Friday, December 25, 2009
Thursday, November 26, 2009
“Thanksgiving Day”: Un día especial de acción de Gracias
“Ralph Waldo Emerson observaba que si las constelaciones aparecieran solamente una vez en mil años, imaginemos qué momento tan emocionante sería ese. Pero debido a que ellas se encuentran allí todas las noches, muy rara vez las apreciamos” (Robert J. Morgan, “Stories, Ilustrations & Quotes” p. 736, Nelson Publisher, 2000).
La interesante observación de Ralph Waldo Emerson puede muy bien aplicarse al privilegio que tenemos en este país no solo sobre la libertad de expresión, sino también sobre la libertad religiosa. Una libertad que muchos países no tienen hasta este momento y que el resultado de eso, es una severa persecución por causa de su fe.
Como seres humanos tendemos a ver las cosas por su mayor parte de manera pesimista. Vemos los males que aquejan a este país y tendemos a criticarlo argumentando que toda esta maldad no puede ser el resultado de un país “cristianizado”. Pero lo que muchas veces obviamos o simplemente pasamos por alto, es el hecho de que en este país todavía se siguen celebrando y conmemorando “días especiales” en un contexto cristiano. ¿Cuáles son los otros países que tienen un día oficial en su calendario apartado especialmente como un gesto de accion de gracias a Dios? Realmente me gustaría saber los nombres de los otros países que oficialmente tienen un día apartado nacionalmente para dar gracias al Dios verdadero por sus bendiciones recibidas.
“Una persona hambrienta es mucho más agradecida por su escasa ración, que el rico por su mesa llena de abundante comida. Una mujer abandonada en un asilo de ancianos aprecia más una simple visita que lo que lo haría una mujer popular con una fiesta celebrada en su honor. Un creyente ruso que finalmente obtiene su propia copia de las Sagradas Escrituras después de 75 años de un ateísmo impuesto por el estado, es más agradecido por su pequeño libro de lo que somos nosotros por todos los libros cristianos, revistas y traducciones que inundan nuestros estantes” (R. J. Morgan, op. cit. p. 736).
Esta importante observación nos muestra también que nuestro adagio hispano es verdad: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. El pueblo norteamericano por muchos años ha tomado sus privilegios cristianos muy a la ligera. Sin embargo, los que provenimos de trasfondos culturales distintos nos damos cuenta inmediatamente de la gran bendición que tenemos al vivir en un país que respeta la libertad de expresión y concede libertad religiosa aún a grupos cuyas ideas se encuentran totalmente opuestas a lo que enseña la Biblia. Esto es algo que, o bien es ignorado o simplemente es pasado por alto.
Es por eso que personalmente veo este día (el cuarto jueves del mes de Noviembre) como un día muy especial en este país, independientemente de si otras personas lo ven como cualquier otro día. Pero, ¿Cuáles fueron los inicios de esta celebración?
Todo comenzó con un grupo de peregrinos provenientes de Inglaterra y de otros países europeos, quienes se encontraban huyendo de sus países de origen debido a las persecuciones por causa de su fe en Cristo. Este grupo de personas (conocidos también como los puritanos) anhelaban vivir en un lugar donde no existiera la opresión y tuvieran libertad religiosa para poder adorar a Dios con verdadera libertad de conciencia. Muchos de los que se quedaban en sus países eran perseguidos y asesinados por causa de su fe. Después de algunos intentos fallidos por pisar el nuevo continente, finalmente subieron a bordo de una embarcación conocida como el “Mayflower” y el 21 de Noviembre del año 1620 mientras se disponían a pisar tierra firme, firmaron un tratado en el que se comprometían a trabajar juntos y unidos para la gloria de Dios y la proclamación del evangelio en su nuevo país.
Muchos de esos peregrinos perdieron la vida al enfrentar el crudo invierno en las tierras de Plymouth Massachussets. Los que sobrevivieron continuaron confiando en Dios y mirando hacia el futuro con confianza y optimismo. Ayudados por los indios nativos, sembraron sus semillas durante el verano y en el mes de Noviembre celebraron su primer día de “Acción de Gracias” a Dios por la cosecha que Él les permitió recoger. Aún en estas tierras completamente desconocidas para ellos, se acordaban y daban gracias a Dios por las bendiciones recibidas.
El primer día de “Acción de Gracias” fue celebrado en Plymouth Massachussets en poco menos de un año en que los colonizadores se habían establecido en el nuevo continente. El primer invierno fue devastador y murieron casi la mitad de los miembros de la colonia. Pero nació una nueva esperanza con la llegada de la primavera en el año 1621, ya que los indios Iroquois ayudaron a los nuevos inmigrantes a cultivar maíz y otros granos. En el mes de Octubre, el gobernador de la colonia William Bradford, señaló un festival de la cosecha para dar gracias a Dios por las bendiciones y el progreso de la colonia.
En el año 1789, el presidente George Washington proclamó el 26 de Noviembre como un día nacional de “Acción de Gracias”. Pero no fue sino hasta el año de 1863 en el que el presidente Abraham Lincoln instituyó oficialmente el último jueves de cada mes de Noviembre “como un día de acción de gracias y de alabanza a nuestro benéfico Padre”.
Concluyo este breve artículo con otra cita de Robert J. Morgan:
“Una de las evidencias de la obra del Espíritu Santo en nuestra vida, es un continuo reconocimiento y acción de gracias por las bendiciones recibidas. Dios quiere hacer de nosotros personas que puedan exhibir la gratitud en una proporción adecuada a los dones y las bendiciones que hemos recibido” (Robert J. Morgan, op. cit. p. 736)
¡Feliz día de Acción de Gracias!
Daviel D’Paz
Wednesday, November 25, 2009
Dos puntos de vista sobre Mateo 24: John MacArthur (4ª Parte)
Una pregunta vital que debe ser abordada antes de profundizar en los detalles específicos del discurso del Monte de los Olivos es la siguiente: si nuestro Señor estaba dando en detalle esta serie de eventos los cuales precederán y señalarán su venida en gloria -si un periodo de siete años de tribulación debe acontecer antes de su regreso a la tierra- entonces, ¿En qué sentido podemos mantener que su venida es inminente? (ver capítulo 2 de este libro).
Las Escrituras sugieren que la segunda venida ocurre en dos etapas –primero el rapto, cuando él venga por los santos y sean arrebatados para encontrarlo en el aire (1 Tes. 4:14-17), y segundo, su regreso a esta tierra, cuando venga con sus santos (Judas 14) para ejecutar juicio en contra de sus enemigos. La semana setenta de Daniel debe caer entre esos dos eventos. Ese es el único escenario que reconcilia la inminente venida de Cristo por sus santos con las señales todavía no cumplidas que anunciarán su venida final y gloriosa con los santos.
En otras palabras, la iglesia entera será removida de la tierra antes de que la tribulación comience. Las Escrituras nos indican que durante la semana setenta de Daniel, el Israel nacional, no la iglesia, será el foco del programa terrenal de Dios. El periodo completo de tribulación es un preludio a la redención nacional mencionada en Romanos 11:26 cuando “todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el libertador que apartará de Jacob la impiedad”. El Rapto –la remoción de la iglesia- significa que “la plenitud de los gentiles ha entrado” (v.25). Y el principio de la tribulación marca el comienzo del doloroso proceso por el cual el Israel nacional será injertado de nuevo en el buen olivo (v.24).
Jeremías 30:7 es un texto clave para entender la naturaleza de la tribulación: “¡Ah, Cuan grande es aquel día! Tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado” (énfasis en el original). Claramente, el significado de la tribulación pertenece al Israel étnico y nacional, no a la iglesia. En ningún lugar se menciona a la iglesia en ninguna de las descripciones bíblicas sobre la tribulación. De hecho, la descripción del apóstol Juan del cielo presenta a 24 ancianos (Apoc. 4:4). Ellos representan a la iglesia del Nuevo Testamento, “ancianos” (presbuteros en el texto griego) siendo la misma palabra usada para los oficiales en las iglesias. Los eventos asociados con la tribulación en Apocalipsis ni siquiera inician sino hasta el capítulo 6, después de que esos 24 ancianos fueron vistos en el cielo.
Alguien puede hacer notar que uno de los temas recurrentes en las profecías sobre la tribulación a través de todas las Escrituras, es que los creyentes quienes vivan en esa era, serán severamente perseguidos debido a su fe. Así que, si la iglesia es llevada al cielo antes de la tribulación, ¿De donde salen estos creyentes? La respuesta obvia es que ellos son creyentes que vienen a la fe después del rapto.
El rapto es de hecho inminente; puede ocurrir en cualquier momento. La segunda etapa de la venida de Cristo –su venida en gloria con los santos- es el evento al que apuntan todas las señales y advertencias del discurso en el Monte de los Olivos.
Algunos han preguntado del porqué el Señor advertiría a las personas durante el tiempo del Nuevo Testamento tal como lo hace en este mensaje, cuando él sabía que ellos nunca vivirían para experimentar estas señales terribles. De hecho, ¿Para qué incluir esto en el recuento de los evangelios en donde ha servido como una advertencia para la iglesia en cada generación? Pero una pregunta similar podría ser hecha acerca de la profecía de Isaías y de sus advertencias respecto a la cautividad babilónica (Isa. 39:6,7), la cual no ocurrió hasta que todas las personas de la generación de Isaías habían muerto. El mensaje es dado para advertir a todos acerca de las consecuencias del pecado –y quedará como una advertencia específica para aquellos que experimenten tan terrible juicio.
Traducido por: Daviel D’Paz
Friday, November 13, 2009
Opinando sobre el escrito de Kenneth Gentry
He consultado varios comentarios escritos por autores Dispensacionalistas para ver cómo ellos abordan el texto de Mateo 24:34 y la explicación que ellos dan a las palabras claves de Cristo para entender ese discurso. Por lo regular todos ellos o bien le prestan muy poca atención a esas palabras como si el versículo no fuera tan importante o simplemente afirman que Jesucristo se refiere a una generación futura. Esta clase de exégesis descuidada no es la clase de exégesis que realiza Kenneth Gentry en todo el discurso del Monte de los Olivos y en este versículo en particular.
Gentry inicia su explicación poniendo las cosas en su perspectiva correcta cuando afirma “Más significativo aún que el recurso contextual de Mateo, es la declaración del Señor en Mateo 24:34: “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. Aquí tenemos un pronunciamiento claro, autoritativo y convincente del tiempo en el que sucederían los eventos registrados en Mateo 24:4-31”.
Gentry no es el único que ha identificado ese versículo como un versículo CLAVE para entender el discurso. Muchos otros también lo han hecho en el pasado y lo siguen haciendo en el presente. Voy a citar dos ejemplos para demostrarlo:
William Barclay fue un erudito y expositor bíblico escocés de renombre y en su comentario de Mateo sobre este versículo escribe lo siguiente:
“Muy pocos pasajes nos confrontan con una dificultad tan grande como este….existe una verdadera dificultad aquí la cual, aunque no podamos resolverla completamente, aun así debemos enfrentarla decididamente. Tomemos como nuestro punto de inicio el versículo 34: “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. Cuando consideramos estas palabras, emergen tres posibilidades:
(a) Si Jesús dijo esto con referencia a su segunda venida, entonces se equivocó pues él no regresó dentro del tiempo de la generación que escuchó esas palabras. Muchos aceptan este punto de vista, creyendo que Jesucristo en su humanidad tenía limitaciones de conocimiento y que creía que regresaría antes de que terminara esa generación. Podemos aceptar que en su humanidad Jesús tenía limitaciones de conocimiento, pero es difícil creer que estaba en un error respecto a tan grande verdad espiritual como lo es esta.
(b) Es posible que Jesús dijo algo como esto y que fue cambiado al momento de trasmitirlo. En Marcos 9:1 Jesús es descrito diciendo: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder”. Esto fue triunfante y gloriosamente verdadero. Dentro de esa generación el reino de Dios se esparció poderosamente hasta que hubo cristianos a través de todo el mundo conocido.
Ahora bien, los primeros cristianos esperaban la segunda venida de Cristo inmediatamente. En su situación de persecución y sufrimiento, ellos anhelaban el alivio que la venida de Cristo traería y algunas veces ellos tomaron ciertas frases que fueron dichas para describir al reino y las aplicaban a la segunda venida lo cual es algo completamente diferente. Algo como esto pudo haber sucedido aquí. Lo que Jesús pudo haber querido decir es que su reino vendría con gran poder antes de que terminara esa generación.
(c) Pero existe una tercera posibilidad. ¿Qué tal si la frase que dice “hasta que todo esto acontezca” no se refiera en realidad a su segunda venida? ¿Qué tal si esa referencia es respecto al tema profético con el cual se inició el capítulo: la destrucción del templo y la caída de Jerusalén? Si aceptamos esto, entonces no existe cual ninguna dificultad. Lo que Jesús estaría diciendo es que sus severas advertencias respecto a la destrucción de Jerusalén tendrían su cumplimiento dentro de esa misma generación –y esas palabras fueron de hecho cumplidas 40 años mas tarde. Este parece ser por mucho el mejor curso al tomar los versículos 32 al 35 como refiriéndose no a la segunda venida, sino a la destrucción de Jerusalén, pues al hacerlo así, todas las dificultades en el texto desaparecen”. (William Barclay, "The Gospel Of Matthew", p. 314,315. Westminster Press, 1975).
R. T. France es otro erudito inglés quien también ha escrito extensamente sobre el evangelio de Mateo y es reconocido internacionalmente como una autoridad en el tema. France ha enfrentado este texto de la manera que debe ser enfrentado: en su contexto inmediato y tomando en cuenta el lenguaje de Cristo. France escribió lo siguiente:
“El tiempo de este evento catastrófico es ahora específicamente más cercano, y la frase solemne “De cierto os digo” lo señala como un pronunciamiento solemne que debe ser escuchado. Aquellos que interpretan este pasaje como refiriéndose a la Parusía, deben por lo tanto concluir que lo que Cristo dijo no fue verdad, o que la frase ‘esta generación’ no conlleva aquí su significado normal. Por ejemplo, esta frase ha sido interpretada como significando ‘la raza judía’ o ‘los judíos incrédulos’. Es casi imposible que puedan sostenerse estas interpretaciones.
Ni tampoco puede ser tomada la frase ‘todas estas cosas’ excluyendo los eventos descritos en los versículos que preceden. Un entendimiento natural de estos versículos nos lleva a concluir que: o Jesús se equivocó (pues Mateo lo malinterpretó), o el discurso no ha sido todavía llevado hasta la pregunta directa del versículo 3b, “la señal de tu venida y del fin del siglo”, sino que se ha concentrado principalmente en la primera parte de la pregunta de los discípulos: “¿Cuando serán estas cosas (la destrucción del templo?”). [R. T. France, Matthew: Tyndale New Testament Commentaries p. 346, IVP 1985].
Tanto Barclay como France han comprendido las tremendas implicaciones que este versículo presenta para la credibilidad no solo de las Escrituras, sino para la credibilidad del mismo Jesucristo. Como bien lo señala Gentry: “Cristo estaba arriesgando su credibilidad sobre la absoluta certeza de este pronunciamiento profético”.
Es por esa razón que para evitar esto, la mayoría de autores Dispensacionalistas o bien distorsionan el verdadero significado del versículo 34, o simplemente le dan un trato mucho muy superficial. He aquí algunos ejemplos:
William MacDonald da la siguiente explicación de este versículo:
“Después de referirse a la higuera, Jesús agregó: “De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. “Esta generación” no puede referirse a las personas que se encontraban viviendo cuando Cristo estaba sobre la tierra pues todas ellas ya pasaron [entiéndase: ya murieron], sin embargo los eventos del capítulo 24 todavía no han sucedido. ¿Qué es lo que quiso decir entonces nuestro Señor con las palabras “esta generación”? Existen dos posibles interpretaciones.
F. W. Grant y otros más creen que el concepto es “la generación que vea el inicio de las señales también verá el fin”. Las mismas personas quienes vean el resurgimiento de Israel como nación (o quienes vean el comienzo de la tribulación), verán al Señor Jesús viniendo en las nubes del cielo para reinar.
La otra explicación es que la palabra “generación” debe ser entendida como raza. Esta es una traducción legitima de la palabra griega; significa personas de la misma clase, linaje o familia (Mateo 12:45; 23:35,36). Así que, Jesús estaba profetizando que la raza judía sobreviviría para ver todas estas cosas cumplirse. Su continua existencia a pesar de persecuciones atroces, es un milagro de la historia.
Pero creo que existe un pensamiento adicional. En el tiempo de Jesús “esta generación” era una raza que rehusaba vehementemente reconocerlo como el Mesías. Creo que él estaba prediciendo que el Israel nacional continuaría en esa misma condición de rechazo hacia Cristo hasta su segunda venida. Entonces toda la rebelión será desmenuzada y solo aquellos quienes voluntariamente se sometan a su gobierno serán preservados para entrar al Milenio” (William MacDonald, “Believer’s Bible Commentary” p. 1296, Thomas Nelson 1995).
No es necesario ser un erudito profesional para detectar las terribles deficiencias en esta clase de interpretación. Hasta cierto punto, ningún expositor serio recurriría al comentario de MacDonald como primera opción para dilucidar tan intrincado dilema. Es obvio que este comentario carece por mucho, del peso exegético y erudición que caracterizan a los comentarios por Barclay y France por mencionar solo dos ejemplos. Debido a este hecho, no es de sorprendernos que encontremos esta clase de interpretación por parte de MacDonald, pero lo que si es verdaderamente sorprendente es encontrar la siguiente interpretación en un comentario de más peso académico y erudición.
Ed Glasscock en su comentario de Mateo escribe lo siguiente:
24:34,35 La “generación” (genea, “raza, nación, pueblo”) a la cual Jesús se estaba refiriendo es la generación que vea las señales recién dadas para la parusía. Una vez que comience a desarrollarse “la gran tribulación” (v.21), esa generación no pasará hasta que todo sea cumplido. Para añadir peso a lo que Él acaba de afirmar, el Señor agregó que sus palabras son mucho más duraderas que el mismo universo. El cielo y la tierra pasarán, pero lo que él ha proclamado durará eternamente” (Ed Glasscock, “Matthew: Moody Gospel Commentary”, p, 475, Moody 1997).
Esto es todo lo que el Dr. Glasscock tenía para decir sobre este versículo. Esta clase de exégesis descuidada solo refleja la falta de disponibilidad que existe en TODOS los Dispensacionalistas para interactuar con las posturas diferentes y en su lugar, escriben como si su interpretación fuera la única válida. Esto por supuesto, está muy lejos de ser verdad.
Cuando comparamos estas dos últimas explicaciones con las que Barclay, France y Gentry hacen del texto, nos damos cuenta que existe una diferencia abismal entre ellas. Esto nos dice mucho de quienes son lo que verdaderamente tratan el texto con cuidado y están dispuestos a enfrentarse sinceramente con la verdad, aún cuando su contenido pueda echar por tierra nuestras ideas preconcebidas y presuposiciones erróneas.
Daviel D’Paz
Monday, November 9, 2009
Estrellas cayendo del cielo y la luna convirtiéndose en sangre ¿Qué significa esto?
Un querido hermano hizo una pregunta muy interesante respecto al tema que estamos abordando a la cual he decidido contestar en este breve artículo. La pregunta dice de la siguiente manera:
“Un saludo desde Antofagasta, Chile Hermano, he seguido este estudio desde el comienzo, y he estado aprendiendo sobre este tema, neófito soy en él. Comprendo la postura del Sr. gentry, y la de MacArthur. Pero hay algo que aún no entiendo con respecto a lo que dijo el Sr. Gentry: "Estoy de acuerdo con John Gill quien escribió: “Esta es una completa y clara prueba de que nada de lo que se dice antes [del v.34], se relaciona a la segunda venida de Cristo, al día del juicio y al fin del mundo; sino que todos esos versículos pertenecen a la venida del Hijo del Hombre en la destrucción de Jerusalén y al fin del estado judío”" Es esta parte la que no entiendo, ya que los versículos 29, 30 y 31 hablan del sacudimiento de las potencias del cielo, la venida del Hijo del Hombre en las nubes, y el envío de los ángeles de Dios por su escogidos. ¿Cómo puedo encajar estos acontecimientos al año 70 d.C? Perdone mi torpeza, pero no entiendo esto, agradecería su respuesta.
Gracias por compartir este estudio, he ido aprendiendo un poco más sobre este tema tan difícil para mí.
Dios le bendiga hermano”.
Hola hermano Flavio:
Gracias por su pregunta y su interés en este tema. Voy a contestar de la manera más brevemente posible debido a que esta pregunta estará siendo abordada en detalle en los próximos comentarios. Pero aunque seré breve, intentaré ser lo más claro posible.
Todo expositor que ve en los eventos del discurso del Monte de los Olivos como eventos ya cumplidos en el año 70, (al menos hasta el versículo 35 de Mateo 24), se basa principalmente en la referencia del factor TIEMPO mencionada por Jesucristo en el v. 34 (“No pasará ESTA generación…”). Es precisamente este versículo que causa demasiados problemas a los que sostienen un punto de vista FUTURISTA de Mateo 24, pues se ven obligados a interpretar la frase “esta generación” como una generación futura y no la generación a la que Cristo le dijo estas palabras. Sin embargo, como ya hemos visto en la detallada exégesis que Gentry hace del texto, esto es prácticamente imposible.
Ahora bien, justo antes del versículo 34, Jesucristo hace mención de algunos eventos que confunden a muchos intérpretes:
1) El sol se oscurecerá (v. 29)
2) La luna no dará su resplandor (v.29)
3) Las estrellas caerán del cielo (v.29)
4) Las potencias de los cielos serán conmovidas
5) Aparecerá la señal del Hijo del Hombre
6) Lamentaran todas las tribus de la tierra
7) Y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.
Para explicar satisfactoriamente estos versículos es necesario tener en cuenta el lenguaje altamente simbólico que Jesucristo usa aquí. De hecho, este aspecto interpretativo es lo que hace a la posición preterista ser bastante fuerte y a mi parecer, mucho más apegada al texto bíblico que la postura futurista, debido a que se sujeta al lenguaje del texto para poder interpretarlo correctamente. Es por eso que la mayor parte del problema futurista-Dispensacional es en realidad de carácter hermenéutico, es decir, fallan en interpretar el texto tal como el texto mismo demanda ser interpretado: ya sea metafóricamente, simbólicamente o de manera ESTRICTAMENTE literal.
Es obvio que estos versículos NO PUEDEN ser interpretados LITERALMENTE. Aún el mismo MacArthur reconoce esto, pues escribe lo siguiente defiriéndose a las señales cósmicas mencionadas arriba:
“La mayoría estará de acuerdo en que existe un alto grado de simbolismo en Mateo 24:29. Casi NADIE ESPERA que las estrellas CAIGAN LITERALMENTE del cielo. Es posible también que EL SOL NO SE EXTINGA LITERALMENTE; mas bien, la luz del sol puede simplemente ser oscurecida parcialmente de la tierra (Ez. 32:7). Así que, estoy de acuerdo en que NO ES NECESARIO UN SIMPLE LITERALISMO para obtener el sentido correcto de las palabras de Jesús” (John MacArthur, "The Second Coming", p. 122, Crossway Books, Énfasis mío).
MacArthur sabe muy bien que si interpreta estas palabras LITERALMENTE (“a raja tabla” como decimos nosotros), su interpretación seria mucho menos aceptable debido a los principios hermenéuticos que rigen la interpretación de las Escrituras. Lo irónico de esto es que aunque MacArthur acepta que estas palabras NO DEBEN ser tomadas LITERALMENTE, sigue aferrándose a su muy peculiar interpretación Futurista Dispensacional, una verdadera ironía que hasta este momento yo no logro entender.
Pero la interpretación que el PRETERISMO ortodoxo da a estos versículos, es a mi juicio, mucho más bíblica y consistente con el contexto de la destrucción del templo en el año 70 y lo que registra la historia de ese evento y con la interpretación bíblica en general. Para entender este lenguaje, tanto Gentry como otros expositores más, apelan al Antiguo Testamento para entender el lenguaje simbólico usado por Jesucristo. Por ejemplo, Gary DeMar quien es un colaborador muy cercano de Kenneth Gentry, explica estos versículos de la siguiente manera:
“Pero, ¿Cuándo en el primer siglo se oscureció el sol y la luna y las estrellas cayeron del cielo? El lenguaje usado aquí es típico del lenguaje usado en el Antiguo Testamento en donde los fenómenos estelares representan GOBIERNOS Y NACIONES. LaHaye admite que el sol, la luna y las estrellas a menudo son usadas como símbolos para algo más, es decir, las naciones y los sistemas políticos….En Eclesiastés 12:1,2 encontramos que la expresión ‘antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas’ es usado como símbolo de los BUENOS TIEMPOS. De igual manera, el decir lo contrario –la expresión del sol, la luna y las estrellas siendo oscurecidas –simboliza ‘dias malos’, DIAS DE TRIBULACION. Ya que la profecía de Jesús en Mateo 24 trata sobre el juicio sobre Israel, el sol y la luna SE OSCURECEN y las estrellas caen del cielo”.
Gary DeMar continúa su explicación de estos versículos y apela al Antiguo Testamento para demostrar su postura:
“El Antiguo Testamento –las únicas Escrituras que los discípulos tenían para interpretar las palabras de Cristo- se encuentra lleno de metáforas que describen el oscurecimiento del sol y de la luna y la caída de estrellas. En cada caso, las imágenes claramente indican LA CAIDA DE NACIONES:
1) La destrucción de Babilonia por los Medos y los Persas:
“Profecía sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amos. Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes…. He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor”. (Isaías 13:1,2, 9,10).
2) La destrucción de Egipto:
“Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas; el sol cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz. Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice Jehová el Señor…Cuando asuele la tierra de Egipto, y la tierra quede despojada de todo cuanto en ella hay, cuando mate a todos los que en ella moran, sabrán que yo soy Jehová.” (Ezequiel 32:7,8, 15)
3) El juicio sobre Israel
¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz” (Amos 5:18).
“Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro” (Amos 8:9).
Usando un lenguaje similar en Mateo 24:29, Jesús les dijo a sus discípulos que vendría un tiempo de un intenso juicio divino en contra de Israel en el transcurso de esa generación. Al permitir que las Escrituras interpreten las Escrituras, no se nos deja a nuestra propia especulación para entender lo que Cristo quiso decir con esas palabras: Israel seria juzgada antes que terminara esa generación a la que Cristo le estaba hablando.
Si interpretamos estas palabras de manera estrictamente literal tal como LaHaye insiste, eso significaría que “las estrellas van a caer del cielo”. ¿Pero a donde van a caer? Apocalipsis 6:13 nos dice que “las estrellas del cielo cayeron a la tierra”. ¿Cómo puede ser esto posible ya que el tamaño de una estrella es muchas veces mayor que la tierra? Una sola estrella que golpee la tierra la evaporizaría inmediatamente. Si estas estrellas son meteoritos, tal como lo afirma LaHaye, entonces se abandona EL LITERALISMO. Pero aun así, una lluvia de meteoritos sobre la tierra causaría una indecible destrucción. Y sin embargo, debemos creer que el Anticristo va a gobernar al mundo usando una tecnología súper sofisticada, aun después que esas “estrellas” caigan del cielo a la tierra (Apoc. 13). El acercamiento más bíblico es el seguir la propia interpretación de cómo el sol, la luna y las estrellas se aplican al juicio temporal de las naciones (Isa. 13:10-13; 24:16, 19-23; 34:4; Eze. 32:6-8; Joel 2:10, 30,31; 3:15,16; Hab. 3:6-11). Ninguno de estos casos se refiere a la destrucción de la tierra aún cuando es usado un lenguaje cósmico. (Gary DeMar, “End Times Fiction”, pp. 99-102, Thomas Nelson, 2001 Enfasis agregado).
Espero que esta explicación haya clarado un poco lo que estas palabras de Jesucristo significan. De todas maneras, estaré abordando más detalladamente cada una de estas frases a su debido tiempo.
Bendiciones
Daviel D’Paz
Saturday, November 7, 2009
Dos puntos de vista sobre Mateo 24: Kenneth Gentry (3ª Parte)
Más significativo aún que el recurso contextual de Mateo, es la declaración del Señor en Mateo 24:34: “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. Aquí tenemos un pronunciamiento claro, autoritativo y convincente del tiempo en el que sucederían los eventos registrados en Mateo 24:4-31.
El tema ante nosotros es “solemnemente introducido y enfáticamente afirmado” por Jesucristo (William Lane). Debemos notar en primer lugar, que Cristo es dogmático cuando comienza una afirmación con amen (amén, “En verdad”). Hendriksen hace notar lo que ésta palabra significa: “en cada situación.…en la que se usa esta palabra en el Nuevo Testamento, ella introduce una afirmación que no solo expresa una verdad o un hecho…sino también una importante y solemne realidad; una realidad tal, que en muchas ocasiones se encuentra en pugna con las opiniones populares o las expectativas, o que al menos causa alguna clase de sorpresa” (William Hendriksen). Así, Cristo atrae la atención de los discípulos de manera enfática hacia lo que él está a punto de decir –tal como también lo hace en 24:2, en donde hace la afirmación acerca de la destrucción del templo que conduce a todo el discurso.
En segundo lugar, Cristo deja todavía más al descubierto su dogmatismo. No les dice simplemente algo, sino que enfáticamente introduce lo que está a punto de decir con el declarativo: “os digo”. El Señor no permite que las expectativas temporales sean el producto de una mera afirmación casual, esperando que de alguna manera ellos logren entenderla. Él los prepara para que presten mucha atención a lo que está a punto de decir.
Tercero, la traducción literal del griego dice: “De cierto les digo que de ningún modo pasa generación esta, hasta que todas estas cosas sucedan” (Alfred Marshall). La frase “de ningún modo” es fuerte en doble negativo (ou me) y es puesta en su afirmación como un énfasis añadido. Cristo estaba arriesgando su credibilidad sobre la absoluta certeza de este pronunciamiento profético.
Pero, ¿Qué es lo que él declara de manera tan cuidadosa y dogmática? Cualquiera que sea la dificultad que pueda encontrarse en las imágenes apocalípticas de algunos de los versículos previos (29-31), Jesús claramente afirma que “todas estas cosas” sucederán antes de que pase “esta generación”.
Interpretaciones sugeridas
Existen básicamente tres principales interpretaciones del versículo en cuestión. Vamos a considerar cada una de ellas cuidadosamente.
“Esta generación” significa “esta raza”
¿Cual es el tiempo de referencia tan dogmáticamente establecido ante nosotros por nuestro Señor? ¿Qué es lo que quiso decir con las palabras “esta generación”? (genea auth). Es aquí en donde golpea el corazón del debate futurista/preterista. Sin embargo, al leer el libro más reciente de Pentecost, el lector desapercibido nunca se va a dar cuenta que aquí existe algo que demanda una solución. Pentecost lo único que hace es asumir su postura (Thy Kingdom Come, 255,256).
De acuerdo a una publicación anterior de Pentecost “la palabra generación debe ser tomada en su uso básico de ‘raza, linaje, familia, clase’, así que el Señor aquí se encuentra prometiendo que la nación de Israel será preservada hasta la consumación de su programa en el segundo advenimiento….Esta parece ser la mejor explicación” (Things to Come, 281).
Esta interpretación no tiene ningún fundamento por varias razones. (1) Tal explicación termina en una mera perogrullada si es que “esta generación” simplemente significa “Israel como nación” (H. N. Riderbbos). Pues lo único que Cristo estaría diciendo con esto, es que Israel no pasará hasta que todas estas cosas le sucedan a Israel. Además, en el punto de vista Dispensacional, Israel nunca va a pasar de todas maneras.
(2) Aunque la palabra genea (“generación”) es común en Mateo, él nunca la usa en el sentido en el que los Dispensacionalistas desean usarla aquí. La encontramos en Mateo 1:17; 11:16; 12:30-45; 16:4; 17:7 y 23:36. Solo con grandes dificultades puede el intérprete tergiversar cualquiera de estas referencias para que signifique “Israel como nación”.
(3) Cinco ejemplos más en Mateo combinan la palabra genea con el demostrativo cercano aute para que diga “esta generación”. En cada uno de ellos claramente se está refiriendo a la generación que se encontraba viviendo en ese tiempo. Estos pasajes son: Mateo 11:16; 12:41, 42, 45 y 23:36. En las Escrituras, la idea de una “generación” de personas se refiere más o menos a una cantidad de años desde 25 hasta 40. (A. T. Robertson)
“Esta generación” significa “aquella generación”
En escritos más recientes, Pentecost se olvida de su interpretación anterior. Ahora sostiene la siguiente interpretación: “Ya que estas señales todas ocurrirán en los siete años de la semana setenta de Daniel, la generación que vea los principios de estas señales “no pasará hasta que todo esto acontezca” (v.34), pues todas ellas caerán dentro de un breve periodo de tiempo. Note que estas señales no serán dadas a una generación que precederá al rapto. Mas bien, estas señales serán dadas a una generación que no puede comenzar hasta que la iglesia sea trasladada”. (Thy Kingdom Come).
John Walvoord también concuerda: “El significado más natural sin embargo, es el tomarlo como normalmente era usado para referirse a un periodo de tiempo de 25 a 40 años. Pero en lugar de referirse al periodo en el que Cristo vivió, se refiere al periodo que es descrito como la Gran Tribulación. Como la Gran Tribulación es de tres años y medio de duración, obviamente que aquellos que vean la Gran Tribulación también verán la venida del Señor” (Prophecy Knowledge Handbook). También Walvoord rehúsa considerar la interpretación más obvia y legítima: que estas palabras se refieren a la generación que escuchó a Jesús decir estas palabras y quienes presenciaron la destrucción del templo.
La nueva interpretación de Pentecost lo envuelven en un argumento circular. Considera obvio que “estas señales serán dadas a una generación que no puede comenzar hasta después que la iglesia sea trasladada”. ¿En donde se encuentra ese traslado (e.d. el rapto) de la iglesia en este pasaje? Él debe asumir su sistema Dispensacional para poder reinterpretar el pasaje para sostener el sistema. De hecho, Walvoord escribe respecto a Mateo 24: “Una nota importante debe ser hecha en este punto, es decir, que el rapto de la iglesia y el cierre de la era de la iglesia no es mencionado en ningún lugar en esta profecía” (op. cit).
¿Y qué de la afirmación de Walvoord de que “esta generación” se refiere al “periodo precedente que es descrito como la Gran Tribulación?” Esto también asume que la Gran Tribulación no sucedió en el primer siglo –simplemente debido a los requerimientos Dispensacionalistas. Estoy de acuerdo en que “esta generación” se refiere al “periodo precedente que es descrito como la Gran Tribulación”. Pero también creo que Jesucristo estaba claramente hablando a sus discípulos hace 2,000 años cuando él expresamente declaró su cumplimiento en “esta generación”. La gran tribulación es un periodo se encuentra conectada con el tema de su discurso: la destrucción del templo (24:2).
“Esta generación” significa “esta generación”
De hecho, una simple lectura de 24:34 deja la inescapable impresión de que estas cosas deben ocurrir en la generación de los discípulos de Cristo. La exégesis contextual nos ayuda a resolver el “problema” del significado de Mateo 24:34. La frase “esta generación” aparece en el mismo contexto íntimamente relacionado con, y ultimadamente introduciendo a Mateo 24 (Comp. 23:36-38 con 24:1,2).
En Mateo 23:36 “esta generación” incuestionablemente se refiere a los contemporáneos de Jesucristo, tal como la mayoría de Dispensacionalista también lo admiten. Aquí, Jesucristo condena a sus adversarios: los escribas y fariseos (23:2, 13, 14, 16, 23 25, 26, 27, 29). Él observa específicamente que sus oponente van a “llenar la medida de la culpa” de sus predecesores (23:32). Ellos van a hacer esto al perseguir a sus seguidores (23:34), para que “venga sobre vosotros [escribas y fariseos] toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra” (23:35). Cristo concluye diciendo: “De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación”. Esto emplea algunos de los términos idénticos a Mateo 24:34, aún funcionando como su equivalente en semántica:
Mateo 23:36
amen lego humin, hexei tauta panta epi ten genean tauten
Mateo 24:34
amen lego humin hoti ou me perelthe he genea aute heos an panta tauta genetai
Tal como lo dije anteriormente, estoy de acuerdo con Walvoord que los que vean el comienzo de las señales proféticas van a ver la Gran Tribulación (23:33). Pero Cristo expresamente dice quienes son los que verían esas señales: “esta generación” (24:24), e.d. las personas a las que les estaba hablando.
Debemos notar que precediendo a la destrucción del templo están ciertas señales –señales a las que Cristo les amonesta no confundir (24:4ss). Las primeras que menciona les indicaban de un juicio que se avecinaba (24:8). Este punto es muy significativo debido a que posteriormente pasa a considerar su distante segunda venida (24:36ss). En ese momento él específicamente les dice de “ese” evento remoto del cual no habrá ninguna señal (24:36-44). Esto parece ser evidencia suficiente para dividir el discurso en etapas separadas en ese punto –pero no antes.
Debido a tales observaciones, D. A. Carson habla de los intentos “altamente artificiales” por parte de los Dispensacionalistas para re-interpretar la palabra. Carson argumenta que es obvio el hecho que la frase [esta generación] “puede solo con grandes dificultades ser hecha significar otra cosa que la generación que vivía cuando Cristo habló”. David Turner, quien es un Dispensacionalista también concuerda con esto.
Jesús expresamente enseña que los eventos proféticos de los versículos 4-31 –“todas estas cosas” (24:34) –van a ocurrir en “esta generación”. Y tan solo 40 años después, la guerra de los judíos en contra de Roma trajo la destrucción final y total del templo (24:2). Estoy de acuerdo con John Gill quien escribió: “Esta es una completa y clara prueba de que nada de lo que se dice antes [del v.34], se relaciona a la segunda venida de Cristo, al día del juicio y al fin del mundo; sino que todos esos versículos pertenecen a la venida del Hijo del Hombre en la destrucción de Jerusalén y al fin del estado judío” (An exposition of the New Testament).
Traducido por: Daviel D’Paz
Wednesday, October 28, 2009
Examinando el escrito de John MacArthur (Continuación…)
Continuando con el análisis del escrito de John MacArthur en este segundo articulo, me propongo examinar algunos argumentos más que no aborde en mi previo escrito. Creo que es muy imprescindible establecer el contexto sin ambigüedades, de lo contrario el texto no será suficientemente claro. Y creo que esa es una de las terribles deficiencias del Dispensacionalismo cuando intentan explicar este discurso de Jesucristo. Si vamos a interpretar correctamente el texto debemos tomar en cuenta su contexto y enfrentarnos con la realidad de lo que este nos dice, aún cuando su contenido contradiga nuestras tan acariciadas presuposiciones escatológicas.
Al examinar una y otra vez el escrito de MacArthur, puedo notar algo muy interesante que me gustaría abordar de una manera más detallada:
“Pero nótese también que las únicas afirmaciones explícitas de Cristo acerca de la destrucción del templo son las que se encuentran registradas en el v.2, en tanto que Jesús y los discípulos se estaban alejando del templo (v.1). En el mismo discurso de los Olivos no hace ninguna clara referencia a los eventos del año 70. Su respuesta entera es una respuesta extendida a la pregunta más importante respecto a las señales de su venida y del fin del siglo” (énfasis agregado).
En este argumento de MacArthur puedo ver una terrible deficiencia Interpretativa, no solo debido a que no toma en cuenta el contexto del capítulo anterior, sino que tampoco toma en cuenta el contexto inmediato de la situación que dio lugar a la pregunta de los discípulos. MacArthur afirma que el único versículo en donde se encuentran las “afirmaciones explícitas” sobre la destrucción del templo, es en el versículo 2 cuando Jesús se iba alejando del templo. También menciona que en el discurso del monte de los olivos “no hace ninguna clara referencia a los eventos del año 70”.
Pero es mi intención demostrar de manera precisa a través de este y futuros escritos (al menos eso espero), que efectivamente Cristo contestó con grandes detalles a la pregunta de los discípulos sobre el tema de la destrucción del templo que él menciona en el versículo 2. Deseo demostrar también que el discurso del monte de los Olivos fue dado principalmente para responder a la pregunta de los discípulos sobre el tiempo exacto cuando tendría lugar dicha destrucción, que era lo que realmente inquietaba a los discípulos. Para entender este discurso y evitar todas las confusiones que han existido por muchos años, es necesario tener presente el estilo muy único de Mateo al presentar su relato sobre la destrucción del templo, que fue el resultado del cumplimiento literal e histórico de las palabras de Cristo sobre el juicio inmediato que vendría sobre el pueblo judío por haberle rechazado (ver Mateo 23:34-38).
Creo que la dificultad en la versión de Mateo radica en que él relaciona dicho juicio de los judíos con el juicio final sobre todas las naciones (tal vez porque Mateo pensaba que con la destrucción del templo al que veía como el centro de todo lo importante y significativo, también vendría el juicio final para todas las naciones).
Por esa razón, vemos que Mateo se enfoca en hablar sobre este tema en los versículos 36-51 y todo el capítulo 25 se refiere a este aspecto que es todavía futuro. Es por eso también que la versión de Mateo sobre la destrucción del templo ha creado demasiada polémica debido a que FUSIONA los DOS EVENTOS en un solo discurso, mientras que Lucas por ejemplo, se enfoca en UN SOLO EVENTO: la destrucción del templo y la caída de Jerusalén.
Existen muchos eruditos y teólogos contemporáneos quienes creen que Mateo 24:1-35 nos habla exclusivamente de la destrucción del templo y las señales que existirían justo antes de su destrucción por parte de los romanos. Si esto es así, entonces podemos llegar a la conclusión que Cristo sí contestó ampliamente la pregunta de los discípulos sobre la destrucción del templo. Para probar esto, estaré citando algunos de los más destacados comentaristas bíblicos de la actualidad cuyas obras han sido ampliamente aceptadas por la mayoría de los cristianos evangélicos.
En primer lugar, es necesario entender que la afirmación hecha por Cristo en el versículo 2 no salió de la nada, sino que tuvo un origen específico y bien definido. Lo que Cristo les dijo surgió debido a que ellos LE MOSTRARON los edificios del templo y esperaban oír también por parte de él palabras de asombro respecto al templo judío. Pero lejos de decirles palabras que enfatizaran la importancia del templo, Cristo les dijo algo QUE ELLOS NO SE ESPERABAN.
La importancia del Templo judío
Los discípulos no ignoraban la importancia que tenía el templo judío y de lo que éste representaba para toda la nación. De hecho, no solo los discípulos conocían la importancia que tenía, sino también los principales sacerdotes y los fariseos conocían lo que el templo significaba para toda la nación:
Al examinar una y otra vez el escrito de MacArthur, puedo notar algo muy interesante que me gustaría abordar de una manera más detallada:
“Pero nótese también que las únicas afirmaciones explícitas de Cristo acerca de la destrucción del templo son las que se encuentran registradas en el v.2, en tanto que Jesús y los discípulos se estaban alejando del templo (v.1). En el mismo discurso de los Olivos no hace ninguna clara referencia a los eventos del año 70. Su respuesta entera es una respuesta extendida a la pregunta más importante respecto a las señales de su venida y del fin del siglo” (énfasis agregado).
En este argumento de MacArthur puedo ver una terrible deficiencia Interpretativa, no solo debido a que no toma en cuenta el contexto del capítulo anterior, sino que tampoco toma en cuenta el contexto inmediato de la situación que dio lugar a la pregunta de los discípulos. MacArthur afirma que el único versículo en donde se encuentran las “afirmaciones explícitas” sobre la destrucción del templo, es en el versículo 2 cuando Jesús se iba alejando del templo. También menciona que en el discurso del monte de los olivos “no hace ninguna clara referencia a los eventos del año 70”.
Pero es mi intención demostrar de manera precisa a través de este y futuros escritos (al menos eso espero), que efectivamente Cristo contestó con grandes detalles a la pregunta de los discípulos sobre el tema de la destrucción del templo que él menciona en el versículo 2. Deseo demostrar también que el discurso del monte de los Olivos fue dado principalmente para responder a la pregunta de los discípulos sobre el tiempo exacto cuando tendría lugar dicha destrucción, que era lo que realmente inquietaba a los discípulos. Para entender este discurso y evitar todas las confusiones que han existido por muchos años, es necesario tener presente el estilo muy único de Mateo al presentar su relato sobre la destrucción del templo, que fue el resultado del cumplimiento literal e histórico de las palabras de Cristo sobre el juicio inmediato que vendría sobre el pueblo judío por haberle rechazado (ver Mateo 23:34-38).
Creo que la dificultad en la versión de Mateo radica en que él relaciona dicho juicio de los judíos con el juicio final sobre todas las naciones (tal vez porque Mateo pensaba que con la destrucción del templo al que veía como el centro de todo lo importante y significativo, también vendría el juicio final para todas las naciones).
Por esa razón, vemos que Mateo se enfoca en hablar sobre este tema en los versículos 36-51 y todo el capítulo 25 se refiere a este aspecto que es todavía futuro. Es por eso también que la versión de Mateo sobre la destrucción del templo ha creado demasiada polémica debido a que FUSIONA los DOS EVENTOS en un solo discurso, mientras que Lucas por ejemplo, se enfoca en UN SOLO EVENTO: la destrucción del templo y la caída de Jerusalén.
Existen muchos eruditos y teólogos contemporáneos quienes creen que Mateo 24:1-35 nos habla exclusivamente de la destrucción del templo y las señales que existirían justo antes de su destrucción por parte de los romanos. Si esto es así, entonces podemos llegar a la conclusión que Cristo sí contestó ampliamente la pregunta de los discípulos sobre la destrucción del templo. Para probar esto, estaré citando algunos de los más destacados comentaristas bíblicos de la actualidad cuyas obras han sido ampliamente aceptadas por la mayoría de los cristianos evangélicos.
En primer lugar, es necesario entender que la afirmación hecha por Cristo en el versículo 2 no salió de la nada, sino que tuvo un origen específico y bien definido. Lo que Cristo les dijo surgió debido a que ellos LE MOSTRARON los edificios del templo y esperaban oír también por parte de él palabras de asombro respecto al templo judío. Pero lejos de decirles palabras que enfatizaran la importancia del templo, Cristo les dijo algo QUE ELLOS NO SE ESPERABAN.
La importancia del Templo judío
Los discípulos no ignoraban la importancia que tenía el templo judío y de lo que éste representaba para toda la nación. De hecho, no solo los discípulos conocían la importancia que tenía, sino también los principales sacerdotes y los fariseos conocían lo que el templo significaba para toda la nación:
“Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación”. (Juan 11:47,48).
El templo no solo era parte de la IDENTIDAD de los judíos como nación, sino que también era el lugar sobre el cual giraba toda la vida religiosa de ellos. Y los discípulos como buenos judíos, también sabían de esto. De ahí se desprende el porqué le mostraron tales edificios y su impresionante estructura. Por esa razón no se puede DIVORCIAR lo que Cristo dijo en el versículo 2 de lo que dice en los versículos siguientes.
De hecho, cuando salieron del templo, los discípulos recordando lo que Cristo les había dicho a los líderes religiosos de que su “casa sería dejada desierta”, le mostraron los edificios del templo como para que Jesús aclarara lo que a ellos no les había quedado muy claro. Para su sorpresa, Cristo les dice claramente que de esos impresionantes edificios “no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada”. Ahora ya no tenían ninguna duda: Cristo estaba profetizando LA DESTRUCCION DEL TEMPLO.
Tal vez esta revelación debió haberlos impactado tanto, que quizás comenzaron a caminar sin siquiera cruzar palabras entre ellos, completamente hundidos en un mar de pensamientos y sentimientos encontrados. Fue hasta que llegaron al monte de los Olivos en donde los discípulos parecen haber logrado recuperarse del impacto emocional que les causó la revelación de Jesucristo. Y fue allí en donde formularon una pregunta que era de suma importancia para ellos:
“Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” (v.3)
La inquietud de los discípulos giraba SOBRE EL MISMO TEMA, es decir, la destrucción del templo. Ellos deseaban saber CUANDO ocurriría tan grande desastre. Pero MacArthur en su explicación de Mateo 24, INTENTA DIVORCIAR lo que Cristo les dijo sobre el templo cuando ya salían de allí y lo que les dijo cuando llegaron al monte de los olivos. Pero el contexto nos muestra que EL TEMA ES EL MISMO. No hay cual ninguna razón para SEPARAR el versículo 2 de los versículos siguientes (Increíblemente, la mayoría de las Biblias en español también hacen esta separación por medio de insertar un encabezado justo después del versículo 2 que dice: “Señales antes del fin”. Cabe preguntar: ¿Se refieren al fin del templo judío?).
Es cierto que el Dispensacionalismo debido a su marco escatológico se ve en la forzosa necesidad de hacer una separación entre el versículo 3 y los versículos siguientes, pero tanto textualmente (realizando una sana exégesis, desde luego) como históricamente, NO EXISTE cual ninguna justificación para ello.
D. A. Carson en su excelente comentario exegético de Mateo, menciona lo débil de los argumentos presentados por aquellos que no aceptan que dicho discurso se refiera por su mayor parte a la destrucción del templo judío:
“Cierto número de eruditos han negado que alguna parte del discurso del Monte de los Olivos trate con la caída de Jerusalén: todo el discurso habla sobre la Parusía [e.d. la venida de Cristo]. Una forma u otra de esta teoría es sostenida por Lagrange, Schlatter, Schniewind y Zahn. Lagrange cree que la frase “abominación desoladora” se refiere a la ciudad de Jerusalén, pero no así la frase que habla sobre una “gran tribulación” (v.21). Casi todos los que sostienen este punto de vista se ven forzados a afirmar que el relato de Lucas 21:20-24 el cual es históricamente irrefutable, surge de otro discurso o ha sido concientemente modificado por Lucas. La última afirmación parece ser una desesperada conveniencia en apoyo de una débil teoría. Es muy difícil de imaginar que cualquier cristiano que leyera los evangelios sinópticos en cualquier periodo durante los primeros cien años de existencia de estos documentos, fallara en ver una clara referencia a la destrucción de Jerusalén. Metodológicamente este acercamiento pertenece a aquellos que abordan el discurso con otras predisposiciones –por ejemplo, a través de afirmar que el discurso representa un relato continuo de la historia cristiana”. (D. A. Carson, “Matthew: The Expositors Bible Commentary”, p.492, Zondervan 1984).
D. A. Carson da en el clavo cuando dice que “Es muy difícil de imaginar que cualquier cristiano que leyera los evangelios sinópticos en cualquier periodo durante los primeros cien años de existencia de estos documentos, fallara en ver una clara referencia a la destrucción de Jerusalén”. De hecho, existen evidencias históricas que muestran que muchos de los cristianos del primer siglo, relacionaban la destrucción de Jerusalén y de su templo con el juicio de los judíos profetizado por Jesucristo.
Craig S. Keener comenta lo siguiente sobre esto: “El capítulo 23 [de Mateo] dio inicio a las advertencias de Cristo sobre juicio de Dios en contra de ciertos elementos del establecimiento religioso. Este capítulo extiende ese juicio hasta el templo mismo. Después que el templo fue destruido en el año 70 d. C., muchos de los judíos vieron la mano de Dios en juicio en esa destrucción” (Craig S. Keener, “Matthew: The IVP New Testament Commentary Series”, p. 111, IVP 1979 énfasis agregado).
¿Para cual generación serían las señales?
En este otro comentario MacArthur intenta una vez más SEPARAR lo que Cristo dice en el versículo 2, de lo que dijo en los versículos siguientes:
“Después de todo, la destrucción del templo predicha en el v. 2 fue cumplida por el ejército romano en el año 70 d.C., pero las señales cósmicas que acompañan el regreso de Cristo descritas en los versículos 29-31 obviamente todavía pertenecen al futuro”.
MacArthur ve en estos versículos algunas “señales cósmicas” que de acuerdo a su interpretación NO TUVIERON SU CUMPLIMIENTO en el primer siglo. Pero tal parece que él pasa por alto el hecho que Jesucristo usa en estos versículos un lenguaje altamente simbólico que no debe ser tomado tal como muchos lo han hecho en el pasado y lo siguen haciendo en el presente.
La inquietud de los discípulos giraba SOBRE EL MISMO TEMA, es decir, la destrucción del templo. Ellos deseaban saber CUANDO ocurriría tan grande desastre. Pero MacArthur en su explicación de Mateo 24, INTENTA DIVORCIAR lo que Cristo les dijo sobre el templo cuando ya salían de allí y lo que les dijo cuando llegaron al monte de los olivos. Pero el contexto nos muestra que EL TEMA ES EL MISMO. No hay cual ninguna razón para SEPARAR el versículo 2 de los versículos siguientes (Increíblemente, la mayoría de las Biblias en español también hacen esta separación por medio de insertar un encabezado justo después del versículo 2 que dice: “Señales antes del fin”. Cabe preguntar: ¿Se refieren al fin del templo judío?).
Es cierto que el Dispensacionalismo debido a su marco escatológico se ve en la forzosa necesidad de hacer una separación entre el versículo 3 y los versículos siguientes, pero tanto textualmente (realizando una sana exégesis, desde luego) como históricamente, NO EXISTE cual ninguna justificación para ello.
D. A. Carson en su excelente comentario exegético de Mateo, menciona lo débil de los argumentos presentados por aquellos que no aceptan que dicho discurso se refiera por su mayor parte a la destrucción del templo judío:
“Cierto número de eruditos han negado que alguna parte del discurso del Monte de los Olivos trate con la caída de Jerusalén: todo el discurso habla sobre la Parusía [e.d. la venida de Cristo]. Una forma u otra de esta teoría es sostenida por Lagrange, Schlatter, Schniewind y Zahn. Lagrange cree que la frase “abominación desoladora” se refiere a la ciudad de Jerusalén, pero no así la frase que habla sobre una “gran tribulación” (v.21). Casi todos los que sostienen este punto de vista se ven forzados a afirmar que el relato de Lucas 21:20-24 el cual es históricamente irrefutable, surge de otro discurso o ha sido concientemente modificado por Lucas. La última afirmación parece ser una desesperada conveniencia en apoyo de una débil teoría. Es muy difícil de imaginar que cualquier cristiano que leyera los evangelios sinópticos en cualquier periodo durante los primeros cien años de existencia de estos documentos, fallara en ver una clara referencia a la destrucción de Jerusalén. Metodológicamente este acercamiento pertenece a aquellos que abordan el discurso con otras predisposiciones –por ejemplo, a través de afirmar que el discurso representa un relato continuo de la historia cristiana”. (D. A. Carson, “Matthew: The Expositors Bible Commentary”, p.492, Zondervan 1984).
D. A. Carson da en el clavo cuando dice que “Es muy difícil de imaginar que cualquier cristiano que leyera los evangelios sinópticos en cualquier periodo durante los primeros cien años de existencia de estos documentos, fallara en ver una clara referencia a la destrucción de Jerusalén”. De hecho, existen evidencias históricas que muestran que muchos de los cristianos del primer siglo, relacionaban la destrucción de Jerusalén y de su templo con el juicio de los judíos profetizado por Jesucristo.
Craig S. Keener comenta lo siguiente sobre esto: “El capítulo 23 [de Mateo] dio inicio a las advertencias de Cristo sobre juicio de Dios en contra de ciertos elementos del establecimiento religioso. Este capítulo extiende ese juicio hasta el templo mismo. Después que el templo fue destruido en el año 70 d. C., muchos de los judíos vieron la mano de Dios en juicio en esa destrucción” (Craig S. Keener, “Matthew: The IVP New Testament Commentary Series”, p. 111, IVP 1979 énfasis agregado).
¿Para cual generación serían las señales?
En este otro comentario MacArthur intenta una vez más SEPARAR lo que Cristo dice en el versículo 2, de lo que dijo en los versículos siguientes:
“Después de todo, la destrucción del templo predicha en el v. 2 fue cumplida por el ejército romano en el año 70 d.C., pero las señales cósmicas que acompañan el regreso de Cristo descritas en los versículos 29-31 obviamente todavía pertenecen al futuro”.
MacArthur ve en estos versículos algunas “señales cósmicas” que de acuerdo a su interpretación NO TUVIERON SU CUMPLIMIENTO en el primer siglo. Pero tal parece que él pasa por alto el hecho que Jesucristo usa en estos versículos un lenguaje altamente simbólico que no debe ser tomado tal como muchos lo han hecho en el pasado y lo siguen haciendo en el presente.
Esas palabras deben ser interpretadas a la luz del significado que el Antiguo Testamento da a esta clase de lenguaje. Más adelante estaremos examinando en detalle lo que significan cada una de estas “señales cósmicas” tal como MacArthur las llama. Pero él parece también pasar por alto lo que Jesucristo dijo en el v. 34: “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. Si cada una de estas señales no se cumplieron en la generación a la cual él les dijo estas palabras, entonces no podemos escapar de las obvias consecuencias que esto trae consigo: Sin duda Cristo se equivocó. Pero sabemos que esto es imposible. Y si Cristo no se equivoco, entonces la única solucion posible a este dilema es que TODAS las señales que Cristo dio, se cumplieron al pie de la letra en la generación del primer siglo. Esta es en realidad la interpretacion que el texto DEMANDA.
El siguiente comentario de Craig S. Keener puede por lo pronto, aclararnos un poco el panorama:
“En cualquier caso, el punto de vista que afirma que todo el relato de Mateo 24 se enfoca exclusivamente en una futura tribulación (asumida a menudo de manera automática en algunos círculos, los cuales no toman en cuenta la historia de los años 66-70) no es sostenible. Mateo entiende que “todas estas cosas” (probablemente defiriéndose a la pregunta sobre la destrucción del templo en Mateo 24:2 y Mar.13:39) tendrán lugar en la misma generación (Mateo 24:34), lenguaje que a través de todas las enseñanzas de Jesús en Mateo, se refiere a la generación que vivía en ese tiempo (tal como en 12:39,45; 16:4; 23:36, compárese con 27:25)”. (Craig S. Keener, “Matthew: The IVP New Testament Commentary Series”, p. 349, IVP 1979 énfasis agregado).
Esta es una muestra de lo que es verdadera erudición y sana exégesis. Aunque Keener no se identifica completamente con la enseñanza que afirma que la Gran Tribulación tuvo lugar ya en el pasado con la destrucción de Jerusalén, aún así, aborda el texto como debe ser abordado: en su contexto inmediato aunque no concuerde con su postura escatológica.
Existen varios comentaristas más que encuentran la exégesis Dispensacionalista de Mateo 24 sin ningún fundamento. Por ejemplo, Michael Green escribe lo siguiente en su comentario de Mateo:
El siguiente comentario de Craig S. Keener puede por lo pronto, aclararnos un poco el panorama:
“En cualquier caso, el punto de vista que afirma que todo el relato de Mateo 24 se enfoca exclusivamente en una futura tribulación (asumida a menudo de manera automática en algunos círculos, los cuales no toman en cuenta la historia de los años 66-70) no es sostenible. Mateo entiende que “todas estas cosas” (probablemente defiriéndose a la pregunta sobre la destrucción del templo en Mateo 24:2 y Mar.13:39) tendrán lugar en la misma generación (Mateo 24:34), lenguaje que a través de todas las enseñanzas de Jesús en Mateo, se refiere a la generación que vivía en ese tiempo (tal como en 12:39,45; 16:4; 23:36, compárese con 27:25)”. (Craig S. Keener, “Matthew: The IVP New Testament Commentary Series”, p. 349, IVP 1979 énfasis agregado).
Esta es una muestra de lo que es verdadera erudición y sana exégesis. Aunque Keener no se identifica completamente con la enseñanza que afirma que la Gran Tribulación tuvo lugar ya en el pasado con la destrucción de Jerusalén, aún así, aborda el texto como debe ser abordado: en su contexto inmediato aunque no concuerde con su postura escatológica.
Existen varios comentaristas más que encuentran la exégesis Dispensacionalista de Mateo 24 sin ningún fundamento. Por ejemplo, Michael Green escribe lo siguiente en su comentario de Mateo:
“Mateo no hace nada para fomentar la especulación detallada respecto al Milenio, el rapto o cualquier otro tema [….] Jesús claramente predice este terrible evento [la caída de Jerusalén] como una anticipación en su respectivo tiempo de vida concerniente al fin de todas las cosas (v.34) [….] Así como Antioco Epífanes trajo la ‘abominacion desoladora’ dentro del templo en el año 168 a.C., cuando sacrificó carne de cerdo sobre el altar (v.15), y convirtió las habitaciones del templo en burdeles en un determinado intento por eliminar la fe judía, así también la historia se volvería a repetir. Tito desolaría al lugar santo mucho más eficientemente derrumbándolo totalmente y el lector debería entender cuán completamente la profecía de Daniel 12:11 sería cumplida (v.15). Ese sería un tiempo para huir de la ciudad hacia los montes de Judea (v.16). Ellos debían orar para que su huida no fuera impedida por las tormentas de invierno o por el día sábado (pues la Ley solo permitía un viaje muy corto en día sábado). El criar hijos pequeños sería también otro impedimento en ese tiempo terrible. Y el aire estaría muy cargado con historias de falsos mesias y sus estupendas credenciales (vs. 4-6, 23-26), y de guerras y rumores de guerras, con una nación levantándose en contra de otra nación y un reino contra otro reino. Ellos no deberían de alarmarse (v.6). Tampoco debían dejarse engañar (v.23, 26) [….] Todo esto tuvo su cumplimiento. Los años 68-70 vieron al mundo romano tambalearse sobre el filo de una ruina total, debido a guerras internas y rumores de guerras. Después de la muerte de Nerón en el año 68 d.C., el próximo año vio no menos de cuatro candidatos al supremo oficio de emperador peleándolo de manera decidida. Fue un periodo en el que, tal como los escritores romanos lo dicen, casi todas las personas estaban esperando el fin del mundo. (Michael Green, “Matthew For Today”, p. 230, 231 Word Books, 1988, énfasis agregado).
Michael Green hace una conexión exegética correcta entre la pregunta de los discípulos y la respuesta de Cristo sobre la destrucción del templo y las señales que le precederían. Esta conexión NO PUEDE ser evadida cuando se hace una exégesis seria y contextual sobre Mateo 24. Es importante observar que Green no divorcia la descripción sobre la destrucción del templo con las señales que Cristo da a los discípulos para que se dieran cuenta que tal destrucción estaba cerca. Pero MacArthur hace precisamente eso a lo largo de todo su escrito el cual, estaremos examinando muy de cerca en las próximas aportaciones.
Por: Daviel D’Paz
Michael Green hace una conexión exegética correcta entre la pregunta de los discípulos y la respuesta de Cristo sobre la destrucción del templo y las señales que le precederían. Esta conexión NO PUEDE ser evadida cuando se hace una exégesis seria y contextual sobre Mateo 24. Es importante observar que Green no divorcia la descripción sobre la destrucción del templo con las señales que Cristo da a los discípulos para que se dieran cuenta que tal destrucción estaba cerca. Pero MacArthur hace precisamente eso a lo largo de todo su escrito el cual, estaremos examinando muy de cerca en las próximas aportaciones.
Por: Daviel D’Paz
Friday, October 16, 2009
Examinando el escrito de John MacArthur (2ª Parte)
No estaría exagerando si dijera que John MacArthur es uno de mis expositores bíblicos favoritos aún en el presente (aunque no esté de acuerdo con él respecto a sus postulados escatológicos). La razón por la que siento un profundo aprecio por el pastor John MacArthur, es debido a que sus escritos han sido una gran bendición para mi vida, pues me ayudaron a ver la vida cristiana desde un punto de vista totalmente distinto a como antes la veía. El primer libro que tuvo un efecto grandemente positivo sobre mi vida personal fue “El evangelio según Jesucristo” y lo que realmente significa seguir a Cristo. Desde entonces he deseado tener todos los escritos de John MacArthur en mi librería personal.
No solo sus libros han influenciado mi manera de pensar, sino también sus predicaciones han despertado en mí el deseo por llegar algún día a predicar con la misma pasión con la que él predica. Tal vez algunos se puedan preguntar: “Si esto es así, ¿entonces por qué criticar algunos de sus escritos?” La razón es porque como cristianos cada uno de nosotros tenemos la obligación de examinar todas las doctrinas o enseñanzas a la luz de la Palabra de Dios. Y esa obligación es la que me impulsa a examinar de cerca sus postulados escatológicos y a compararlos con lo que dicen las Escrituras. Por regla general, MacArthur aborda las Escrituras con reverencia haciendo por su mayor parte una exégesis cuidadosa del texto. Pero tal como mencioné en un comentario anterior, cuando de escatología se trata, John MacArthur parece abandonar el mismo estilo meticuloso que le caracteriza cuando aborda otros temas. Y un claro ejemplo de lo que afirmo, es esta segunda aportación la cual estaré examinando muy de cerca.
Es demasiado obvio el hecho de que MacArthur como buen Dispensacionalista se acerca al texto teniendo en mente a dicho sistema. Un clarísimo ejemplo de esto, es la manera en la que MacArthur intenta DIVIDIR la pregunta realizada por los discípulos y aplicarla a dos clases de acontecimientos separados por varios siglos el uno del otro. Es claro que los discípulos no hicieron dos o tres preguntas, sino SOLO UNA. Pero para poder dividir el discurso del Monte de los Olivos en por lo menos DOS PARTES, MacArthur divide la pregunta EN DOS a las cuales, supuestamente Cristo da sus respectivas respuestas en los capítulos 24 y 25 respectivamente. Esto no es algo único de John MacArthur, sino que es algo característico de todos los Dispensacionalistas.
MacArthur escribe: “…los discípulos se encontraban haciendo múltiples preguntas en Mateo 24:3 “¿Cuándo serán estas cosas…?”, se refiere a la destrucción del templo y a los eventos que acompañarían dicha catástrofe, “¿…y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” aborda un tema escatológico de más largo alcance –la pregunta de cómo la venida victoriosa de Cristo como el Mesías de Israel encaja dentro de todo el programa profético”.
Es algo peculiar de todo Dispensacionalista el intentar encontrar por lo menos dos preguntas distintas en la PREGUNTA que los discípulos le hicieron a Jesucristo respecto a la destrucción del templo. Esto es una necesidad que el sistema Dispensacional requiere para poder interpretar Mateo 24 de manera consistente con sus postulados escatológicos. Por esa razón, MacArthur desde un mismo inicio intenta establecer esta separación al afirmar que la primera pregunta se refiere a la destrucción del templo, mientras que la segunda pregunta se refiere a las señales que precederán al rapto de la iglesia, y que serán un preludio de la Gran Tribulación bajo el reinado del Anticristo.
Tanto es así, que MacArthur afirma que en el capítulo 24 de Mateo Jesucristo parece ignorar la pregunta sobre la destrucción del templo y en su lugar se enfoca en dar una explicación detallada de los eventos que tendrán lugar en los últimos días, justo antes de su regreso a esta tierra:
“Prácticamente ignorando su pregunta inicial, El no dijo nada respecto a cuando ocurriría la destrucción de Jerusalén. Esto se debe a que esos eventos realmente no pertenecían al fin del siglo. Ellos eran meramente un adelanto de un juicio mayor que acompañaría su propio regreso, escenas vistas de antemano de lo que sucederá en el futuro”.
Hacer una afirmación como la que encontramos arriba por parte de alguien de la estatura de John MacArthur es realmente increíble. Por supuesto que Cristo les dio a los discípulos ciertas pistas para que ellos pudieran darse cuenta de CUANDO ocurriría tal destrucción. Los versículos 4-26 hablan claramente de las señales que habría justo antes de ese acontecimiento. Es cierto que Cristo no les dijo que sería en el año 70, pero les dio una pista bastante importante que ellos debieron haber entendido muy claramente con las siguientes palabras: “De cierto os digo que NO PASARA ESTA GENERACION hasta que todo esto acontezca” (v.34). Todo judío sabía muy bien la cantidad de años que compone una generación. Por lo tanto, ellos estaban seguros que dicho acontecimiento tendría lugar en su respectivo tiempo de vida.
Pero MacArthur parece ignorar además que Mateo NO ES EL UNICO evangelista que registra la destrucción del templo y los acontecimientos que le acompañarían. Si Mateo fuera el único evangelista que hubiera escrito sobre esto, su argumento tendría mucho peso. Pero la verdad es que no es así. Para comprobar si el argumento de MacArthur sobre las dos preguntas distintas es bíblicamente sostenible, solo basta con examinar los relatos paralelos de Marcos y Lucas en donde se registra el mismo evento de la destrucción del templo. Al hacerlo, podremos constatar si MacArthur tiene o no razón. Al comparar esos dos evangelios con el evangelio de Mateo, nos damos cuenta de algo muy interesante que no podemos pasar por alto:
MARCOS 13
“Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin” (Marcos 13:1-7).
LUCAS 21
“Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida. Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder? Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Más no vayáis en pos de ellos. Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre” (Lucas 21:5-12).
Al examinar los dos pasajes paralelos de Marcos y Lucas que nos hablan del mismo evento que registra Mateo en su capítulo 24, inmediatamente podemos darnos cuenta que NO existen dos preguntas, SINO SOLO UNA la cual consiste en el siguiente tema central: la venida de Cristo en Juicio sobre la nación apóstata de Israel y su respectiva destrucción del templo. Esa destrucción del templo tenía como objetivo el poner un fin a la economía del Antiguo Testamento con sus sacrificios y ofrendas la cual, había sido representada por ciertos tipos y sombras. El fin de esa economía tenía como propósito el ceder el lugar al cumplimiento de los tipos y sombras y mostrarnos la verdad que proclama el Nuevo Testamento tan elocuentemente: que el Cristo resucitado es el cumplimiento y la realidad de lo que el Antiguo Testamento había enseñado por muchos siglos con tales tipos y sombras.
La pregunta que intrigaba a los discípulos y que deseaban conocer su respectiva respuesta, era EL CUANDO terminaría esa economía y CUANDO tendría lugar la destrucción del templo, (el cual era el centro de toda la adoración religiosa de los judíos), y qué señales habría antes de que eso SUCEDIERA. En ninguno de los tres evangelios encontramos que fueran “múltiples preguntas” tal como MacArthur lo afirma. Toda duda es disipada cuando leemos detenidamente lo que escribió Marcos y Lucas sobre el mismo tema. Claramente podemos ver que el contexto que ellos tenían en mente, era la destrucción del templo judío SOLAMENTE.
Es cierto que en el relato de Mateo encontramos algunos aspectos que TRASCIENDEN a la mera destrucción del templo, pero tales aspectos los encontramos en los versículos 36 al 51 y no antes. Sin embargo, MacArthur cree que desde el versículo 5 al 51, Mateo nos habla de acontecimientos que tendrán lugar todavía en el futuro. Para sostener dicha teoría, MacArthur se ve obligado a rehusar aceptar que la destrucción del templo es el evento que Mateo tenía en mente cuando describió los acontecimientos registrados en los versículos 5 al 35. Pero debido a ese rechazo, todo Dispensacionalista se encuentra con serios problemas cuando intenta interpretar dichos textos, tal como MacArthur también lo admite:
“La interpretación del discurso del Monte de los Olivos no es fácil de realizar. La historia registra que la destrucción literal del templo tuvo lugar en el año 70 d.C., cuando los ejércitos romanos bajo el mando de Tito dejaron desolada a la ciudad de Jerusalén”.
Por supuesto que la interpretación de Mateo 24 no es fácil de realizar, especialmente para todo Dispensacionalista debido a que se ven obligados a ignorar el principal CONTEXTO inmediato de ese capitulo el cual es la destrucción del templo judío, y se ven FORZADOS a mover el cumplimiento de esa profecía hacia un futuro incierto y totalmente impredecible. Debido a ese desacierto interpretativo, se ven obligados también a interpretar las importantísimas palabras de Cristo las cuales son la clave para entender dicha profecía, que dicen: “De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (v. 34), como UNA GENERACION posterior que viviría a cientos o quizás a miles de años después de que fueron dichas esas palabras.
Al hacer esta clase de exégesis o interpretación del texto, el Dispensacionalismo se fundamenta en un terreno muy inestable debido a que cada generación que ha vivido desde el primer siglo, ha experimentado TODAS las señales que supuestamente son las que van a identificar a la ULTIMA GENERACION. La interpretación Dispensacionalista también se presta para que las personas lleguen a conclusiones erróneas respecto al TIEMPO cuando supuestamente todas esas cosas comenzarán a suceder. Es por eso que en cada siglo han existido aquellos que han visto que los tiempos en los que viven son propicios para que el Anticristo tome el control del mundo y se desencadene la gran tribulación.
“Así que las palabras de Jesús respecto a la destrucción del templo, se cumplieron al pie de la letra. Ni una sola piedra quedó sobre otra piedra. Josefo dice que cuando el ejército romano terminó la tarea, el área del templo se veía como un desierto que nunca había sido habitado”.
No solo sus libros han influenciado mi manera de pensar, sino también sus predicaciones han despertado en mí el deseo por llegar algún día a predicar con la misma pasión con la que él predica. Tal vez algunos se puedan preguntar: “Si esto es así, ¿entonces por qué criticar algunos de sus escritos?” La razón es porque como cristianos cada uno de nosotros tenemos la obligación de examinar todas las doctrinas o enseñanzas a la luz de la Palabra de Dios. Y esa obligación es la que me impulsa a examinar de cerca sus postulados escatológicos y a compararlos con lo que dicen las Escrituras. Por regla general, MacArthur aborda las Escrituras con reverencia haciendo por su mayor parte una exégesis cuidadosa del texto. Pero tal como mencioné en un comentario anterior, cuando de escatología se trata, John MacArthur parece abandonar el mismo estilo meticuloso que le caracteriza cuando aborda otros temas. Y un claro ejemplo de lo que afirmo, es esta segunda aportación la cual estaré examinando muy de cerca.
Es demasiado obvio el hecho de que MacArthur como buen Dispensacionalista se acerca al texto teniendo en mente a dicho sistema. Un clarísimo ejemplo de esto, es la manera en la que MacArthur intenta DIVIDIR la pregunta realizada por los discípulos y aplicarla a dos clases de acontecimientos separados por varios siglos el uno del otro. Es claro que los discípulos no hicieron dos o tres preguntas, sino SOLO UNA. Pero para poder dividir el discurso del Monte de los Olivos en por lo menos DOS PARTES, MacArthur divide la pregunta EN DOS a las cuales, supuestamente Cristo da sus respectivas respuestas en los capítulos 24 y 25 respectivamente. Esto no es algo único de John MacArthur, sino que es algo característico de todos los Dispensacionalistas.
MacArthur escribe: “…los discípulos se encontraban haciendo múltiples preguntas en Mateo 24:3 “¿Cuándo serán estas cosas…?”, se refiere a la destrucción del templo y a los eventos que acompañarían dicha catástrofe, “¿…y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” aborda un tema escatológico de más largo alcance –la pregunta de cómo la venida victoriosa de Cristo como el Mesías de Israel encaja dentro de todo el programa profético”.
Es algo peculiar de todo Dispensacionalista el intentar encontrar por lo menos dos preguntas distintas en la PREGUNTA que los discípulos le hicieron a Jesucristo respecto a la destrucción del templo. Esto es una necesidad que el sistema Dispensacional requiere para poder interpretar Mateo 24 de manera consistente con sus postulados escatológicos. Por esa razón, MacArthur desde un mismo inicio intenta establecer esta separación al afirmar que la primera pregunta se refiere a la destrucción del templo, mientras que la segunda pregunta se refiere a las señales que precederán al rapto de la iglesia, y que serán un preludio de la Gran Tribulación bajo el reinado del Anticristo.
Tanto es así, que MacArthur afirma que en el capítulo 24 de Mateo Jesucristo parece ignorar la pregunta sobre la destrucción del templo y en su lugar se enfoca en dar una explicación detallada de los eventos que tendrán lugar en los últimos días, justo antes de su regreso a esta tierra:
“Prácticamente ignorando su pregunta inicial, El no dijo nada respecto a cuando ocurriría la destrucción de Jerusalén. Esto se debe a que esos eventos realmente no pertenecían al fin del siglo. Ellos eran meramente un adelanto de un juicio mayor que acompañaría su propio regreso, escenas vistas de antemano de lo que sucederá en el futuro”.
Hacer una afirmación como la que encontramos arriba por parte de alguien de la estatura de John MacArthur es realmente increíble. Por supuesto que Cristo les dio a los discípulos ciertas pistas para que ellos pudieran darse cuenta de CUANDO ocurriría tal destrucción. Los versículos 4-26 hablan claramente de las señales que habría justo antes de ese acontecimiento. Es cierto que Cristo no les dijo que sería en el año 70, pero les dio una pista bastante importante que ellos debieron haber entendido muy claramente con las siguientes palabras: “De cierto os digo que NO PASARA ESTA GENERACION hasta que todo esto acontezca” (v.34). Todo judío sabía muy bien la cantidad de años que compone una generación. Por lo tanto, ellos estaban seguros que dicho acontecimiento tendría lugar en su respectivo tiempo de vida.
Pero MacArthur parece ignorar además que Mateo NO ES EL UNICO evangelista que registra la destrucción del templo y los acontecimientos que le acompañarían. Si Mateo fuera el único evangelista que hubiera escrito sobre esto, su argumento tendría mucho peso. Pero la verdad es que no es así. Para comprobar si el argumento de MacArthur sobre las dos preguntas distintas es bíblicamente sostenible, solo basta con examinar los relatos paralelos de Marcos y Lucas en donde se registra el mismo evento de la destrucción del templo. Al hacerlo, podremos constatar si MacArthur tiene o no razón. Al comparar esos dos evangelios con el evangelio de Mateo, nos damos cuenta de algo muy interesante que no podemos pasar por alto:
MARCOS 13
“Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin” (Marcos 13:1-7).
LUCAS 21
“Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida. Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder? Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Más no vayáis en pos de ellos. Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre” (Lucas 21:5-12).
Al examinar los dos pasajes paralelos de Marcos y Lucas que nos hablan del mismo evento que registra Mateo en su capítulo 24, inmediatamente podemos darnos cuenta que NO existen dos preguntas, SINO SOLO UNA la cual consiste en el siguiente tema central: la venida de Cristo en Juicio sobre la nación apóstata de Israel y su respectiva destrucción del templo. Esa destrucción del templo tenía como objetivo el poner un fin a la economía del Antiguo Testamento con sus sacrificios y ofrendas la cual, había sido representada por ciertos tipos y sombras. El fin de esa economía tenía como propósito el ceder el lugar al cumplimiento de los tipos y sombras y mostrarnos la verdad que proclama el Nuevo Testamento tan elocuentemente: que el Cristo resucitado es el cumplimiento y la realidad de lo que el Antiguo Testamento había enseñado por muchos siglos con tales tipos y sombras.
La pregunta que intrigaba a los discípulos y que deseaban conocer su respectiva respuesta, era EL CUANDO terminaría esa economía y CUANDO tendría lugar la destrucción del templo, (el cual era el centro de toda la adoración religiosa de los judíos), y qué señales habría antes de que eso SUCEDIERA. En ninguno de los tres evangelios encontramos que fueran “múltiples preguntas” tal como MacArthur lo afirma. Toda duda es disipada cuando leemos detenidamente lo que escribió Marcos y Lucas sobre el mismo tema. Claramente podemos ver que el contexto que ellos tenían en mente, era la destrucción del templo judío SOLAMENTE.
Es cierto que en el relato de Mateo encontramos algunos aspectos que TRASCIENDEN a la mera destrucción del templo, pero tales aspectos los encontramos en los versículos 36 al 51 y no antes. Sin embargo, MacArthur cree que desde el versículo 5 al 51, Mateo nos habla de acontecimientos que tendrán lugar todavía en el futuro. Para sostener dicha teoría, MacArthur se ve obligado a rehusar aceptar que la destrucción del templo es el evento que Mateo tenía en mente cuando describió los acontecimientos registrados en los versículos 5 al 35. Pero debido a ese rechazo, todo Dispensacionalista se encuentra con serios problemas cuando intenta interpretar dichos textos, tal como MacArthur también lo admite:
“La interpretación del discurso del Monte de los Olivos no es fácil de realizar. La historia registra que la destrucción literal del templo tuvo lugar en el año 70 d.C., cuando los ejércitos romanos bajo el mando de Tito dejaron desolada a la ciudad de Jerusalén”.
Por supuesto que la interpretación de Mateo 24 no es fácil de realizar, especialmente para todo Dispensacionalista debido a que se ven obligados a ignorar el principal CONTEXTO inmediato de ese capitulo el cual es la destrucción del templo judío, y se ven FORZADOS a mover el cumplimiento de esa profecía hacia un futuro incierto y totalmente impredecible. Debido a ese desacierto interpretativo, se ven obligados también a interpretar las importantísimas palabras de Cristo las cuales son la clave para entender dicha profecía, que dicen: “De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (v. 34), como UNA GENERACION posterior que viviría a cientos o quizás a miles de años después de que fueron dichas esas palabras.
Al hacer esta clase de exégesis o interpretación del texto, el Dispensacionalismo se fundamenta en un terreno muy inestable debido a que cada generación que ha vivido desde el primer siglo, ha experimentado TODAS las señales que supuestamente son las que van a identificar a la ULTIMA GENERACION. La interpretación Dispensacionalista también se presta para que las personas lleguen a conclusiones erróneas respecto al TIEMPO cuando supuestamente todas esas cosas comenzarán a suceder. Es por eso que en cada siglo han existido aquellos que han visto que los tiempos en los que viven son propicios para que el Anticristo tome el control del mundo y se desencadene la gran tribulación.
“Así que las palabras de Jesús respecto a la destrucción del templo, se cumplieron al pie de la letra. Ni una sola piedra quedó sobre otra piedra. Josefo dice que cuando el ejército romano terminó la tarea, el área del templo se veía como un desierto que nunca había sido habitado”.
Con estas palabras, MacArthur reconoce que la historia no es fácil de ignorarse. Por eso, cuando comparamos el relato de Mateo 24 con el relato de Lucas 21, nos damos cuenta que ambos se encuentran hablando del mismo acontecimiento, pero cada uno desde un ángulo distinto, como dos escenas fotográficas tomadas desde diferentes ángulos. Lucas es más específico en algunos detalles que Mateo omite. Por ejemplo, Lucas nos dice:
“Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21:20-24).
MacArthur afirma tambien que: “Muchas de las predicciones de Jesús acerca de la persecución y la aflicción parecen anticipar ese tiempo con una exactitud peculiar. Pero un examen más cercano a todo el discurso, revela que los aspectos más importantes de su profecía no se cumplieron con la destrucción de Jerusalén en el año 70. Estos elementos no cumplidos, incluyen su propia venida y la reunión de los escogidos descrita en los versículos 30 y 31”.
Aunque MacArthur parece estar dispuesto a conceder que las evidencias escriturales hablan decididamente sobre el cumplimiento de las palabras de Jesús en el en al año 70 con la destrucción del templo judío, lamentablemente no logra aferrarse a la evidencia que habla elocuentemente de esta realidad. El argumenta que dicho discurso no pudo haber tenido su cumplimiento en el año 70 debido a que existen algunos “elementos no cumplidos” en dicho discurso tales como la venida visible de Cristo y la reunión de los elegidos. Por supuesto que existen algunos elementos que NO SE HAN CUMPLIDO todavía en el relato de Mateo. Eso no se puede negar (los únicos que niegan esta verdad son los hiper-Preteristas, pero tal postura es una herejía que se encuentra siendo refutada por varios líderes evangélicos).
Por ejemplo, aunque Cristo NO VINO visiblemente en el año 70, sí VINO EN JUICIO sobre la nación de Israel. Su segunda venida a esta tierra todavía se encuentra en el futuro y Mateo la describe en los versículos 38-51. Pero aunque Mateo parece tener en mente dos juicios: el juicio inmediato sobre el pueblo judío y el juicio final de todas las naciones, su enfoque principal en el capitulo 24 es el juicio sobre la nación judía. Lucas lo expresa de manera más clara: “Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo.” (vs. 22,23)
Lamentablemente, MacArthur ignora los relatos paralelos de Marcos y Lucas y se aferra exclusivamente al relato de Mateo intentando encontrar en dicho relato las pruebas para su postura escatológica. Por esa razón, él dice: “Nótese, además, que la gran tribulación que Cristo describió envuelve cataclismos y sufrimientos en una escala global y cósmica (vs.29, 30) –no un holocausto local en Jerusalén solamente… La destrucción de Jerusalén fue, es verdad, un gran desastre, pero en ningún sentido puede decirse con exactitud que su destrucción por parte de los romanos cumplió la profecía de una “gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (v.21). Por lo tanto, aspectos importantes del discurso de Jesús claramente se espera su cumplimiento en el futuro”.
MacArthur no acepta el hecho de que Jesucristo se haya referido a una gran tribulación exclusivamente para el pueblo judío en el año 70. Pero ESO ES EXACTAMENTE lo que Lucas dice en su evangelio: “Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas… porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo.”
En ningún momento vemos que tal tribulación fuera a tener lugar en TODOS los países del mundo, sino solo en ESTE PUEBLO (el pueblo judío). Esos días fueron días de RETRIBUCION para el pueblo judío exclusivamente por haber rechazado a su Mesías. MacArthur apela a las palabras de Cristo que Mateo registra obre una “gran tribulación cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”, para demostrar que la tribulación del año 70, no pudo haber sido la tribulación de la que Cristo se estaba refiriendo. Pero tal argumento se hace pedazos cuando lo comparamos con lo que Lucas dice sobre esa “gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo”.
MacArthur dice que el pueblo judío ha experimentado calamidades mucho mayores bajo Hitler y Stalin que las que sufrió en el año 70. Puede ser que las cantidades de muertos tal vez fueron mayores en el siglo XX, pero jamás se puede comparar las calamidades recientes (por terribles que hayan sido) con el castigo que los judíos experimentaron en el primer siglo, debido a que el crimen que ellos cometieron fue tan grande que ningún otro crimen en la historia de la humanidad se le puede comparar. Por esa razón, esa tribulación tenía que ser MUY GRANDE como ninguna otra en la historia de la humanidad. Tal tribulación debía tener también características muy especiales debido a que esa tribulación fue el resultado de la crucifixión y muerte del mismo Dios manifestado en carne: un evento que nunca más se ha repetido.
“La única conclusión razonable, es que las profecías de Jesús en Mateo 24 son como las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, las cuales hablan en un mismo versículo de eventos cercanos y lejanos en un mismo contexto”.
Por el contrario, la única conclusión bíblica e histórica es el interpretar a Mateo 24 en su CONTEXTO para poder comprenderlo. Si aceptamos las premisas de John MacArthur, el texto se vuelve completamente confuso y sin ningún orden lógico ni coherente. No solo eso, sino que cuando interpretamos el texto de la manera que MacArthur lo hace, estamos ignorando la importancia de un evento que YA TUVO lugar en el pasado (la destrucción de Jerusalén y del templo judío) y nos vemos obligados a proyectar hacia el futuro, un escenario que es mas bien el producto de nuestra propia imaginación que de las pruebas bíblicas (las novelas de ficción de “Left Behind” son un claro ejemplo de esto).
“Los Preteristas objetan a esta interpretación del discurso del Monte de los Olivos. Ellos apuntan invariablemente a las palabras de Cristo en el v. 34 (“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”). Ellos insisten que esto demuestra que Cristo estaba hablando de eventos que tendrían lugar dentro de los próximos 40 años, lo cual significaría que los eventos del año 70 serían el cumplimiento de estas profecías”.
MacArthur necesita ser más específico en este punto. El muy bien sabe que la escuela Preterista se encuentra dividida en dos grupos:
1) El Preterismo Parcial que se encuentra compuesto por un grupo de creyentes bíblicos ortodoxos que creen en la venida corporal y visible de Jesucristo, en la resurrección de los muertos y en el juicio final. Este grupo de creyentes cree que aunque ya se cumplieron muchas profecías en el primer siglo, todavía esperamos el regreso de Cristo de manera visible y la resurrección de entre los muertos para ser juzgados “conforme a sus obras”.
2) El Hiper-Preterismo o Preterismo Total, el cual es una terrible herejía que afirma que absolutamente TODO ya tuvo su cumplimiento: desde la venida de Cristo hasta la resurrección de entre los muertos. Este grupo herético niega casi todas las doctrinas distintivas de la fe cristiana y merece ser refutado una y otra vez por todos los creyentes bíblicos ortodoxos.
“La mayoría de los Preteristas toman una postura menos extremista evitando así herejías muy serias, pero ellos deben ultimadamente hacerlo por medio de reconocer que las profecías clave en el discurso de los Olivos son todavía futuras. Así que, en esencia, ellos ultimadamente se apartan y anulan el sentido estricto de Mateo 24:34 de todas maneras”.
Obviamente que MacArthur al no hacer una clara distinción entre los dos grupos, sutilmente siembra en la mente de sus lectores una aversión hacia todo lo que tenga que ver con Preterismo. Lo irónico de todo esto, es que a decir verdad, MacArthur TAMBIEN ES PRETERISTA aunque no le guste, ni tampoco desee admitirlo. Si él no fuera PRETERISTA entonces no creería que varios eventos ya tuvieron su CUMPLIMIENTO en el pasado. Por ejemplo, él cree que el Mesías ya vino a este mundo, que murió y fue sepultado y que resucitó al tercer día y que ascendió a los cielos desde donde también intercede por nosotros. Cree también que el Espíritu Santo ya vino en el día de Pentecostés y que cada uno de esos eventos ya tuvo su cumplimiento en el PASADO. Por lo tanto, el no especificar a qué es a lo que se refiere cuando habla de PRETERISMO no solo es enturbiar el agua, sino que es también envenenar el pozo. MacArthur sabe muy bien que el Preterismo Parcial NO ES LO MISMO que el Hiper-Preterismo, sin embargo, por razones obvias no da una explicación detallada de lo que enseñan ambos grupos y las grandes diferencias que hay entre ellos.
Hasta este momento, MacArthur NO HA EXPLICADO exegéticamente cual es la generación a la que se refiere el versículo 34. El conoce muy bien el griego y tal vez hasta ha examinado lo que significan dichas palabras, pero aún así, sigue sosteniendo una postura altamente cuestionable que no es aceptada por la mayoría de los eruditos más respetados. Jesucristo dijo: “ESTA GENERACION no pasará sin que todo esto acontezca”. Jesucristo no dijo “esa generación” o “aquella generación”, sino “esta generación” la cual se encontraba viviendo en ese tiempo.
En cualquier otro tema, MacArthur apela al griego explicándolo hasta en el más mínimo detalle. Pero en este tema escatológico, él da la impresión como si no supiera griego y da más lugar a la retórica que a un análisis del original griego. Esta conclusión a la que llega nos muestra lo que intento decir:
“Parece más sensible y consistente, por lo tanto, tomar un acercamiento futurista con respecto al discurso de los Olivos –al interpretar el discurso completo como un cuadro profético de una “generación y de eventos que tendrán lugar mucho después de la destrucción de Jerusalén en el año 70. Estos eventos son los que precederán inmediatamente la venida de Cristo a establecer su reino y por tanto, son eventos que son todavía futuros aún hasta el día de hoy. Ese parece ser el sentido expresado por el pasaje mismo (vs.29-31), y es la interpretación que creo que el texto mismo demanda”.
La pregunta que surge es: ¿Por qué razón deberíamos tomar un acercamiento futurista sobre el discurso del monte de los Olivos y no preterista, al menos en los versículos 4-34? MacArthur no ha hecho cual ningún análisis minucioso de las otras alternativas escatológicas, ¿Cómo pues puede saltar a tales conclusiones tan prematuramente? Porque muy posiblemente escribió su libro con el deseo de “imponer” (ya sea conciente o inconscientemente) su propia postura escatológica SOBRE EL TEXTO y no viceversa. Para arribar a tales conclusiones, MacArthur no solo debería hacer una exégesis minuciosa del texto EN SU CONTEXTO, sino también interactuar con las posturas rivales y mostrar cuales son sus deficiencias al compararlas con lo fuerte de su propia postura. Entonces y solo entonces podría arribar a dicha conclusión. Pero la verdad es que él hace ciertas afirmaciones como si su postura escatológica fuera la UNICA que ha sido sostenida POR TODOS los creyentes en todas partes y en TODOS los tiempos. Y como veremos más adelante, la historia nos muestra que esto NO HA SIDO ASI.
Por: Daviel D’Paz
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