Wednesday, October 28, 2009

Examinando el escrito de John MacArthur (Continuación…)



Continuando con el análisis del escrito de John MacArthur en este segundo articulo, me propongo examinar algunos argumentos más que no aborde en mi previo escrito. Creo que es muy imprescindible establecer el contexto sin ambigüedades, de lo contrario el texto no será suficientemente claro. Y creo que esa es una de las terribles deficiencias del Dispensacionalismo cuando intentan explicar este discurso de Jesucristo. Si vamos a interpretar correctamente el texto debemos tomar en cuenta su contexto y enfrentarnos con la realidad de lo que este nos dice, aún cuando su contenido contradiga nuestras tan acariciadas presuposiciones escatológicas.

Al examinar una y otra vez el escrito de MacArthur, puedo notar algo muy interesante que me gustaría abordar de una manera más detallada:

“Pero nótese también que las únicas afirmaciones explícitas de Cristo acerca de la destrucción del templo son las que se encuentran registradas en el v.2, en tanto que Jesús y los discípulos se estaban alejando del templo (v.1). En el mismo discurso de los Olivos no hace ninguna clara referencia a los eventos del año 70. Su respuesta entera es una respuesta extendida a la pregunta más importante respecto a las señales de su venida y del fin del siglo” (énfasis agregado).

En este argumento de MacArthur puedo ver una terrible deficiencia Interpretativa, no solo debido a que no toma en cuenta el contexto del capítulo anterior, sino que tampoco toma en cuenta el contexto inmediato de la situación que dio lugar a la pregunta de los discípulos. MacArthur afirma que el único versículo en donde se encuentran las “afirmaciones explícitas” sobre la destrucción del templo, es en el versículo 2 cuando Jesús se iba alejando del templo. También menciona que en el discurso del monte de los olivos “no hace ninguna clara referencia a los eventos del año 70”.

Pero es mi intención demostrar de manera precisa a través de este y futuros escritos (al menos eso espero), que efectivamente Cristo contestó con grandes detalles a la pregunta de los discípulos sobre el tema de la destrucción del templo que él menciona en el versículo 2. Deseo demostrar también que el discurso del monte de los Olivos fue dado principalmente para responder a la pregunta de los discípulos sobre el tiempo exacto cuando tendría lugar dicha destrucción, que era lo que realmente inquietaba a los discípulos. Para entender este discurso y evitar todas las confusiones que han existido por muchos años, es necesario tener presente el estilo muy único de Mateo al presentar su relato sobre la destrucción del templo, que fue el resultado del cumplimiento literal e histórico de las palabras de Cristo sobre el juicio inmediato que vendría sobre el pueblo judío por haberle rechazado (ver Mateo 23:34-38).

Creo que la dificultad en la versión de Mateo radica en que él relaciona dicho juicio de los judíos con el juicio final sobre todas las naciones (tal vez porque Mateo pensaba que con la destrucción del templo al que veía como el centro de todo lo importante y significativo, también vendría el juicio final para todas las naciones).

Por esa razón, vemos que Mateo se enfoca en hablar sobre este tema en los versículos 36-51 y todo el capítulo 25 se refiere a este aspecto que es todavía futuro. Es por eso también que la versión de Mateo sobre la destrucción del templo ha creado demasiada polémica debido a que FUSIONA los DOS EVENTOS en un solo discurso, mientras que Lucas por ejemplo, se enfoca en UN SOLO EVENTO: la destrucción del templo y la caída de Jerusalén.

Existen muchos eruditos y teólogos contemporáneos quienes creen que Mateo 24:1-35 nos habla exclusivamente de la destrucción del templo y las señales que existirían justo antes de su destrucción por parte de los romanos. Si esto es así, entonces podemos llegar a la conclusión que Cristo sí contestó ampliamente la pregunta de los discípulos sobre la destrucción del templo. Para probar esto, estaré citando algunos de los más destacados comentaristas bíblicos de la actualidad cuyas obras han sido ampliamente aceptadas por la mayoría de los cristianos evangélicos.

En primer lugar, es necesario entender que la afirmación hecha por Cristo en el versículo 2 no salió de la nada, sino que tuvo un origen específico y bien definido. Lo que Cristo les dijo surgió debido a que ellos LE MOSTRARON los edificios del templo y esperaban oír también por parte de él palabras de asombro respecto al templo judío. Pero lejos de decirles palabras que enfatizaran la importancia del templo, Cristo les dijo algo QUE ELLOS NO SE ESPERABAN.

La importancia del Templo judío

Los discípulos no ignoraban la importancia que tenía el templo judío y de lo que éste representaba para toda la nación. De hecho, no solo los discípulos conocían la importancia que tenía, sino también los principales sacerdotes y los fariseos conocían lo que el templo significaba para toda la nación:

“Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación”. (Juan 11:47,48).

El templo no solo era parte de la IDENTIDAD de los judíos como nación, sino que también era el lugar sobre el cual giraba toda la vida religiosa de ellos. Y los discípulos como buenos judíos, también sabían de esto. De ahí se desprende el porqué le mostraron tales edificios y su impresionante estructura. Por esa razón no se puede DIVORCIAR lo que Cristo dijo en el versículo 2 de lo que dice en los versículos siguientes.

De hecho, cuando salieron del templo, los discípulos recordando lo que Cristo les había dicho a los líderes religiosos de que su “casa sería dejada desierta”, le mostraron los edificios del templo como para que Jesús aclarara lo que a ellos no les había quedado muy claro. Para su sorpresa, Cristo les dice claramente que de esos impresionantes edificios “no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada”. Ahora ya no tenían ninguna duda: Cristo estaba profetizando LA DESTRUCCION DEL TEMPLO.

Tal vez esta revelación debió haberlos impactado tanto, que quizás comenzaron a caminar sin siquiera cruzar palabras entre ellos, completamente hundidos en un mar de pensamientos y sentimientos encontrados. Fue hasta que llegaron al monte de los Olivos en donde los discípulos parecen haber logrado recuperarse del impacto emocional que les causó la revelación de Jesucristo. Y fue allí en donde formularon una pregunta que era de suma importancia para ellos:
“Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” (v.3)

La inquietud de los discípulos giraba SOBRE EL MISMO TEMA, es decir, la destrucción del templo. Ellos deseaban saber CUANDO ocurriría tan grande desastre. Pero MacArthur en su explicación de Mateo 24, INTENTA DIVORCIAR lo que Cristo les dijo sobre el templo cuando ya salían de allí y lo que les dijo cuando llegaron al monte de los olivos. Pero el contexto nos muestra que EL TEMA ES EL MISMO. No hay cual ninguna razón para SEPARAR el versículo 2 de los versículos siguientes (Increíblemente, la mayoría de las Biblias en español también hacen esta separación por medio de insertar un encabezado justo después del versículo 2 que dice: “Señales antes del fin”. Cabe preguntar: ¿Se refieren al fin del templo judío?).

Es cierto que el Dispensacionalismo debido a su marco escatológico se ve en la forzosa necesidad de hacer una separación entre el versículo 3 y los versículos siguientes, pero tanto textualmente (realizando una sana exégesis, desde luego) como históricamente, NO EXISTE cual ninguna justificación para ello.

D. A. Carson en su excelente comentario exegético de Mateo, menciona lo débil de los argumentos presentados por aquellos que no aceptan que dicho discurso se refiera por su mayor parte a la destrucción del templo judío:

“Cierto número de eruditos han negado que alguna parte del discurso del Monte de los Olivos trate con la caída de Jerusalén: todo el discurso habla sobre la Parusía [e.d. la venida de Cristo]. Una forma u otra de esta teoría es sostenida por Lagrange, Schlatter, Schniewind y Zahn. Lagrange cree que la frase “abominación desoladora” se refiere a la ciudad de Jerusalén, pero no así la frase que habla sobre una “gran tribulación” (v.21). Casi todos los que sostienen este punto de vista se ven forzados a afirmar que el relato de Lucas 21:20-24 el cual es históricamente irrefutable, surge de otro discurso o ha sido concientemente modificado por Lucas. La última afirmación parece ser una desesperada conveniencia en apoyo de una débil teoría. Es muy difícil de imaginar que cualquier cristiano que leyera los evangelios sinópticos en cualquier periodo durante los primeros cien años de existencia de estos documentos, fallara en ver una clara referencia a la destrucción de Jerusalén. Metodológicamente este acercamiento pertenece a aquellos que abordan el discurso con otras predisposiciones –por ejemplo, a través de afirmar que el discurso representa un relato continuo de la historia cristiana”. (D. A. Carson, “Matthew: The Expositors Bible Commentary”, p.492, Zondervan 1984).

D. A. Carson da en el clavo cuando dice que “Es muy difícil de imaginar que cualquier cristiano que leyera los evangelios sinópticos en cualquier periodo durante los primeros cien años de existencia de estos documentos, fallara en ver una clara referencia a la destrucción de Jerusalén”. De hecho, existen evidencias históricas que muestran que muchos de los cristianos del primer siglo, relacionaban la destrucción de Jerusalén y de su templo con el juicio de los judíos profetizado por Jesucristo.

Craig S. Keener comenta lo siguiente sobre esto: “El capítulo 23 [de Mateo] dio inicio a las advertencias de Cristo sobre juicio de Dios en contra de ciertos elementos del establecimiento religioso. Este capítulo extiende ese juicio hasta el templo mismo. Después que el templo fue destruido en el año 70 d. C., muchos de los judíos vieron la mano de Dios en juicio en esa destrucción” (Craig S. Keener, “Matthew: The IVP New Testament Commentary Series”, p. 111, IVP 1979 énfasis agregado).

¿Para cual generación serían las señales?

En este otro comentario MacArthur intenta una vez más SEPARAR lo que Cristo dice en el versículo 2, de lo que dijo en los versículos siguientes:

“Después de todo, la destrucción del templo predicha en el v. 2 fue cumplida por el ejército romano en el año 70 d.C., pero las señales cósmicas que acompañan el regreso de Cristo descritas en los versículos 29-31 obviamente todavía pertenecen al futuro”.

MacArthur ve en estos versículos algunas “señales cósmicas” que de acuerdo a su interpretación NO TUVIERON SU CUMPLIMIENTO en el primer siglo. Pero tal parece que él pasa por alto el hecho que Jesucristo usa en estos versículos un lenguaje altamente simbólico que no debe ser tomado tal como muchos lo han hecho en el pasado y lo siguen haciendo en el presente.
Esas palabras deben ser interpretadas a la luz del significado que el Antiguo Testamento da a esta clase de lenguaje. Más adelante estaremos examinando en detalle lo que significan cada una de estas “señales cósmicas” tal como MacArthur las llama. Pero él parece también pasar por alto lo que Jesucristo dijo en el v. 34: “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. Si cada una de estas señales no se cumplieron en la generación a la cual él les dijo estas palabras, entonces no podemos escapar de las obvias consecuencias que esto trae consigo: Sin duda Cristo se equivocó. Pero sabemos que esto es imposible. Y si Cristo no se equivoco, entonces la única solucion posible a este dilema es que TODAS las señales que Cristo dio, se cumplieron al pie de la letra en la generación del primer siglo. Esta es en realidad la interpretacion que el texto DEMANDA.

El siguiente comentario de Craig S. Keener puede por lo pronto, aclararnos un poco el panorama:

“En cualquier caso, el punto de vista que afirma que todo el relato de Mateo 24 se enfoca exclusivamente en una futura tribulación (asumida a menudo de manera automática en algunos círculos, los cuales no toman en cuenta la historia de los años 66-70) no es sostenible. Mateo entiende que “todas estas cosas” (probablemente defiriéndose a la pregunta sobre la destrucción del templo en Mateo 24:2 y Mar.13:39) tendrán lugar en la misma generación (Mateo 24:34), lenguaje que a través de todas las enseñanzas de Jesús en Mateo, se refiere a la generación que vivía en ese tiempo (tal como en 12:39,45; 16:4; 23:36, compárese con 27:25)”. (Craig S. Keener, “Matthew: The IVP New Testament Commentary Series”, p. 349, IVP 1979 énfasis agregado).

Esta es una muestra de lo que es verdadera erudición y sana exégesis. Aunque Keener no se identifica completamente con la enseñanza que afirma que la Gran Tribulación tuvo lugar ya en el pasado con la destrucción de Jerusalén, aún así, aborda el texto como debe ser abordado: en su contexto inmediato aunque no concuerde con su postura escatológica.

Existen varios comentaristas más que encuentran la exégesis Dispensacionalista de Mateo 24 sin ningún fundamento. Por ejemplo, Michael Green escribe lo siguiente en su comentario de Mateo:
“Mateo no hace nada para fomentar la especulación detallada respecto al Milenio, el rapto o cualquier otro tema [….] Jesús claramente predice este terrible evento [la caída de Jerusalén] como una anticipación en su respectivo tiempo de vida concerniente al fin de todas las cosas (v.34) [….] Así como Antioco Epífanes trajo la ‘abominacion desoladora’ dentro del templo en el año 168 a.C., cuando sacrificó carne de cerdo sobre el altar (v.15), y convirtió las habitaciones del templo en burdeles en un determinado intento por eliminar la fe judía, así también la historia se volvería a repetir. Tito desolaría al lugar santo mucho más eficientemente derrumbándolo totalmente y el lector debería entender cuán completamente la profecía de Daniel 12:11 sería cumplida (v.15). Ese sería un tiempo para huir de la ciudad hacia los montes de Judea (v.16). Ellos debían orar para que su huida no fuera impedida por las tormentas de invierno o por el día sábado (pues la Ley solo permitía un viaje muy corto en día sábado). El criar hijos pequeños sería también otro impedimento en ese tiempo terrible. Y el aire estaría muy cargado con historias de falsos mesias y sus estupendas credenciales (vs. 4-6, 23-26), y de guerras y rumores de guerras, con una nación levantándose en contra de otra nación y un reino contra otro reino. Ellos no deberían de alarmarse (v.6). Tampoco debían dejarse engañar (v.23, 26) [….] Todo esto tuvo su cumplimiento. Los años 68-70 vieron al mundo romano tambalearse sobre el filo de una ruina total, debido a guerras internas y rumores de guerras. Después de la muerte de Nerón en el año 68 d.C., el próximo año vio no menos de cuatro candidatos al supremo oficio de emperador peleándolo de manera decidida. Fue un periodo en el que, tal como los escritores romanos lo dicen, casi todas las personas estaban esperando el fin del mundo. (Michael Green, “Matthew For Today”, p. 230, 231 Word Books, 1988, énfasis agregado).

Michael Green hace una conexión exegética correcta entre la pregunta de los discípulos y la respuesta de Cristo sobre la destrucción del templo y las señales que le precederían. Esta conexión NO PUEDE ser evadida cuando se hace una exégesis seria y contextual sobre Mateo 24. Es importante observar que Green no divorcia la descripción sobre la destrucción del templo con las señales que Cristo da a los discípulos para que se dieran cuenta que tal destrucción estaba cerca. Pero MacArthur hace precisamente eso a lo largo de todo su escrito el cual, estaremos examinando muy de cerca en las próximas aportaciones.

Por: Daviel D’Paz

Friday, October 16, 2009

Examinando el escrito de John MacArthur (2ª Parte)



No estaría exagerando si dijera que John MacArthur es uno de mis expositores bíblicos favoritos aún en el presente (aunque no esté de acuerdo con él respecto a sus postulados escatológicos). La razón por la que siento un profundo aprecio por el pastor John MacArthur, es debido a que sus escritos han sido una gran bendición para mi vida, pues me ayudaron a ver la vida cristiana desde un punto de vista totalmente distinto a como antes la veía. El primer libro que tuvo un efecto grandemente positivo sobre mi vida personal fue “El evangelio según Jesucristo” y lo que realmente significa seguir a Cristo. Desde entonces he deseado tener todos los escritos de John MacArthur en mi librería personal.

No solo sus libros han influenciado mi manera de pensar, sino también sus predicaciones han despertado en mí el deseo por llegar algún día a predicar con la misma pasión con la que él predica. Tal vez algunos se puedan preguntar: “Si esto es así, ¿entonces por qué criticar algunos de sus escritos?” La razón es porque como cristianos cada uno de nosotros tenemos la obligación de examinar todas las doctrinas o enseñanzas a la luz de la Palabra de Dios. Y esa obligación es la que me impulsa a examinar de cerca sus postulados escatológicos y a compararlos con lo que dicen las Escrituras. Por regla general, MacArthur aborda las Escrituras con reverencia haciendo por su mayor parte una exégesis cuidadosa del texto. Pero tal como mencioné en un comentario anterior, cuando de escatología se trata, John MacArthur parece abandonar el mismo estilo meticuloso que le caracteriza cuando aborda otros temas. Y un claro ejemplo de lo que afirmo, es esta segunda aportación la cual estaré examinando muy de cerca.

Es demasiado obvio el hecho de que MacArthur como buen Dispensacionalista se acerca al texto teniendo en mente a dicho sistema. Un clarísimo ejemplo de esto, es la manera en la que MacArthur intenta DIVIDIR la pregunta realizada por los discípulos y aplicarla a dos clases de acontecimientos separados por varios siglos el uno del otro. Es claro que los discípulos no hicieron dos o tres preguntas, sino SOLO UNA. Pero para poder dividir el discurso del Monte de los Olivos en por lo menos DOS PARTES, MacArthur divide la pregunta EN DOS a las cuales, supuestamente Cristo da sus respectivas respuestas en los capítulos 24 y 25 respectivamente. Esto no es algo único de John MacArthur, sino que es algo característico de todos los Dispensacionalistas.

MacArthur escribe: “…los discípulos se encontraban haciendo múltiples preguntas en Mateo 24:3 “¿Cuándo serán estas cosas…?”, se refiere a la destrucción del templo y a los eventos que acompañarían dicha catástrofe, “¿…y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” aborda un tema escatológico de más largo alcance –la pregunta de cómo la venida victoriosa de Cristo como el Mesías de Israel encaja dentro de todo el programa profético”.

Es algo peculiar de todo Dispensacionalista el intentar encontrar por lo menos dos preguntas distintas en la PREGUNTA que los discípulos le hicieron a Jesucristo respecto a la destrucción del templo. Esto es una necesidad que el sistema Dispensacional requiere para poder interpretar Mateo 24 de manera consistente con sus postulados escatológicos. Por esa razón, MacArthur desde un mismo inicio intenta establecer esta separación al afirmar que la primera pregunta se refiere a la destrucción del templo, mientras que la segunda pregunta se refiere a las señales que precederán al rapto de la iglesia, y que serán un preludio de la Gran Tribulación bajo el reinado del Anticristo.

Tanto es así, que MacArthur afirma que en el capítulo 24 de Mateo Jesucristo parece ignorar la pregunta sobre la destrucción del templo y en su lugar se enfoca en dar una explicación detallada de los eventos que tendrán lugar en los últimos días, justo antes de su regreso a esta tierra:

“Prácticamente ignorando su pregunta inicial, El no dijo nada respecto a cuando ocurriría la destrucción de Jerusalén. Esto se debe a que esos eventos realmente no pertenecían al fin del siglo. Ellos eran meramente un adelanto de un juicio mayor que acompañaría su propio regreso, escenas vistas de antemano de lo que sucederá en el futuro”.

Hacer una afirmación como la que encontramos arriba por parte de alguien de la estatura de John MacArthur es realmente increíble. Por supuesto que Cristo les dio a los discípulos ciertas pistas para que ellos pudieran darse cuenta de CUANDO ocurriría tal destrucción. Los versículos 4-26 hablan claramente de las señales que habría justo antes de ese acontecimiento. Es cierto que Cristo no les dijo que sería en el año 70, pero les dio una pista bastante importante que ellos debieron haber entendido muy claramente con las siguientes palabras: “De cierto os digo que NO PASARA ESTA GENERACION hasta que todo esto acontezca” (v.34). Todo judío sabía muy bien la cantidad de años que compone una generación. Por lo tanto, ellos estaban seguros que dicho acontecimiento tendría lugar en su respectivo tiempo de vida.

Pero MacArthur parece ignorar además que Mateo NO ES EL UNICO evangelista que registra la destrucción del templo y los acontecimientos que le acompañarían. Si Mateo fuera el único evangelista que hubiera escrito sobre esto, su argumento tendría mucho peso. Pero la verdad es que no es así. Para comprobar si el argumento de MacArthur sobre las dos preguntas distintas es bíblicamente sostenible, solo basta con examinar los relatos paralelos de Marcos y Lucas en donde se registra el mismo evento de la destrucción del templo. Al hacerlo, podremos constatar si MacArthur tiene o no razón. Al comparar esos dos evangelios con el evangelio de Mateo, nos damos cuenta de algo muy interesante que no podemos pasar por alto:

MARCOS 13

“Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin” (Marcos 13:1-7).

LUCAS 21

“Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida. Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder? Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Más no vayáis en pos de ellos. Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre” (Lucas 21:5-12).

Al examinar los dos pasajes paralelos de Marcos y Lucas que nos hablan del mismo evento que registra Mateo en su capítulo 24, inmediatamente podemos darnos cuenta que NO existen dos preguntas, SINO SOLO UNA la cual consiste en el siguiente tema central: la venida de Cristo en Juicio sobre la nación apóstata de Israel y su respectiva destrucción del templo. Esa destrucción del templo tenía como objetivo el poner un fin a la economía del Antiguo Testamento con sus sacrificios y ofrendas la cual, había sido representada por ciertos tipos y sombras. El fin de esa economía tenía como propósito el ceder el lugar al cumplimiento de los tipos y sombras y mostrarnos la verdad que proclama el Nuevo Testamento tan elocuentemente: que el Cristo resucitado es el cumplimiento y la realidad de lo que el Antiguo Testamento había enseñado por muchos siglos con tales tipos y sombras.

La pregunta que intrigaba a los discípulos y que deseaban conocer su respectiva respuesta, era EL CUANDO terminaría esa economía y CUANDO tendría lugar la destrucción del templo, (el cual era el centro de toda la adoración religiosa de los judíos), y qué señales habría antes de que eso SUCEDIERA. En ninguno de los tres evangelios encontramos que fueran “múltiples preguntas” tal como MacArthur lo afirma. Toda duda es disipada cuando leemos detenidamente lo que escribió Marcos y Lucas sobre el mismo tema. Claramente podemos ver que el contexto que ellos tenían en mente, era la destrucción del templo judío SOLAMENTE.

Es cierto que en el relato de Mateo encontramos algunos aspectos que TRASCIENDEN a la mera destrucción del templo, pero tales aspectos los encontramos en los versículos 36 al 51 y no antes. Sin embargo, MacArthur cree que desde el versículo 5 al 51, Mateo nos habla de acontecimientos que tendrán lugar todavía en el futuro. Para sostener dicha teoría, MacArthur se ve obligado a rehusar aceptar que la destrucción del templo es el evento que Mateo tenía en mente cuando describió los acontecimientos registrados en los versículos 5 al 35. Pero debido a ese rechazo, todo Dispensacionalista se encuentra con serios problemas cuando intenta interpretar dichos textos, tal como MacArthur también lo admite:

“La interpretación del discurso del Monte de los Olivos no es fácil de realizar. La historia registra que la destrucción literal del templo tuvo lugar en el año 70 d.C., cuando los ejércitos romanos bajo el mando de Tito dejaron desolada a la ciudad de Jerusalén”.

Por supuesto que la interpretación de Mateo 24 no es fácil de realizar, especialmente para todo Dispensacionalista debido a que se ven obligados a ignorar el principal CONTEXTO inmediato de ese capitulo el cual es la destrucción del templo judío, y se ven FORZADOS a mover el cumplimiento de esa profecía hacia un futuro incierto y totalmente impredecible. Debido a ese desacierto interpretativo, se ven obligados también a interpretar las importantísimas palabras de Cristo las cuales son la clave para entender dicha profecía, que dicen: “De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (v. 34), como UNA GENERACION posterior que viviría a cientos o quizás a miles de años después de que fueron dichas esas palabras.

Al hacer esta clase de exégesis o interpretación del texto, el Dispensacionalismo se fundamenta en un terreno muy inestable debido a que cada generación que ha vivido desde el primer siglo, ha experimentado TODAS las señales que supuestamente son las que van a identificar a la ULTIMA GENERACION. La interpretación Dispensacionalista también se presta para que las personas lleguen a conclusiones erróneas respecto al TIEMPO cuando supuestamente todas esas cosas comenzarán a suceder. Es por eso que en cada siglo han existido aquellos que han visto que los tiempos en los que viven son propicios para que el Anticristo tome el control del mundo y se desencadene la gran tribulación.

“Así que las palabras de Jesús respecto a la destrucción del templo, se cumplieron al pie de la letra. Ni una sola piedra quedó sobre otra piedra. Josefo dice que cuando el ejército romano terminó la tarea, el área del templo se veía como un desierto que nunca había sido habitado”.

Con estas palabras, MacArthur reconoce que la historia no es fácil de ignorarse. Por eso, cuando comparamos el relato de Mateo 24 con el relato de Lucas 21, nos damos cuenta que ambos se encuentran hablando del mismo acontecimiento, pero cada uno desde un ángulo distinto, como dos escenas fotográficas tomadas desde diferentes ángulos. Lucas es más específico en algunos detalles que Mateo omite. Por ejemplo, Lucas nos dice:

“Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21:20-24).

MacArthur afirma tambien que: “Muchas de las predicciones de Jesús acerca de la persecución y la aflicción parecen anticipar ese tiempo con una exactitud peculiar. Pero un examen más cercano a todo el discurso, revela que los aspectos más importantes de su profecía no se cumplieron con la destrucción de Jerusalén en el año 70. Estos elementos no cumplidos, incluyen su propia venida y la reunión de los escogidos descrita en los versículos 30 y 31”.

Aunque MacArthur parece estar dispuesto a conceder que las evidencias escriturales hablan decididamente sobre el cumplimiento de las palabras de Jesús en el en al año 70 con la destrucción del templo judío, lamentablemente no logra aferrarse a la evidencia que habla elocuentemente de esta realidad. El argumenta que dicho discurso no pudo haber tenido su cumplimiento en el año 70 debido a que existen algunos “elementos no cumplidos” en dicho discurso tales como la venida visible de Cristo y la reunión de los elegidos. Por supuesto que existen algunos elementos que NO SE HAN CUMPLIDO todavía en el relato de Mateo. Eso no se puede negar (los únicos que niegan esta verdad son los hiper-Preteristas, pero tal postura es una herejía que se encuentra siendo refutada por varios líderes evangélicos).

Por ejemplo, aunque Cristo NO VINO visiblemente en el año 70, sí VINO EN JUICIO sobre la nación de Israel. Su segunda venida a esta tierra todavía se encuentra en el futuro y Mateo la describe en los versículos 38-51. Pero aunque Mateo parece tener en mente dos juicios: el juicio inmediato sobre el pueblo judío y el juicio final de todas las naciones, su enfoque principal en el capitulo 24 es el juicio sobre la nación judía. Lucas lo expresa de manera más clara: “Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo.” (vs. 22,23)

Lamentablemente, MacArthur ignora los relatos paralelos de Marcos y Lucas y se aferra exclusivamente al relato de Mateo intentando encontrar en dicho relato las pruebas para su postura escatológica. Por esa razón, él dice: “Nótese, además, que la gran tribulación que Cristo describió envuelve cataclismos y sufrimientos en una escala global y cósmica (vs.29, 30) –no un holocausto local en Jerusalén solamente… La destrucción de Jerusalén fue, es verdad, un gran desastre, pero en ningún sentido puede decirse con exactitud que su destrucción por parte de los romanos cumplió la profecía de una “gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (v.21). Por lo tanto, aspectos importantes del discurso de Jesús claramente se espera su cumplimiento en el futuro”.

MacArthur no acepta el hecho de que Jesucristo se haya referido a una gran tribulación exclusivamente para el pueblo judío en el año 70. Pero ESO ES EXACTAMENTE lo que Lucas dice en su evangelio: “Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas… porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo.”

En ningún momento vemos que tal tribulación fuera a tener lugar en TODOS los países del mundo, sino solo en ESTE PUEBLO (el pueblo judío). Esos días fueron días de RETRIBUCION para el pueblo judío exclusivamente por haber rechazado a su Mesías. MacArthur apela a las palabras de Cristo que Mateo registra obre una “gran tribulación cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”, para demostrar que la tribulación del año 70, no pudo haber sido la tribulación de la que Cristo se estaba refiriendo. Pero tal argumento se hace pedazos cuando lo comparamos con lo que Lucas dice sobre esa “gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo”.

MacArthur dice que el pueblo judío ha experimentado calamidades mucho mayores bajo Hitler y Stalin que las que sufrió en el año 70. Puede ser que las cantidades de muertos tal vez fueron mayores en el siglo XX, pero jamás se puede comparar las calamidades recientes (por terribles que hayan sido) con el castigo que los judíos experimentaron en el primer siglo, debido a que el crimen que ellos cometieron fue tan grande que ningún otro crimen en la historia de la humanidad se le puede comparar. Por esa razón, esa tribulación tenía que ser MUY GRANDE como ninguna otra en la historia de la humanidad. Tal tribulación debía tener también características muy especiales debido a que esa tribulación fue el resultado de la crucifixión y muerte del mismo Dios manifestado en carne: un evento que nunca más se ha repetido.

“La única conclusión razonable, es que las profecías de Jesús en Mateo 24 son como las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, las cuales hablan en un mismo versículo de eventos cercanos y lejanos en un mismo contexto”.

Por el contrario, la única conclusión bíblica e histórica es el interpretar a Mateo 24 en su CONTEXTO para poder comprenderlo. Si aceptamos las premisas de John MacArthur, el texto se vuelve completamente confuso y sin ningún orden lógico ni coherente. No solo eso, sino que cuando interpretamos el texto de la manera que MacArthur lo hace, estamos ignorando la importancia de un evento que YA TUVO lugar en el pasado (la destrucción de Jerusalén y del templo judío) y nos vemos obligados a proyectar hacia el futuro, un escenario que es mas bien el producto de nuestra propia imaginación que de las pruebas bíblicas (las novelas de ficción de “Left Behind” son un claro ejemplo de esto).

“Los Preteristas objetan a esta interpretación del discurso del Monte de los Olivos. Ellos apuntan invariablemente a las palabras de Cristo en el v. 34 (“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”). Ellos insisten que esto demuestra que Cristo estaba hablando de eventos que tendrían lugar dentro de los próximos 40 años, lo cual significaría que los eventos del año 70 serían el cumplimiento de estas profecías”.

MacArthur necesita ser más específico en este punto. El muy bien sabe que la escuela Preterista se encuentra dividida en dos grupos:

1) El Preterismo Parcial que se encuentra compuesto por un grupo de creyentes bíblicos ortodoxos que creen en la venida corporal y visible de Jesucristo, en la resurrección de los muertos y en el juicio final. Este grupo de creyentes cree que aunque ya se cumplieron muchas profecías en el primer siglo, todavía esperamos el regreso de Cristo de manera visible y la resurrección de entre los muertos para ser juzgados “conforme a sus obras”.

2) El Hiper-Preterismo o Preterismo Total, el cual es una terrible herejía que afirma que absolutamente TODO ya tuvo su cumplimiento: desde la venida de Cristo hasta la resurrección de entre los muertos. Este grupo herético niega casi todas las doctrinas distintivas de la fe cristiana y merece ser refutado una y otra vez por todos los creyentes bíblicos ortodoxos.

“La mayoría de los Preteristas toman una postura menos extremista evitando así herejías muy serias, pero ellos deben ultimadamente hacerlo por medio de reconocer que las profecías clave en el discurso de los Olivos son todavía futuras. Así que, en esencia, ellos ultimadamente se apartan y anulan el sentido estricto de Mateo 24:34 de todas maneras”.

Obviamente que MacArthur al no hacer una clara distinción entre los dos grupos, sutilmente siembra en la mente de sus lectores una aversión hacia todo lo que tenga que ver con Preterismo. Lo irónico de todo esto, es que a decir verdad, MacArthur TAMBIEN ES PRETERISTA aunque no le guste, ni tampoco desee admitirlo. Si él no fuera PRETERISTA entonces no creería que varios eventos ya tuvieron su CUMPLIMIENTO en el pasado. Por ejemplo, él cree que el Mesías ya vino a este mundo, que murió y fue sepultado y que resucitó al tercer día y que ascendió a los cielos desde donde también intercede por nosotros. Cree también que el Espíritu Santo ya vino en el día de Pentecostés y que cada uno de esos eventos ya tuvo su cumplimiento en el PASADO. Por lo tanto, el no especificar a qué es a lo que se refiere cuando habla de PRETERISMO no solo es enturbiar el agua, sino que es también envenenar el pozo. MacArthur sabe muy bien que el Preterismo Parcial NO ES LO MISMO que el Hiper-Preterismo, sin embargo, por razones obvias no da una explicación detallada de lo que enseñan ambos grupos y las grandes diferencias que hay entre ellos.

Hasta este momento, MacArthur NO HA EXPLICADO exegéticamente cual es la generación a la que se refiere el versículo 34. El conoce muy bien el griego y tal vez hasta ha examinado lo que significan dichas palabras, pero aún así, sigue sosteniendo una postura altamente cuestionable que no es aceptada por la mayoría de los eruditos más respetados. Jesucristo dijo: “ESTA GENERACION no pasará sin que todo esto acontezca”. Jesucristo no dijo “esa generación” o “aquella generación”, sino “esta generación” la cual se encontraba viviendo en ese tiempo.

En cualquier otro tema, MacArthur apela al griego explicándolo hasta en el más mínimo detalle. Pero en este tema escatológico, él da la impresión como si no supiera griego y da más lugar a la retórica que a un análisis del original griego. Esta conclusión a la que llega nos muestra lo que intento decir:

“Parece más sensible y consistente, por lo tanto, tomar un acercamiento futurista con respecto al discurso de los Olivos –al interpretar el discurso completo como un cuadro profético de una “generación y de eventos que tendrán lugar mucho después de la destrucción de Jerusalén en el año 70. Estos eventos son los que precederán inmediatamente la venida de Cristo a establecer su reino y por tanto, son eventos que son todavía futuros aún hasta el día de hoy. Ese parece ser el sentido expresado por el pasaje mismo (vs.29-31), y es la interpretación que creo que el texto mismo demanda”.

La pregunta que surge es: ¿Por qué razón deberíamos tomar un acercamiento futurista sobre el discurso del monte de los Olivos y no preterista, al menos en los versículos 4-34? MacArthur no ha hecho cual ningún análisis minucioso de las otras alternativas escatológicas, ¿Cómo pues puede saltar a tales conclusiones tan prematuramente? Porque muy posiblemente escribió su libro con el deseo de “imponer” (ya sea conciente o inconscientemente) su propia postura escatológica SOBRE EL TEXTO y no viceversa. Para arribar a tales conclusiones, MacArthur no solo debería hacer una exégesis minuciosa del texto EN SU CONTEXTO, sino también interactuar con las posturas rivales y mostrar cuales son sus deficiencias al compararlas con lo fuerte de su propia postura. Entonces y solo entonces podría arribar a dicha conclusión. Pero la verdad es que él hace ciertas afirmaciones como si su postura escatológica fuera la UNICA que ha sido sostenida POR TODOS los creyentes en todas partes y en TODOS los tiempos. Y como veremos más adelante, la historia nos muestra que esto NO HA SIDO ASI.

Por: Daviel D’Paz

Friday, October 9, 2009

“¡Estoy cansado!”: Chuy Olivares




¡Me cansé! Sé que seré criticado. Conozco muchos pasajes de la Biblia que prometen dar fuerzas al que no tiene ninguna. Sé que la Biblia dice que Él puede aumentar mis fuerzas como las del búfalo. También sé que Jesús puede aliviar mi cansancio. También sé que algunos me criticarán y dirán ¡qué negativo! Sin embargo, no puedo disimularlo: ¡me encuentro exhausto! Aclaro, no estoy cansado de Dios ni mucho menos, tampoco del ministerio ¡Es un privilegio servir a Dios!

Cada día pongo todo el corazón en lo que hago; amo a Dios por sobre todo, amo a mi familia y a mis amigos, mi congregación... ¡He recibido tanto de Dios! Mi agotamiento y frustración tienen otras razones.

¿Cansado de qué?
Me aflige hasta el cansancio escuchar los “mensajes” de aquellos que se enriquecen con el Evangelio. Ya no aguanto más que se tomen textos fuera de contexto para apoyar su avaricia y vender sus revelaciones al mejor postor. Destruye mi ser interior, porque sé que les están tomando el pelo.

Me cansé de oír programas de radio donde los pastores no predican el verdadero Evangelio... sólo saben pedir dinero, dinero y más dinero… ¡No saben otro tema! Cansado estoy de la llamada TV “cristiana”, que vende los milagros por 70 dólares al mes. “Pacte”, “pacte”, “pacte” con Dios”, dicen; eso me hace inevitablemente volver al Oscurantismo de la Edad Media: “Por cada chelín que deposite en el arca, Ud. recibirá las bendiciones de Dios”, dicen los modernos Tetzéles.

Estoy cansado de escuchar: “Siembre una semilla en mi ministerio” ¡uf, uf y recontra uf! Estoy cansado de “cubrirle las espaldas” a todos esos delincuentes metidos en la iglesia; ¡ya no puedo más! Hastiado estoy de conciertos “para la gloria de Dios”, y ¿qué de las brujerías metidas en la iglesia?: “Invoco la prosperidad en tu vida”, “Decreto una vida de éxito para ti”, “Desato las riquezas para ti“. Me cansé de estar explicando la diferencia entre la verdadera fe bíblica y las creencias populares supersticiosas que enseñan los “apóstoles” y “profetas” modernos.

¡Cuidado que el diablo se suelta durante la semana!
No aguanto más los cultos para atar demonios o para quebrar las maldiciones que están sobre México y sobre el mundo; que no tienen efectividad alguna, pues no tienen base bíblica. Seguramente “atan” a satanás con una cadena tan larga que llega hasta la luna, porque anda tan suelto como siempre; y los hermanos, atando y atando... ¡Estoy exhausto! Ya se les acabaron los nudos… en cada reunión lo atan… ¿y se suelta entre semana, para volverlo a atar el siguiente domingo? Me cansa la aburrida repetición de las teologías sin base bíblica. Estoy cansado de oír argumentar “No juzguéis, para que no seáis juzgados”; estoy cansado de que los predicadores les pongan bozal a las ovejas y que les digan “no toquéis al ungido de Jehová”, en lugar de decir como Pablo, “todo lo que oísteis y visteis y aprendisteis de mí, ESTO HACED, y Dios estará con vosotros”.

El Titanic de la bendición

Me cansan los súper ungidos que te hacen viajar a donde viven para imponerte las manos y… transmitirte “la visión”. Qué doloroso es observarlos sin la verdadera unción del Espíritu Santo, buscando crear ambientes espirituales con gritos y manifestaciones emocionales. No hay nada más desolador que un culto carismático con excelente sonido y luces multicolores, humo que pretende ser la “nube de gloria de Dios”, pero sin vitalidad espiritual; el ruido, los gritos y el desorden, las luces y el humo no son espiritualidad. Me cansé, incluso, de los chistes trillados sobre Pedro y muchos otros… ¡Cuántos comediantes “cuenta-chistes”!

Estoy tan abrumado… del último “grito” de la moda evangélica: viajar en un Titanic por el Caribe, acompañado de los cantantes cristianos más famosos y que han ganado Grammys, y con los mejores MOTIVADORES que te rascarán el oído con sus chistes y grandes revelaciones sobre el éxito y la prosperidad.

Me cansé de ver “evangelistas” que tiran el saco a las multitudes para recibir la “unción” de Dios. Me dejan abrumado al verlos “caer bajo el poder el Dios” para ser filmados en video y después decir: ¡Avivamiento! ¿Avivamiento? ¿Avivamiento o Agitamiento? O ¿Aviva… Miento? Me cansan las preguntas que me hacen sobre la “vida cristiana”.

Recibo todos los días correos electrónicos de personas que me preguntan si pueden ir a fiestas del mundo, hacerse tatuajes, danzar, caer “en el espíritu”, “reírse santamente”, recibir tratamiento con acupuntura, practicar karate y hasta yoga. La lista es enorme y parece inacabable. Me cansa ese “cristianismo” mediocre tercermundista, carnal y ciego.

21 claves para ser más rico que Salomón y más ungido que su padre

Me cansan los libros de escritores norteamericanos evangélicos traducidos al idioma español. Ya no aguanto más libros de veintiún pasos para un liderazgo exitoso.

¿Súper cristianos en 40 días? Todos estos ‘best- sellers’ sólo han venido a mostrar la verdadera condición de la iglesia... miseria espiritual, ¡IGNORANCIA DE DIOS Y DE SU PALABRA Y ANOREXIA ESPIRITUAL! No logro entender cómo una iglesia necesita copiar los ejemplos de Centro y Sudamérica. Me cansé de tener que opinar si estoy de acuerdo o no con el nuevo modelo de igle-crecimiento copiado de la mercadotecnia secular y que está siendo adoptado POR EL MUNDO ENTERO.Me desespera tener que explicar que no todos los pastores son fraudulentos y mentirosos, aduladores y de doble moral. No existe nada más extenuante, desgastante y agotador que tener que demostrar a familiares y amigos cristianos y no cristianos, que aquel último escándalo de la farándula cristiana es una excepción. “No todos somos iguales”, ¡ya me cansé de repetirlo!
‘Apostolitis’ aguda
Me cansé de los hambrientos de poder, de reconocimiento y de poder POLÍTICO; EL LIDERAZGO ESTÁ ENFERMO DE “APOSTOLITIS” AGUDA. Me cansé de los que presumen ser “Doctores” en Teología con su titulo que consiguieron por 1500 dólares en Internet. No soporto escuchar que otro más se autoproclamó “PROFETA” y “APÓSTOL”. Sé que estoy cansado; sin embargo, seguiré adelante.

Es hora de emprender el regreso
PERO HE DECIDIDO no participar más en el “cristianismo” que fabrica becerros de oro y vacas sagradas. No me pelearé por los primeros lugares en los eventos más renombrados que organizan las mega-iglesias. Jamás ofreceré mi nombre para componer la lista de oradores de cualquier conferencia EN DONDE SE COBRE LA ENTRADA. Renuncio a querer adornar mi nombre con títulos de cualquier especie. No deseo ganar aplausos de auditorios famosos.Buscaré la convivencia de CRISTIANOS Y DE PASTORES QUE ¡NO TENGAN ESPÍRITU DE PLATAFORMA!Posiblemente, dirás… -qué frustrado y negativo te ves y te oyes… Sí, lo estoy; pero no de Jesús y de Su hermosa Palabra que alumbró mi caminar; sino de las mentiras, fraudes y corrupción de los que se autodenominan “ungidos de Jehová”.

[---Chuy Olivares fue quien comenzó junto a Marcos Witt y Jorge Lozano todo el movimiento de Alabanza y Adoración en los '90. Es pastor desde hace mucho tiempo de una Iglesia en México. Y se retiró desde hace algunos años de lo que él llama "el escaparate de la farándula cristiana", dejando de predicar en lugares donde se cobra la entrada, no firmando ciertos contratos que lo hubieran llenado de dinero pero que, según él, no se trataba de otra cosa que vender el Evangelio entre editoriales, discográficas y managers al mejor estilo mundo del espectáculo.]

Tuesday, October 6, 2009

Dos puntos de vista sobre Mateo 24: John MacArthur vs. Kenneth Gentry (3ª Parte)


LAS PROMESAS PROFETICAS DEL MESIAS

Independientemente de que lo hayan comprendido o no, los discípulos se encontraban haciendo múltiples preguntas en Mateo 24:3 “¿Cuándo serán estas cosas…?”, se refiere a la destrucción del templo y a los eventos que acompañarían dicha catástrofe, “¿…y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” aborda un tema escatológico de más largo alcance –la pregunta de cómo la venida victoriosa de Cristo como el Mesías de Israel encaja dentro de todo el programa profético.

Como veremos en capítulos posteriores, las respuestas de Jesús por ningún motivo borraron todo el misterio de esas preguntas. La interpretación del discurso del Monte de los Olivos no es fácil de realizar. La historia registra que la destrucción literal del templo tuvo lugar en el año 70 d.C., cuando los ejércitos romanos bajo el mando de Tito dejaron desolada a la ciudad de Jerusalén. Los romanos atacaron al templo en particular, prendiendo fuego a las principales estructuras del templo las cuales se calentaron tanto, que las piedras del edificio se derrumbaron. Entonces removieron los escombros para poder extraer los metales preciosos y las gemas y el resto lo esparcieron en los valles de alrededor. Así que las palabras de Jesús respecto a la destrucción del templo, se cumplieron al pie de la letra. Ni una sola piedra quedó sobre otra piedra. Josefo dice que cuando el ejército romano terminó la tarea, el área del templo se veía como un desierto que nunca había sido habitado.

Muchas de las predicciones de Jesús acerca de la persecución y la aflicción parecen anticipar ese tiempo con una exactitud peculiar. Pero un examen más cercano a todo el discurso, revela que los aspectos más importantes de su profecía no se cumplieron con la destrucción de Jerusalén en el año 70. Estos elementos no cumplidos, incluyen su propia venida y la reunión de los escogidos descrita en los versículos 30 y 31 “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus Ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.

Nótese, además, que la gran tribulación que Cristo describió envuelve cataclismos y sufrimientos en una escala global y cósmica (vs.29,30) –no un holocausto local en Jerusalén solamente. Además, él expresamente predijo un tiempo de sufrimiento y miseria que sería único en toda la historia humana (v.21) –no como la destrucción de Jerusalén en el año 70, la cual, aunque significó una aflicción severa, sufrimiento y muerte para muchas personas en ese tiempo, ha sido superada por montones de calamidades y holocaustos mucho peores que tuvieron lugar en los siglos posteriores –incluyendo las ejecuciones sistemáticas de millones de judíos por parte de Hitler y Stalin en el siglo XX. La destrucción de Jerusalén fue, es verdad, un gran desastre, pero en ningún sentido puede decirse con exactitud que su destrucción por parte de los romanos cumplió la profecía de una “gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (v.21). Por lo tanto, aspectos importantes del discurso de Jesús claramente se espera su cumplimiento en el futuro.

La única conclusión razonable, es que las profecías de Jesús en Mateo 24 son como las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, las cuales hablan en un mismo versículo de eventos cercanos y lejanos en un mismo contexto. De hecho, tal conclusión parece ser inevitable si deseamos prevenir el error de aquellos que niegan el regreso corporal de Cristo. Después de todo, la destrucción del templo predicha en el v. 2 fue cumplida por el ejército romano en el año 70 d.C., pero las señales cósmicas que acompañan el regreso de Cristo descritas en los versículos 29-31 obviamente todavía pertenecen al futuro.

Además, algunas de las palabras de Jesús en el discurso de los Olivos, al igual que otros pasajes proféticos en la Escritura, parecen contener una clase de doble entendimiento escatológico en el cual, una profecía a primera vista parece cumplirse parcial o totalmente por un evento, pero un examen más de cerca revela que un cumplimiento más grande o más preciso, se encuentra todavía en el futuro.

En este mismo contexto, por ejemplo, Cristo menciona “la abominación desoladora, de que habló el profeta Daniel” (v.15). El se estaba refiriendo a Daniel 11:31 “Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora”. En su contexto histórico, la profecía de Daniel parece haber sido completamente cumplida por los eventos que tuvieron lugar bajo el reinado de Antioco Epífanes, un rey Seléucida que conquistó Jerusalén en el siglo segundo antes de Cristo, le puso un fin a los sacrificios judíos y profanó el templo al sacrificar una puerca sobre el altar y erigiendo una estatua de Zeus en el lugar santo. Esos eventos precipitaron la revuelta de los Macabeos, que ocurrió más de un siglo antes de Cristo. Pero aquí, claramente habló de “la abominación desoladora” como algo todavía futuro, una abominación que excedería aun la deliberada blasfemia de Antioco Epífanes. La “abominación desoladora” de la que habla Daniel debe referirse por lo tanto, a una abominación mucho mayor que la de Antioco la cual es todavía futura, pero que inicialmente parecía ser su cumplimiento.

De manera similar, las advertencias de Cristo acerca de los falsos Mesías, guerras, rumores de guerras, hambres, pestes y terremotos pudieran parecer predecir lo que ocurrió en una escala limitada durante la destrucción de Jerusalén en el año 70, pero muchas pistas a través de todo este contexto sugieren que el cumplimiento final y preciso de estas profecías todavía tendrán su cumplimiento en el futuro por medio de cataclismo que será mundial en vez de ser local, y que será apocalíptico en vez de meramente histórico.

¿Cuales son esas pistas? Por un lado, la pregunta más importante de los discípulos tenía que ver con “el fin del siglo” (v.3). Jesús mismo había usado la frase en dos de sus parábolas –la parábola de la cizaña (Mateo 13:39), y la parábola de la red (13:49). En ambos lugares El habló del juicio final de los malos. También usó la frase en la promesa que acompañaba su Gran Comisión: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Así que claramente era una referencia al fin de la era escatológica, no meramente de los eventos que conducirían a los últimos días del templo en Jerusalén.

Pero nótese también que las únicas afirmaciones explícitas de Cristo acerca de la destrucción del templo son las que se encuentran registradas en el v.2, en tanto que Jesús y los discípulos se estaban alejando del templo (v.1). En el mismo discurso de los Olivos no hace ninguna clara referencia a los eventos del año 70. Su respuesta entera es una respuesta extendida a la pregunta más importante respecto a las señales de su venida y del fin del siglo. Prácticamente ignorando su pregunta inicial, El no dijo nada respecto a cuando ocurriría la destrucción de Jerusalén. Esto se debe a que esos eventos realmente no pertenecían al fin del siglo. Ellos eran meramente un adelanto de un juicio mayor que acompañaría su propio regreso, escenas vistas de antemano de lo que sucederá en el futuro.

Los Preteristas objetan a esta interpretación del discurso del Monte de los Olivos. Ellos apuntan invariablemente a las palabras de Cristo en el v. 34 (“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”). Ellos insisten que esto demuestra que Cristo estaba hablando de eventos que tendrían lugar dentro de los próximos 40 años, lo cual significaría que los eventos del año 70 serían el cumplimientote estas profecías.

Pero si el versículo 34 debe ser entendido con tal literalismo, el resto del discurso debe ser espiritualizado o interpretado figurativamente para poder explicar como todas las profecías de Cristo pudieron ser cumplidas para el año 70 sin su regreso corporal a esta tierra.

Como hemos visto en la introducción de este libro, los hyper-preteristas manejan este dilema por medio de negar tajantemente el regreso corporal de Cristo, la resurrección de los muertos, y otras doctrinas cristianas vitales –todo porque ellos insisten en una interpretación demasiado literal de Mateo 24:34. La mayoría de los Preteristas toman una postura menos extremista evitando así herejías muy serias, pero ellos deben ultimadamente hacerlo por medio de reconocer que las profecías clave en el discurso de los Olivos son todavía futuras. Así que, en esencia, ellos ultimadamente se apartan y anulan el sentido estricto de Mateo 24:34 de todas maneras.

Parece más sensible y consistente, por lo tanto, tomar un acercamiento futurista con respecto al discurso de los Olivos –al interpretar el discurso completo como un cuadro profético de una “generación” [nota del traductor: que seguramente existirá cientos o tal vez miles de años después de que fue dicho el discurso] y de eventos que tendrán lugar mucho después de la destrucción de Jerusalén en el año 70. Estos eventos son los que precederán inmediatamente la venida de Cristo a establecer su reino y por tanto, son eventos que son todavía futuros aún hasta el día de hoy. Ese parece ser el sentido expresado por el pasaje mismo (vs.29-31), y es la interpretación que creo que el texto mismo demanda.

Traducido del inglés por: Daviel D’Paz