Wednesday, February 4, 2009

LAS IDEOLOGIAS EQUIVOCADAS TRAEN CONSECUENCIAS (1ª Parte)



No cabe duda que las ideas equivocadas traen consigo sus terribles consecuencias en aquellos que las creen y las fomentan, pues terminan practicando lo que creen. Por ejemplo, las ideologías equivocadas de Hitler respecto a la existencia y preservación de una raza superior, trajo como resultado el Holocausto de casi 6 millones de judíos quienes eran considerados por el Nazismo como una raza inferior. Este hecho ha pasado a la historia como una de las páginas más negras del siglo XX.

Pero existe otra popular ideología que ha traído ya sus terribles consecuencias desde hace varios años y es aquella que afirma que los judíos modernos tienen un derecho divino sobre la tierra. Esto ha traído como resultado, acciones inhumanas tales como el robo de las propiedades y el desplazamiento de los palestinos hasta convertirlos en refugiados simplemente por el hecho de no ser judíos. Los judíos modernos no solo han olvidado lo que ellos sufrieron hace unas décadas atrás, sino que ellos se encuentran haciendo lo mismo que les hicieron a ellos, gracias a una terrible ideología equivocada.

Hank Hannegraaf ha escrito un libro muy necesario en estos días de confusión escatológica, en el que aborda con lujo de detalles en su introducción la premisa de que una interpretación equivocada traerá siempre consecuencias equivocadas. El libro como un todo, es en realidad una cortante crítica sobre la interpretación Dispensacionalista sobre los “últimos días”. Todos los que amamos la sana doctrina estamos en deuda con Hanegraaff por abordar con claridad y responsabilidad un tema tan abusado por muchos evangélicos modernos. Respecto a las consecuencias de la ideología del “derecho divino sobre la tierra” Hanegraafff escribe lo siguiente:

“Ocho años antes de que Israel fuera formalmente establecida en 1948, Joseph Weitz, director del Fondo Nacional Judío por la Tierra, definió el debate sobre el territorio cuando declaró que no había suficiente espacio en palestina para ambos grupos, Judíos y Palestinos: “Si los árabes abandonan el país, este será espacioso y abierto para nosotros. Si los árabes se quedan, el país permanecerá estrecho y miserable. La única solución es un Israel sin árabes. No existe ninguna tolerancia en este punto”. El primero en ser el Primer Ministro de Israel David Ben Gurion, fue igualmente directo cuando escribió lo siguiente: “Expulsaremos a los árabes y tomaremos su lugar”.

“De esa manera”, -continúa Hanegraaff- “a tan solo tres años después del holocausto Nazi el cual terminó en 1945, otro holocausto fue iniciado en la Tierra Santa. El Hermano Andrés, quien ha sido muy conocido por haber pasado Biblias de contrabando dentro de la Cortina de Hierro bajo el sistema Comunista, recuerda la bien conocida masacre de Deir Yessin en el año de 1948, en la que una aldea completa de 250 hombres, mujeres, niños y bebés, fueron brutalmente asesinados por los paramilitares Israelíes: “Unos pocos hombres fueron dejados vivos para que fueran a otras aldeas para que contaran lo sucedido; después también ellos fueron asesinados. El resultado de esto fue el pánico. Esa fue la razón del porque muchos Palestinos huyeron. Aldeas enteras fueron evacuadas, lo cual era exactamente lo que los judíos deseaban. Ellos solo se apoderaron de los hogares de esas personas” (Hank Hanegraaff, “The Apocalypse Code” pp.xxiii-xxvi, Thomas Nelson Publishers, 2007).

Esta es la historia que es desconocida por la mayoría de los cristianos evangélicos. La mayoría de los cristianos evangélicos ven con una gran expectativa el regreso de los judíos a Israel creyendo equivocadamente que este hecho marca “el inicio de los últimos días”. Pero el resultado de esta defectuosa interpretación escatológica pasa por alto la violación de los derechos humanos de un pueblo que también merece vivir y tener un patrimonio como cualquiera de nosotros. No solo eso, sino que los evangélicos modernos han pasado por alto también el hecho de que entre esos palestinos desplazados, muchos de ellos eran cristianos quienes tenían sus reuniones todos los domingos y que también fueron desarraigados de sus hogares y ahora viven como refugiados.

Por ejemplo, Hanegraaff cita a Gary Burge quien escribió un libro titulado: “Whose Land? Whose Promise?” (¿De quién es la tierra? ¿De quién es la Promesa?), en el que Burge dice lo siguiente:

“Na’im Stifan Ateek tenía tan solo once años de edad en 1948. El y su familia pertenecían a la comunidad cristiana Anglicana en Beisan. Su hogar era un centro de actividades cristianas: estudios bíblicos, misioneros visitantes y clases de escuela dominical eran realizadas allí. Su padre ayudó incluso a construir una capilla Anglicana en Beisan. Cuando el pastor anglicano no podía llegar (el cual venía desde Nazaret para celebrar la comunión una vez al mes), el padre de Na’im servía en la iglesia como un lector laico.

El 12 de Mayo de 1948, (dos días antes de que fuera declarado el estado Israelí), soldados israelíes ocuparon Beisan. No hubo resistencia ni pelea, ni asesinatos. La ciudad simplemente fue tomada. Después de entrar en los hogares en busca de armas y radios, el 26 de Mayo ellos reunieron a los hombres importantes de la ciudad para hacerles un anuncio importante: Todos deberían abandonar sus hogares en algunas horas, diciéndoles que “si ustedes no abandonan este lugar, tendremos que matarlos”. Cuando las personas se reunieron en el centro del pueblo, los soldados separaron a los musulmanes de entre los cristianos. Los musulmanes fueron enviados al este de Jordania y los cristianos fueron puestos en autobuses y depositados en las afueras de Nazaret. Dentro de unas horas, el padre, la madre y los hermanos de Na’im eran refugiados. Ellos lo habían perdido todo, excepto las pertenencias que podían llevar consigo. En Nazaret ellos se unieron con algunos amigos y diecisiete de ellos vivían en dos habitaciones cerca del “pozo de Maria”. El padre de Na’im fue a trabajar ayudando como voluntario a los incontables cristianos y musulmanes inundando Nazaret diariamente quedando ahora como refugiados.

Diez años después, en 1958 el gobierno permitió que muchos de las familias palestinas viajaran por solo un día sin ser restringidos. El padre de Na’im estaba muy emocionado en llevar a sus hijos a Beisan para que ellos pudieran ver su “hogar”. El edificio de la iglesia Anglicana lo habían convertido en una bodega. El edificio de la iglesia Católica romana lo habían convertido en una escuela. El edificio de la iglesia ortodoxa griega se encontraba en ruinas. Na’im recuerda el momento cuando su padre atravesó la puerta de su hogar, ese hogar que él había construido con sus propias manos. Quería verlo por última vez. Pero su petición fue rechazada. El nuevo ocupante israelí le dijo: “esta no es tu casa; es nuestra” (op. cit. p.xxv).

Tal fue la suerte de un gran número de palestinos que fueron literalmente desarraigados de sus hogares, aún cuando poseían un título de propiedad que les hacía ser los propietarios legítimos de esas casas. ¿Respetaron los judíos esos documentos que demostraban quienes eran los legítimos dueños? No en lo absoluto. Una vez más, Hanegraaff cita a Gary Burge cuando describe la historia de un campesino árabe quien le pregunta a un oficial israelí lo siguiente:

“¿Cómo puede usted negar mi derecho a esta tierra? Es mi propiedad. Yo la heredé de mis padres y mis abuelos y tengo el documento que demuestra que es mi propiedad”. El oficial le contesta y le dice: “Nuestro documento es mucho más impresionante; tenemos el derecho a la tierra desde Dan [en el lejano Norte] hasta Elat [el lejano sur”]. Otro oficial se encontraba dando a otro campesino un Vale por el precio de su tierra. Sosteniendo el titulo de propiedad de este campesino, el oficial dijo: “Esta no es tu tierra; es nuestra y te estamos pagando un salario como nuestro ‘vigilante’, pues eso es lo que eres. Tú has vigilado nuestra tierra por dos mil años y ahora te estamos pagando la cuota de ello. Pero la tierra siempre ha sido nuestra” (op.cit. p.xxvi).

¿Qué es lo que podemos decir de todo esto nosotros los cristianos evangélicos que supuestamente creemos en la justicia social? ¿Justificaremos tales acciones como algo legítimo en nombre del “pueblo escogido”? Tales preguntas no pueden ser evadidas y deben ser contestadas, pues tarde o temprano vamos a enfrentarnos con la verdad. Esto prueba una vez más que las ideas equivocadas, siempre traen sus terribles consecuencias.

Daviel D’Paz

No comments: