Thursday, May 7, 2009

Un Tributo al Gran Reformador de Ginebra (Por: Daviel D'Paz)



El solo mencionar el nombre de Juan Calvino despierta sentimientos encontrados en las personas. Para algunos, él fue un hereje de primera clase. Para otros, fue uno de los más importantes siervos de Dios en los últimos 5 siglos. Me atrevo a decir que Juan Calvino es esa clase de personaje inusual, con el que no puedes permanecer neutral en tu afecto hacia él: o estás de su lado o estás en su contra; o lo odias o lo amas.

Juan Calvino nació el 10 de Julio de 1509 en Noyon Picardy Francia y el 27 de Mayo de 1564 partió de este mundo a la presencia del Señor, sin antes dejar un importantísimo legado tras de si, el cual ha beneficiado a todos aquellos que han sostenido en alto la fe evangélica y reformada tal como él la sostuvo mientras vivió.

De todos los hombres que ya han muerto, Calvino fue tal vez uno de los personajes más importantes que todavía siguen inspirando a millones de creyentes alrededor del mundo. Aunque hace ya 5 siglos que partió para estar con el Señor, hoy se encuentra más vivo que nunca. Su amor por la palabra de Dios y su pasión por la verdad, continúan influenciando las mentes y los corazones de hombres y mujeres que ven en él a un verdadero guerrero de las mil batallas, digno del más alto honor en las filas de las huestes del Señor.

Aunque muchos creyentes alrededor del mundo estarán celebrando en este mes de Mayo el 5º Centenario del gran Reformador de Ginebra, la mejor manera de celebrarlo es recordando el evangelio que él predicó y proponernos a sostener en alto y a defender ese evangelio en todo momento y en cada oportunidad. Ese será el mejor homenaje que le podemos brindar. Y si él viviera, estoy seguro que eso sería lo único que él nos pediría que hiciéremos.

En este breve análisis de su persona, voy a omitir muchos aspectos de su vida, los cuales podemos ver en otras obras completas escritas por biógrafos que han abordado en detalle la vida de Juan Calvino. Un ejemplo de esto es la obra clásica y muy completa de “La Historia de la Reforma” por J. H. Merle D’Aubigné.

Los detractores de Calvino

Una de las tristes y dolorosas realidades a las que nos enfrentamos en la actualidad, es que los detractores de Calvino no solo existieron cuando él vivía, sino que también existen hoy día. Y no son meramente aquellos quienes desprecian el evangelio que Calvino predicaba, sino aquellos que supuestamente sostienen las mismas verdades del evangelio que él afirmaba. El que Calvino sea vituperado por los enemigos del evangelio no es ninguna cosa extraña. Pero el que él sea vituperado y odiado por aquellos que creen en un mismo evangelio, eso sí que realmente es extraño. ¿Cuántos teólogos y líderes cristianos evangélicos contemporáneos se han propuesto a enlodar la imagen del Reformador de Ginebra en cada oportunidad que tienen?, no lo sé. Pero lo que sí sé es que muchos de ellos hasta distorsionan los hechos históricos con tal de enlodar a la persona de Calvino. Lo acusan con todos los epítetos que se les ocurren. Desde el “tirano quemador de herejes”, hasta el “siniestro papa de Ginebra”.

Y cuando hablo de sus detractores, no me estoy refiriendo a aquellos que nunca han estado en un salón de clases, o que nunca se han preocupado por hacer crecer su intelecto. Me refiero a aquellos líderes evangélicos muy reconocidos y respetados en la iglesia actual. Me refiero también a aquellos profesores de universidad que se jactan de poseer ciertos títulos académicos, pero que con todo y sus estudios universitarios demuestran una crasa y terrible ignorancia cuando se trata de hablar de los hechos tal como sucedieron en la vida de Juan Calvino.

Un claro ejemplo de esto es la horrible diatriba y los vituperios que Dave Hunt ha escrito respecto a la persona de Juan Calvino en su libro “What Love is this?” (Que por cierto, no se lo recomiendo ni siquiera a los enemigos de la fe cristiana debido a sus terribles distorsiones de los verdaderos hechos tal como ocurrieron). Dave Hunt escribió lo siguiente:

“Calvino usó el poder civil para imponer sus peculiares doctrinas sobre los ciudadanos de Ginebra y las reforzó…Con un control dictatorial sobre la población, Calvino impuso su clase de cristianismo sobre los ciudadanos por medio de azotes, encarcelamientos, destierros y quemas en la hoguera. Calvino ha sido llamado “el Papa Protestante” y el “Dictador de Ginebra” quien toleraba las opiniones de una sola persona en Ginebra: la suya propia….Calvino siguió los principios de castigo, coerción y muerte que Agustín había antes propuesto….Nunca nadie ha sido tan efectivo como lo fue Juan Calvino en la imposición totalitaria de “bondad” sobre la sociedad entera. Y por tanto, nadie ha probado tan claramente como él que la coerción no puede tener éxito debido a que no puede cambiar el corazón de los hombres”. (Dave Hunt, “What Love Is This?”, TBC, 2004, pp. 73, 74,76).

Cuando uno lee tantas falsedades como estas, no podemos menos que preguntarnos cuales son en realidad los motivos que hay en el corazón de alguien que ignora las fuentes históricas fidedignas y en su lugar, prefiere escuchar las voces de aquellos que son hasta enemigos de la fe cristiana y del evangelio de Cristo. Es asombroso que Dave Hunt se haya respaldado para “reconstruir” su versión de la “verdadera historia” de Juan Calvino, en personajes anticristianos como lo fue Will Durant (a quien él lo cita en las páginas 41,42,48,68,72,74,80,85,86,87,165,168 de su libro) y haya ignorado al famoso historiador cristiano evangélico que escribió personalmente 8 volúmenes sobre la Historia de la Reforma: Merle D’Aubigne.

Pero ya que Dave Hunt no le dio ninguna oportunidad a D’Aubigne para que describiera a Calvino, yo lo voy a hacer para que él nos hable un poco de quien fue realmente la persona de Juan Calvino, del hombre de carne y hueso que vivió en Ginebra hace 500 años. D’Aubigne escribió lo siguiente sobre él:

“Calvino ha sido representado como un hombre duro, desprovisto de de todo afecto natural –sin embargo, muy raramente algún esposo o padre ha expresado clamores de tanto afecto como los que él expresó en la muerte de su esposa y de sus hijos. El ha sido representado como un hombre sombrío y antisociable, quien ciertamente no asistiría a ninguna clase de fiestas –contrario a lo que hizo Jesús en las bodas de Cana-. Y sin embargo, él le escribió a un amigo en 1548 con motivo de una boda: ‘Respecto a la boda, espero que podamos tener una gran reunión. Habrá una buena compañía invitada, aunque no sea una multitud’. Ha sido representado como una persona de mente cerrada y un hereje intolerante, y sin embargo vivió toda su vida intentando acercar los unos a los otros, tanto a los cristianos como a las iglesias del mundo protestante”. (Merle D’Aubigne, “Let Christ Be Magnified”, p. 4, 5, The Banner of Truth, 2007).

Escuchemos por nosotros mismos a Juan Calvino

Jesucristo dijo claramente que “…de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45). Seguramente que si Juan Calvino fue realmente el siniestro personaje que Dave Hunt pinta en sus escritos, entonces lo que él escribió seguramente que también deberían mostrar cosas siniestras, pues Cristo dijo que “…el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo” (Lucas 6:45). Pero, ¿Qué es lo que escribió Juan Calvino? Leamos algo de lo que él mismo escribió:

“Aquellos, entonces, quienes se jactan de su fe cristiana mientras que al mismo tiempo se encuentran desprovistos de la santificación del Espíritu, se engañan a sí mismos. Pues la Escritura enseña que Cristo no solo nos ha sido justificación, sino que también nos ha sido santificación. Como resultado, no podemos recibir su justicia por medio de la fe sin abrazar al mismo tiempo esa santificación. El Señor, por el pacto que hizo con nosotros en Cristo, prometió que él no solo quitaría nuestros pecados, sino que también escribiría Su Ley en nuestros corazones (Jer. 31:31-34; Heb. 8:6-12; 10:11-18). La obediencia a esa Ley no es, entonces, una obra que podemos hacer por nosotros mismos. El poder para lograr esa obra viene por medio del Espíritu quien limpia nuestros corazones de su respectiva corrupción y los suaviza para que seamos obedientes a la justicia” (John Calvin, “Truth For All Time”, Banner of Truth, p. 32, 1998. Publicado originalmente en Francés “Bréve Instruction chrétienne” en 1537).

Conclusión

Cristo dijo también que “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón, saca lo bueno” (Lucas 6:45). Si no existiera ningún recuento histórico sobre la persona de Juan Calvino, sus mismos escritos nos bastarían para llegar a tener una idea correcta de quién realmente fue él. Una persona perversa y siniestra no puede hablar ni escribir cosas espiritualmente edificantes, ténganlo por seguro. Por lo tanto, la conclusión a la que podemos llegar es que el buen árbol se conoce por sus frutos y los frutos que Juan Calvino dio, todavía permanecen bendiciendo cada día a miles de personas en todo el mundo. Aunque Calvino también se equivocó y cometió errores, no es mi intención abordar en este breve artículo esos errores y equivocaciones. Solo basta con decir que él fue un ser humano como cualquiera de nosotros que no estaba libre de pecado, pero que por la gracia de Dios, Calvino “fue lo que fue”
(1 Corintios 15:10).

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