautismales, lo cual no es cierto. La afusión (derramamiento) y la aspersión fueron usadas mucho antes que los católicos romanos, tanto como por el mismo Moisés, y por los primeros cristianos. Los católicos no inventaron el método, ellos lo tomaron de otros. El pueblo de Israel fue “bautizado” por aspersión por el mismo Moisés (leer Éxodo 24: 6-8 y Hebreos 9: 19-23). En una cueva de las catacumbas de Roma, donde los primeros cristianos se escondían de la persecución del imperio romano, encontraron varios dibujos en las paredes donde se ve a un creyente bautizándose, y esta metido dentro del agua de un rio, y el que oficia el bautismo esta derramando agua (afusión) sobre la cabeza del creyente. Por lo tanto, ni la afusión ni la aspersión son métodos católicos. En todo caso, ellos lo están haciendo correctamente.

b.- “EL METODO CORRECTO ES LA INMERSION, PORQUE ASI LO DICE LA BIBLIA.” La Biblia no dice eso. La palabra ‘baptizo’ no quiere decir sumergir en el agua. Un estudio de la gramática griega y del uso de dicha palabra en los textos nos dice que la palabra ‘baptizo’ o ‘bapto’ no quiere decir literalmente ‘sumergir’. El significado correcto de esta palabra es ‘lavar’. Por poner un ejemplo, veamos el texto de Marcos 7:14: “Y cuando regresan de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que se aferran en guardar, como los LAVAMIENTOS de los vasos de beber, de los jarros, de los utensilios de metal y de las camas.” (RV-95). Escribí ‘LAVAMIENTOS’ en mayúscula con toda intención para hacer notar que esta palabra en el original griego es ‘BAPTISMOI”. No creo que los judíos sumergieran las camas dentro del agua para lavarlas, todas las veces que lo hacían.

SIMBOLISMO CORRECTO DEL BAUTISMO

Ya hemos explicado el simbolismo del agua, el simbolismo del bautismo en agua como sacramento, es representar el lavamiento de nuestros pecados efectuado por el Espíritu en los escogidos del Padre y nuestra unión con El. El bautismo es un inicio, un comienzo, por eso las iglesias venidas desde la Reforma, bautizan a sus hijos. Ellos comienzan su vida dentro de la comunidad del Pacto. El bautismo es el inicio, el comienzo, el sacramento de entrada al Pacto, se hace una sola vez. La Cena es el sacramento de la permanencia en el Pacto, por eso se hace repetidamente cada cierto tiempo y demanda autoanálisis del creyente.

En el NT vemos que se habla de ‘dos bautizos’ dados a la iglesia. Uno en agua y uno en el Espíritu. No son dos diferentes, son dos aspectos del mismo bautismo, yo diría que es lo mismo, uno es externo y el otro interno. El externo representa al interno, y externamente debe hacerse lo mas representativo posible de acuerdo a lo que ocurre internamente. Veamos las características de cada uno, a fin de ver lo real y lo representativo.

BAUTISMO EN AGUA

Naturaleza: externo, corporal.

Tipo: simbólico, representativo.

Elemento: agua

El que oficia: un ministro ordenado

Hecho en virtud de: la confesión de arrepentimiento y fe.

Método: afusión (derramamiento del agua) o aspersión (rociamiento del agua)

El bautizado es: recibido en la membrecía oficial de la iglesia visible.

BAUTISMO EN EL ESPIRITU SANTO.

Naturaleza: interno, espiritual.

Tipo: real, verdadero.

Elemento: el Espíritu Santo.

El que oficia: Jesucristo.

Hecho en virtud de: la elección de Gracia, el llamamiento interno eficaz.

Método: el Espíritu Santo es derramado sobre la persona.

El bautizado es: adoptado en la familia de Dios, la Iglesia Invisible de Jesucristo.

DIFERENCIA ENTRE SACRAMENTO Y ORDENANZA SIMBOLICA.

La interpretación de Ulrico Zwinglio del bautismo y la cena es que fueron solo ordenanzas simbólicas. En cambio Juan Calvino y otros protagonistas de la Reforma entendieron que el bautismo y la cena son más que solo ordenanzas simbólicas. Ellos comprendieron y enseñaron que el bautismo y la cena son SACRAMENTOS, en los cuales los hombres nos hacemos participes de los misterios divinos, aun sin entenderlos, y sin darle a los elementos ningún poder mágico o supersticioso. La palabra ‘SACRAMENTO’ no esta en la Biblia. Esta palabra nos viene de la traducción al latín que hizo Jerónimo de Estridon a fines del siglo IV d.C a la cual se le llamo “Vulgata Latina”, tomando ese nombre de la expresión latina ‘vulgata editio’ (edición para el pueblo). En esta traducción de la Biblia, Jerónimo uso la palabra ‘sacramentun’ en los textos donde el griego usa ‘misterion’ refiriéndose a los misterios divinos. SACRAMENTO viene de la raíz ‘SACR’ = perteneciente a lo divino, y ‘MENTUN’ = medio o instrumento. La idea es algo que sirve de instrumento o medio de mostrarnos, llevarnos hacia, indicarnos que hemos sido hecho participes del misterio divino. Los teólogos reformados decidieron usar esta palabra para referirse al bautismo y a la cena, porque encierra en si misma la idea doctrinal que la Reforma adopto. Por eso se entiende reformadamente que en el bautismo y en la cena hay una unión sacramental con el misterio divino. Es la razón por la cual la doctrina reformada tiene a los dos sacramentos de la iglesia (el bautismo y la cena) como medios de gracia. Otros sectores de la iglesia siguen la idea ‘zwingliana’ de que son solo símbolos.

UNA PALABRA FINAL.

Esta vez no quiero hacer alusiones denominacionales, iglesias, o posturas doctrinales. He aprendido que la susceptibilidad es una de las enemigas mas poderosas en contra del análisis y la reflexión. Si un albañil termina de levantar una pared y asegura que esta quedo totalmente vertical, basta con que el Maestro de Obras traiga su plomada en la mano y la extienda en la pared. La plomada por sí sola revelara lo que hizo ese albañil. No hacen falta palabras. Muchas veces nos paramos encima de la pared que estamos levantando y nos creemos seguros que esta vertical, que no tiene ningún fallo, pero solo basta con extender la plomada y no hacen falta alusiones. Somos albañiles y estamos sobreedificando sobre el Fundamento. Cada uno debe revisar como sobreedifica. (leer 1Corintios 3:10). No importa que la pared sea de 5, 15, 20, 30, 40 años, la plomada del Maestro revela todo lo que esta fuera de lugar.

No es mi propósito comenzar a lamentar el que hayamos sido bautizados por un método u otro, o si esta conforme a la Escritura o no, o si nos fue mal enseñado. Los que hemos sido bautizados, estamos bautizados. Para Dios lo estamos. Nuestros pecados de error e ignorancia son parte de los pecados que han sido lavados por el Espíritu, representado en el agua del bautismo. Pero al menos reconocer honestamente nuestros fallos de interpretación, y donde hemos confundido el simbolismo del bautismo. Ese es mi propósito. Todas las iglesias reformadas históricas bautizan por afusión, y bautizan a los hijos de los creyentes……. ¡y no son católicos romanos!!!!

Cualquiera sea la reacción a mis palabras, no importa, la plomada ha sido extendida sobre la pared de cada uno. No hacen falta palabras, ni alusiones, solo basta con mirar la plomada.

¡SOLI DEO GLORIA!

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