Saturday, September 26, 2009

Dos puntos de vista sobre Mateo 24: Kenneth Gentry vs. John MacArthur (2ª Parte)



GUERRAS Y RUMORES DE GUERRAS (Mateo 24:1-20)


Introducción

Mateo 24 es un texto bien conocido que nos habla de los grandes juicios proféticos. ¿Quien no ha oído de las “guerras y los rumores de guerras” (v.6); de los “falsos profetas” (v.11); de “perseverar hasta el fin” (v.13); de la “abominación desoladora” (v.15); de la “Gran Tribulación” (v.21); y de las “potencias de los cielos siendo conmovidas?” (v.29).

Por su mayor parte, el futurismo es el que controla el acercamiento popular a Mateo 24. El futurismo pone todos los eventos de Mateo 24 a miles de años del tiempo de Jesucristo, hasta nuestro propio futuro cercano. Esto es algo categóricamente erróneo por varias razones que fluyen del texto mismo.

El problema fundamental con el acercamiento futurista-Dispensacional a este pasaje es, una vez más, sus propios requerimientos teológicos muy peculiares. Los Dispensacionalistas se acercan a este pasaje con una predisposición teológica que le obstruye el paso a una exégesis contextual. Por ejemplo, mientras que acertadamente establecen la situación prevaleciente para poder entender las preguntas de los discípulos en Mateo 24:3, [Dwight] Pentecost comenta: “Recuerda, tal como se mencionó anteriormente, la escatología judía reconocía dos edades: la primera era el presente siglo….; y la segunda era el siglo venidero….Debemos notar que Jesús estaba revelando el programa profético para Jerusalén, la nación de Israel, y el pueblo de Israel. El no hizo referencia a la iglesia o al programa profético para la iglesia….Debido a su contexto judío, esta porción de las Escrituras debe ser interpretada con referencia a Israel y no a la iglesia” (J. Dwight Pentecost, Thy Kingdom Come, 248,249).

Pentecost está en lo correcto al observar que el pasaje debe referirse a Israel –eso es inescapable. Pero solo una separación de instituciones (Israel/iglesia) y de edades (la edad de la iglesia/la tribulación) requieren de una dilación profética para un remanente judío que va a vivir miles de años después de aquellos que estaban haciendo las preguntas. En un importante sentido, todo el evangelio de Mateo proporciona en gran detalle el fracaso de Israel en el primer siglo. A pesar de lo que afirma Pentecost, la prevaleciente dirección de Mateo prepara al lector para el discurso del Monte de los Olivos, el cual delinea las reflexiones de un Dios santo en contra de la generación que crucificó a su Hijo. Consideremos la manera en la que esto se hace.

Estableciendo el contexto

Después de haber escrito sobre el nacimiento de Cristo, el registro histórico de Mateo omite la respuesta positiva de los judíos a su nacimiento, la cual encontramos en Lucas. Mateo escoge en su lugar mencionar a los magos gentiles viniendo a Jesús y la resistencia del gobierno judío hacia Él. (2:1ss). Después, su atención se vuelve hacia Juan el Bautista y su mensaje a Israel sobre el inminente juicio (3:8-12). Después de la tentación de Cristo (4:1-11) la historia continúa con el ministerio de Jesús en “Galilea de los gentiles” (4:12-17). Una fuerte corriente de antipatía hacia Israel fluye aquí. El registro completo de Mateo sobre el discurso de Cristo trata sobre la corrupción de Israel a la Ley (5:17-48), la hipocresía de los líderes de Israel (6:1-18), y el contraste de sus propias enseñanzas con aquellas de los escribas judíos y las de los religiosos fariseos (7:13-29). Entonces establece ante sus lectores la petición de sanidad por parte del centurión gentil (8:5-13), al que Jesús le responde: “Ni aún en Israel he hallado tanta fe” (8:10). En ese contexto, él amenaza a “los hijos del reino” (los judíos) con echarlos fuera (8:11,12). También registra una advertencia de un gran juicio sobre Israel (11:20-24) el cual eventualmente conduce a los gobernantes religiosos a afirmar que Jesús es un ayudante de Satanás (12:24). Saltando un poco hacia delante, Mateo escribe que Cristo advierte del “reino de Dios siendo quitado” de Israel y dado a los gentiles (21:33-45).

Por último, leemos lo que Cristo mencionó respecto a lo que vendría sobre los líderes espirituales de Israel (23:1ss), observando que ellos debían “llenar la medida de la culpa” de sus padres (23:32) pues “todas estas cosas vendrán sobre esta generación” (23:36). Mateo muestra a Cristo llorando sobre Jerusalén, advirtiendo que su habitación sería dejada “desierta” (23:37,38).

Así, con un solo propósito al presentar su evangelio, Mateo esboza la deprimente condición espiritual de Israel y provee una revelación del castigo que se acercaba. Esta información encaja muy bien con el juicio de año 70 d.C., y parece anticipar alguna clase de recuento al respecto. ¿Quién puede negar que Mateo 23, el cual introduce a Mateo 24 se relaciona con un inminente juicio sobre el Israel del primer siglo? Aún el mismo Pentecost correctamente reconoce de Mateo 23 que “Cristo estaba prediciendo vívidamente la futura destrucción de Jerusalén por parte de Tito…en al año 70” (op. cit).

El contexto más cercano

Habiendo realizado un recorrido a través de Mateo a grandes pasos, ahora entramos cautelosamente al capítulo 24. Respecto a Mateo 24 cuando es visto en el contexto de Mateo 23, aún el mismo Pentecost admite que “el discurso es dado teniendo en mente el rechazo del Mesías y la imposición de la ceguera judicial sobre la nación”. (Pentecost, Things to Come: A study in Biblical Eschatology [1958] p. 276). Ahora es cuando comienza el problema.

Después que Jesús sale del templo leemos que “se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”. Entonces sus discípulos le preguntan: “¿Dinos, ¿Cuándo serán estas cosas y que señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” (Mateo 24:1-3).

En este punto, Pentecost asevera que existe una omisión en el registro de Mateo: “La respuesta a la primer pregunta no es registrada por Mateo, pero es dada en Lucas 21:20-24”. Él argumenta que es en Lucas 21:20-24 en donde leemos “la porción del discurso [que] tiene que ver con la destrucción de Jerusalén bajo el mando de Tito en el año 70 d.C”. Las próximas dos preguntas (la cual es en realidad solo una) son las que le conciernen a Mateo, afirma él: “El pasaje entero en Mateo 24 y 25 fue escrito para contestar esta pregunta respecto a las señales de la venida del Mesías [e.d. el rapto], el cual terminará la era actual” (op.cit.).

Al igual que en Daniel 9, esta teoría del paréntesis o intervalo funciona como un deus ex machina para salvar al sistema Dispensacional; y trae confusión a un contexto bastante armonioso. A pesar de su patente rareza, esta es la interpretación estándar Dispensacionalista: Pentecost repite esto en su libro más reciente, así como Wiersbe, Walvoord, Barbieri y otros. Unos pocos Dispensacionalistas, sin embargo, reconocen la dificultad de este punto de vista y se encuentran perfilándose hacia una comprensión más preterista (cumplimiento en el pasado). David L. Turner escribe: “La manera en la que los Dispensacionalistas han abordado tradicionalmente esta sección es muy débil en varios frentes….Los Dispensacionalistas contemporáneos deberían re-examinar esta área de la exégesis del Nuevo Testamento” (David L. Turner, “The Structure and Sequence of Matthew 24:1-42: Interactions with Evangelical Treatments” Grace Theological Journal 10:1 (Spring, 1989); 7, Turner llama a su postura “Un punto de vista futurista-preterista”, 26.) “Debe concluirse que el punto de vista futurista, sostenido por los Dispensacionalistas tradicionales, no es convincente. No aborda satisfactoriamente el énfasis contextual sobre la destrucción de Jerusalén….” (op.cit). Turner da en el clavo: el problema para el punto de vista Dispensacional es el contexto exegético, el cual es anulado por sus peculiares requerimientos teológicos.

Con toda la preparación para el juicio inminente sobre Israel en su largo record, ¿Por qué razón Mateo pasaría por alto la importante pregunta de los discípulos? Especialmente cuando Mateo registra la escena que ellos vieron cuando Cristo lloró sobre Jerusalén (23:37), cuando le escucharon decir que el Templo quedaría desierto (23:38), y juntos le mostraron los hermosos edificios del templo (24:1). Esto es especialmente problemático debido a que sus preguntas son realizadas debido a las afirmaciones de Cristo en 24:2, y debido a que ellos deberían preparar a los creyentes para poder sobrevivir a través del holocausto del año 70, el cual literalmente ocurrió (ver, Josefo, Guerra de los judios 7:1:1,7).


Traducido del ingles por: Daviel D’Paz

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